la tribu maldita

Opinión:

La tribu maldita   es la segunda novela de Víctor Fernández tras La conspiración de Yuste (La Esfera de los Libros, 2008) y nos habla, por primera vez de forma novelada por un autor español, de nuestros antecesores humanos. Más concretamente, Víctor convierte en personajes de novela con sus nombres y su carácter, sus pasiones y sus miedos, a los cráneos y restos de homínidos encontrados en la sima de Atapuerca y que, sin él, continuarían siendo conocidos como Cráneo 1 o Cráneo 5.
 
Dotar de humanidad a unos sapiens de hace 400.000 años no es nada sencillo, como tampoco lo es el ingente trabajo de documentación que ha tenido que llevar a cabo el autor para recrear un mundo del pasado… tan pasado.
 
El estilo de la obra es pulido, sin errores graves, muy formal, a veces, incluso, de “cátedra”; y también muy descriptivo, lo que puede generar cierta confusión en el lector por la amplitud de las descripciones que, inevitablemente, le conducen a perderse en detalles. Darle un toque de atención a Víctor por cuanto abusa de los adjetivos. ¿Qué escritor decía que un buen nombre suple a varios adjetivos?
 
Un punto a favor del autor es encontrarse con la dificultad añadida de la falta de diálogos. En una novela cuyos protagonistas no disponen de un lenguaje como nosotros, hacerles partícipes de largos diálogos parecería irreal. Aunque esta carencia no es total, ya que nuestros antepasados se comunican en la novela con unos limitados gruñidos. Gruñidos, por otra parte, que Víctor ha trabajado para crear un pequeño lenguaje (falso pero posible) de casi una cincuentena de sonidos que conforman un lenguaje primitivo.
 
Esta falta de lenguaje supone un hándicap a la hora de escribir una novela ya que los diálogos suponen para el autor y para el lector un respiro en la narración. Quitarme el sombrero ante Víctor que ha sabido suplir con creces este problema.
 
Sin embargo, el mismo problema de la carencia de un lenguaje capaz de comunicar pensamientos complejos, le ha servido de límite al autor; un límite que a veces no se ha resistido en traspasar y, así, pone en la cabeza de sus personajes, pensamientos demasiados complejos para “almas tan sencillas”.
 
Víctor Fernández Correas ha escrito una segunda novela casi redonda, de una época histórica que no suele ficcionarse y lo ha hecho con una narración segura, un poco desapegada y con algunos errores menores que seguro veremos corregidos en sus siguientes obras. Un autor al que merece la pena seguir la pista.
 
Gemma Nieto