la magia de la realidad

Opinión:

Pequeña historia de la ciencia  es por sí solo un libro de coleccionista, cuenta con maravillosas ilustraciones de Dave McKean que no solo embellecen la obra si no que también sirven de punto de anclaje y de explicación visual al texto de Richard Dawkins.
 
Además, su público abarca un amplio abanico, desde los más jóvenes hasta personas de cualquier edad. Eso lo hace posible su forma de plantear las principales cuestiones de la ciencia y su manera de resolver esas cuestiones. No es necesario tener ninguna base científica para entender este libro. Quizá la obra constituya, en sí misma, la propia base científica necesaria para saber por qué suceden las cosas que continuamente nos asaltan a nuestro alrededor: un rayo de luz, una erupción volcánica, un arco iris, una enfermedad… 
 
Richard Dawkins comienza explicándonos que la realidad en sí misma es mágica; que, cuanto más la conocemos, más nos maravilla y que no es necesario recurrir a folclores tradicionales o religiosos para explicarla con mitos. En este punto resulta un poco insistente, algo que en España carece de lógica pero que, en los países angloparlantes no es una cuestión tan baladí por haberse extendido una corriente de pensamiento que trata de equiparar la ciencia con la religión (creacionismo versus evolución) y poner las dos a la misma altura. Está muy bien creer en un dios, pero no está bien “engatusar” a las generaciones venideras haciéndoles creer que sus mitos religiosos fueron los que originaron y explican el mundo.
 
Por fortuna, esto es algo que aquí ni siquiera nos planteamos aunque tengamos ideas religiosas fuertemente asentadas en nuestro imaginario. Una cosa es que Adán y Eva comieran la manzana prohibida y fueran expulsados del paraíso y otra cosa, bien distinta, es que la gente piense que así fue en realidad cómo “nació” y se desarrolló la especie humana.
 
Un libro de cabecera apto para todos los públicos con el que cualquier interesado en la ciencia, aunque disponga de conocimientos mínimos, podrá consultar y con la que podrá redimirse definitivamente de su ignorancia científica.
 
Gemma Nieto