Theodore Boone 1. Joven abogado

Opinión:

John Grisham  es sin lugar a dudas uno de los novelistas actuales de mayor éxito y sin duda el mejor cuando se trata de thriller judiciales.

La presente obra está en principio dirigida al mundo juvenil pues su principal protagonista es un niño, aunque no tengo claro si eso lo hace acreedor de tal condición. Creo que cualquier adulto - entre los que me incluyo - disfrutará enormemente este libro.

La manera de narrar del autor es muy brillante, introduciéndonos poco a poco en la misma y generando una intriga que hace imposible dejar de leer, lo que conduce a que sus libros a pesar de su tamaño se lean en poco tiempo. Este no es distinto y se incluye en la larga lista de brillantes relatos del autor, y no caerá en el olvido.

Es cierto que quizás la trama de esta obra no llegue a la profundidad y complejidad de algunas de las del autor, por ejemplo la trampa o la apelación, pero sin duda tiene todo el sello del autor y garantiza entretenimiento, divertimiento y conocimiento.

Precisamente el autor tiene entre sus ideas que los lectores se informen del mundo judicial, en este caso los que disfrutamos o padecemos un sistema judicial tan distinto, nos resulta tremendamente atractivo pues no existe otra manera de conocer cómo funciona, sino de la lectura de obras de abogados profesionales que nos cuenten cómo se trabaja allí. Algo mucho más real que la visión de películas que en muchas ocasiones desvirtúan la realidad.

El único pero que podría ponerse al libro - si fuera preciso- es que el protagonista a pesar de sus trece años es todo un experto y casi un superdotado judicial, lo cual parece algo ciertamente irreal, pero quizás sea precisamente una licencia de Grisham para dirigir la obra a los más jóvenes.

Sin lugar a dudas no hay mejor manera para introducirse en el mundo juvenil, que una novela con los mismos ingredientes que sus mejores obras para mayores y que incluso en algunos aspectos se diría nada diferente.

Para los enamorados del thriller judicial y para seguidores de John Grisham, que son ciertamente muchos. 
  
Raúl Borondo García