Los siete secretos del mundo olvidado

Opinión:

Magnus Dagon es el pseudónimo utilizado por Miguel Ángel López Muñoz para firmar su última obra de ciencia ficción.
 
No puedo negarle una cierta originalidad en las ideas, ni que decidí leer su libro porque me atraía sobremanera saber cuáles eran esas siete maravillas de nuestro mundo que, dentro de muchos siglos, constituirían la nueva piedra Rosetta de los historiadores.
 
Magnus Dagon cuenta con una imaginación desbordante y se aprecia en su prosa que ha leído mucha literatura de género. Sin embargo, la narración contiene elementos que sería necesario pulir. Son más de carácter estilístico y formal que propios de la historia. Al principio supuse que era un autor novel hasta que indagué por la red y descubrí que tiene numerosos relatos cortos publicados en revistas especializadas, así como que ha sido el afortunado ganador de unos cuantos premios literarios.
 
Estos dos hechos, quizá le hagan merecedor de una crítica más dura, ya que con una larga trayectoria a sus espaldas, hay facetas estilísticas y literarias que un autor no debe descuidar.
 
Como he comentado, logra recrear un mundo de ficción en un futuro muy lejano. Y eso no debe de ser nada fácil porque hay que tener en cuenta muchas variables; no obstante, le falta afinar el aspecto literario. En líneas generales, debería de haber redondeado el relato para que no perdiese credibilidad a medida que avanzaba la redacción. Tampoco maneja muy bien los tiempos psicológicos y sus personajes parecen perdidos sin acabar de definirse correctamente. Sin embargo, sabe conferir un toque filosófico al protagonista, muy al estilo de los detectives de novela negra que están de vuelta de todo, que me ha agradado considerablemente.
 
Las contradicciones y los sinsentidos es lo que hacen más vulnerable a esta obra (sirva a modo de ejemplo: ¿una tienda de souvenirs caros en los barrios bajos de una ciudad?) que, junto a mi consideración de que se saca demasiados "conejos de la chistera" para que sus personajes salgan de situaciones comprometidas, hacen que la novela pierda cierta credibilidad.
 
A destacar, por meritorio, sus diálogos, muy bien montados, y algunas sentencias y reflexiones que salpican la obra. Lo que me hace pensar que, con tesón, logrará dominar el oficio y nos sorprenderá en un futuro con narraciones de gran poder narrativo.
 
En resumen, considero que Magnus Dagon tiene mano para escribir pero también creo que aún le falta recorrer un largo camino para estar a la altura de los grandes en su género: Orson Scott Card, Gentri Lee…
 
Para la editorial: cuidado con las correcciones: "escavar" (página 138) y algunas frases sin sentido a lo largo de la obra. Fantástico diseño de cubierta, mis felicitaciones para el diseñador. No obstante, hubiera resultado una lectura más cómoda si hubieran ampliado los márgenes de la página y si los renglones se hubiesen dispuesto con un poco más de interlineado.

Gemma Nieto