el año sombrío

Opinión:

En esta novela, la acción se desarrolla en una pequeña comunidad de Long Island, en los años sesenta, y los protagonistas son tres hermanos, dos chicos y una niña. El mediano es quien narra en primera persona la historia de aquel año sombrío que comenzó un verano, cuando un mirón apareció por el barrio y comenzó a asustar a los vecinos.
 
Los niños deciden encargarse de investigar los hechos, como detectives aficionados, y sin darse cuenta descubren más cosas de las que quisieran, como la presencia sospechosa de un hombre ataviado con una gabardina blanca y un sombrero del mismo color que deambula por las noches en su automóvil. Una atmósfera con un punto siniestro que el autor trabaja muy bien.
 
La hermana pequeña, Mary, parece poseer una especie de don para preveer dónde aparecerá de nuevo el extraño personaje, ubicándolo en una maqueta del barrio que tienen en el sótano. Esos toques de realismo mágico, y algunos más que no voy a desvelar, consiguen que ésta sea una historia diferente, cargada de imágenes con mucha fuerza.
 
Con una madre alcohólica y un padre que trabaja demasiado, los tres hermanos disponen de mucho tiempo libre para dedicarse a sus pesquisas, que alcanzan cotas realmente peligrosas.
 
Las novelas protagonizadas por niños siempre tienen una atmósfera especial. Nada de lo que les sucede es irrelevante, da igual que se trate de un misterio o de preparar un trabajo para el colegio. Todo está sobredimensionado y cualquier explicación, por absurda que pueda parecerle a un adulto, tiene su lógica y su razón de ser. Esa ingenuidad y esa frescura son lo que termina conquistando al lector, y eso es exactamente lo que consigue Jeffrey Ford con su novela.
 
Una prosa fluida, ligera, y un poco de sentido del humor son las herramientas de las que el autor se sirve para encandilarnos con sus personajes y con las situaciones en las que los coloca, en una historia totalmente cautivadora. 
 
Pilar Alonso Márquez