las alcobas clandestinas

Opinión:

Para ser sincera, las partes que más he disfrutado se refieren a la historia más antigua de nuestra corona española ¿Por qué? Porque en aquellas épocas casi podía decirse que todo estaba permitido: ser bastardo no era del todo malo, te criaban en palacio seguramente aunque te amamantara otra señora que no fuera tu madre, o te llevaban con ella a vivir mejor de lo que podías permitirte. El libro está lleno de anécdotas en este sentido. De bastardos está lleno el mundo, pero con este libro he llegado a la conclusión de que cualquiera de nosotros, humildes pobladores del vulgo español (y también del extranjero, para qué negarlo) podríamos ser descendientes de reyes borbones. Y es que eran, en su mayoría, unos mujeriegos impenitentes. Otros u otras, simplemente, se buscaron amores que sí les daban lo que necesitaban; hay que recordar que hablamos de épocas en las que los matrimonios eran de conveniencia. Hasta las bodas de Elena, Cristina y Felipe de Borbón, prácticamente todos los matrimonios lo han sido.

Pero vayamos a la crítica real del libro: Josep Carles Clemente, autor también del libro “El pecado original de la familia Real española”, se basa en datos históricos para darnos a conocer quién se acostaba con quién y por qué, recurriendo a una amplia biografía en la que las frases lapidarias o divertidas ni siquiera salen de su puño y letra, si no de las propias declaraciones de quienes las dijeron en su momento. Y toda esa parte, lo reconozco, me ha interesado bastante porque aparte de asombrarme me han divertido.

Ahora bien, cuando llegamos a la época más contemporánea, esa que conocemos los que estamos todavía vivitos y coleando coincidiendo con la salida del libro, la cosa cambia un poco. Aquí ya hay algo más del autor, frases más suyas, más personales, opiniones y críticas e incluso partidismo.

Cuando llegamos a nuestra época actual una certeza con pocas dudas queda en tu mente: después de lo leído sobre los nobles, reyes, infantes, maridos de, amantes de, posibles de, y, por supuesto, bastardos y prensa rosa, apenas queda duda de que Josep Carles Clemente podría ser juancarlista (a pesar de los bastardos). Sobre todo cuando al rey lo trata con el respeto que no recibe el resto de personajes históricos que habitan las líneas de su libro. Eso o teme represalias :)

Especial encono es el que muestra en sus palabras y sentencias contra ese ser que no parece caer bien a nadie llamado Leandro de Borbón para acortar, que se pasea por la prensa rosa, y que ha conseguido ser reconocido como hijo bastardo de Alfonso XIII. No digo que no deba ni pueda mostrar su animadversión hacia este personaje, sin embargo la línea informativa a la par que divertida que lleva en todo el libro se rompe con él (tampoco parece tenerle aprecio a Luis Alfonso de Borbón). Del mismo modo, el respeto hacia don Juan Carlos de Borbón (aquí sale hasta Angel Cristo) con el que no bromea ni desprecia de ninguna manera (aunque ¡ojo! sí informa de sus “escarceos”), rompe esta nueva tónica, y puede decirse que casi parece más importante Jaime Peñafiel que el propio rey en algún momento dado. Pero bueno, es que el hombre –hablo del rey- cae bien hasta los que no somos monárquicos, por lo campechano, y como nos cae bien doña Sofía, pues tampoco vamos a fastidiarla a ella, que bastante tiene ya.

Sin duda un ensayo interesante, divertido (ha habido momentos en que me he reído, no miento) e ideal para quien quiera conocer quién se acostó con quién, si tuvo hijos bastardos, quiénes fueron sus amantes, quiénes eran los más ardorosos en la cama y quiénes los más abúlicos, si eran de una esquina u otra, o de ambas, y algunas anécdotas de lo más divertidas, llenas de personajes históricos que unos y otros conocemos por distintas razones (algunos nombres o apellidos más: Tudor, Sajonia, Saboya, Napoleón, Borbón-Dos Sicilias, Harto, Licer… sí, hasta el conde Lecquio.)

Anika Lillo