Anika entre libros

Esperando a los bárbaros

Ficha realizada por: Daniel González Irala
Esperando a los bárbaros

Título: Esperando a los bárbaros
Título Original: (Waiting for the Barbarians)
Autor: J. M. Coetzee
Editorial: Mondadori
Colección: Literatura


Copyright:

© J. M. Coetzee

© Random House Mondadori, 2004

Acceso ISBN edición bolsillo

ISBN: 9788497593359
Tapa: Blanda
Etiquetas: crítica social novela Sudáfrica racismo literatura sudafricana literatura australiana militares supervivencia
Nº de páginas: 208

Argumento:

Novela de denuncia moral y social del Premio Nobel sudafricano que pergeña desde la voz de un funcionario magistrado de su país, que actúa como narrador testigo la miseria y situación desesperada de acoso y muerte que viven primero las minorías raciales negras y luego los que se atreven a pensar de distinta forma que la clase militar y poderosa preponderante.

 

Opinión:

 

Contada de un modo descriptivo en cuanto a acciones y pensamientos y con una aparente sencillez de forma o estilo en la escritura, tiene este funcionario puntos en común con el profesor de Universidad de "Desgracia" en tanto en cuanto se ve movido a actuar por sus apetitos o deseos naturales, la diferencia estriba en que en "Desgracia" estos apetitos, confrontados de forma igualmente kafkiana con los resortes de la estructura social, parecen más bastardos, siendo aquí el objetivo mismo la defensa contra la injusticia y la opresión no en aras de alcanzar divinidad alguna, sino de sentirse algo más humano. Son muchas las veces, aún así, en que el magistrado trata de no verse como un héroe y de no justificar su conducta más que desde la necesidad de ayudar; todo planteamiento que tenga que ver con la anarquía no le identifica y como servidor de su país siente sus raíces patrióticas unidas a la defensa de un régimen que, en principio, no descalifica en sí mismo. Son, pues, las personas las que cometen actos deplorables o elogiosos, eso es lo que el lector saca como conclusión y si alguna vez pudiéramos ver que tiene ojeriza sobre un coronel, es con el ánimo de hacerle recapacitar e intentar ayudarle a que se ponga en el lugar de los oprimidos, cosa que por supuesto no sucederá.

Así pues, entre la indolencia y la aserción el viejo magistrado es más un inconformista que un rebelde que se ve impelido a acoger en su casa a una niña perseguida y herida con la que no duda en cohabitar y practicar sexo, no sabemos muy bien si queriendo aprovecharse de su debilidad y cortesía; su belleza, de alguna forma, la cautiva y le hace concienciarse con una realidad que presentada de otra forma pudiera parecer molesta. En cualquier caso y dado que representa intereses bastardos en su trabajo, trata de tomar como opción el llevar a la criatura junto a su pueblo, pero el camino de salida una vez eres un perseguido, no parece dar tregua. En esta dura y árida travesía le acompañará también un chico que tiene heridas de metralla en una pierna al que insiste que se cure por menos tiempo que le quede para huir. El tiempo pasa de una manera casi invisible y el magistrado se convierte en un haraposo, hambriento y sediento tipejo que es identificado como traidor enemigo por los suyos, cuando no ha hecho realmente nada que le inculpe o no al menos que tenga que ver con su trabajo.

El acto social por el que es identificado por los bárbaros militares como desertor de su causa (idea que cuando él es inculpado ni siquiera comparte) hace que su realidad se aligere de peso y como lo que le hace sentirse libre y feliz es ayudar a este par de muchachos, nada más egoístamente solidario desde el capitalismo y la ideología que se ha forjado de forma coherente, que el seguir haciéndolo. Lo único que ocurre es que descubre que detrás de tan sencillo planteamiento, todo un mundo se le desmorona y ya su lucha no es ideológica, sino de supervivencia. Si antes su narración trataba de justificarse por la crítica o autocrítica, ahora sólo quiere trascender como poeta de causas perdidas y empieza a contemplar su carrera literaria desde lo más hondo de la vida, sabiendo que se ha convertido como los a priori protegidos, en carne de cañón.

Bella y comprometida novela que, resultando difícil de explicar, es de gran necesidad, pues personajes metidos en batallas insignificantes y dadas por todos por perdidas los he visto más en la vida real que en la ficción y además Coetzee trata de una forma sumamente respetuosa a su personaje, como si realmente fuese él mismo, lo que a su vez hace empalizar al lector con el espíritu que pretende transmitir.

Daniel González Irala

 

 

 

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

¿Te ha gustado? Compártelo:

Comentario de los lectores:

Publicidad
Anika entre libros
Actividad subvencionada por el Ministerio de Cultura
Ministerio de cultura

Esta web utiliza cookies para obtener datos estadísticos de la navegación de sus usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Más información X Cerrar