el beso del ángel

Opinión:

Si de algo no cabe la menor duda después de leer El beso del ángel  es de que Irene Gracia despliega en su novela el uso de una portentosa imaginación que le permite afrontar una tarea, en mi opinión, nada sencilla: narrar la vida eterna de un ángel en diferentes tramos de la Historia, intentando dotar de verosimilitud la relación que mantiene en esos periodos y en lugares muy diversos con diferentes humanos. Creo que ese es el mayor logro y desde luego el aspecto que más me ha interesado de este libro, que explora la fascinante figura del ángel, dotada de una naturaleza híbrida y poseedora de uno de los dones más codiciados por el hombre: la capacidad para volar que asemeja al ser angélico a la divinidad.

La Pompeya clásica, una Venecia depravada y renacentista, la Segovia negra de la Inquisición o el París bohemio contemporáneo, son algunos de los espacios geográficos por los que transita Adanel, el misterioso ángel que embrujará, entre otros personajes, a la pitonisa Apolina, al joven discípulo de Leonardo o a la delicada y mística Thérèse Fuler. Irene Gracia construye con su particular estilo, pictórico en  el cromatismo y la plasticidad de las imágenes, ese extenso periplo iniciado por Adanel en el origen del mundo, incidiendo en la relación del ángel primitivo con la historia de las religiones pero también en su indudable erotismo y en el significado simbólico de sus alas, como elementos que lo acercan a Dios y lo elevan por encima de los hombres.

Patricia Esteban Erlés