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Opinión:

No es desconocido para nadie la cantidad de muertes sin sentido que han tenido lugar durante la posguerra, por el solo hecho de querer saciar la sed de sangre contra un enemigo ya derrotado, aunque aún no extinto.
 
Muchos ciudadanos han muerto bajo los designios de la ley, pero fruto de una barbarie imparable producida por el odio, el rencor y la envidia. Fue un periodo de locura, donde nadie podía confiar en nadie, en el que el padre delataba al hijo, el hijo al padre, los hermanos se denunciaban entre sí y ya no digamos lo que harían los “supuestos” amigos de la infancia. La frase más popular del momento era: “O estás con nosostros o estás contra nosotros”.
 
Juan Bosco nos retrata todo este continuo sinvivir con una maestría inigualable. Maneja con mucha destreza tanto las situaciones de tensión, como los sórdidos interrogatorios. Es imposible no trasladarse a la época y al momento que nos narra. Gracias a un lenguaje claro, fluido y que huye de términos rocambolescos nos introducimos en la vida de la gente humilde que sólo anhela huir del terror. El lenguaje que utilizan los personajes es de lo más natural, propio de cualquier persona, en ocasiones llano y con simplezas pero es la forma natural de hablar, incluso los señoritos alguna que otra vez utilizan palabras mal sonantes, no son tan eruditos como en otras novelas nos pretenden hacer creer.
 
El estilo de novela es muy ágil y el ritmo es intrépido, no deja descansar ni un momento, porque cuando parece que da un respiro es que algo va a pasar que nos sorprenderá.
 
Una de las sorpresas nos la depara el inicio de la novela que se basa en un hecho real: el intento de atentado contra Franco ocurrido en la villa antes del  golpe de Estado. Un atentado que falló por poco. Este hecho tan desconocido para muchos, pudo haber cambiado drásticamente la historia de España, para bien o para mal. Se mire por donde se mire eso nunca lo sabremos.
 
El lado más tierno o romántico está protagonizado por la historia de amor imposible entre Lucas y Rosa Pastrana, la hija del todopoderoso Luis Pastrana, quien parece gobernar la isla a su antojo con mano de hierro y con una pavorosa obsesión por demostrar que es el mayor de los adeptos al régimen. Este amor que se vive en la distancia, a través de la mirada y sabiendo que nunca podrá materializarse es la parte más humana y frágil de la novela. Representa la esperanza en un futuro cada vez más sombrío, pero por el que merece la pena luchar. Lucas y Rosa intentarán luchar por salvar su integridad moral y por salvar las vidas de todas aquellas personas que ya están sentenciadas.
 
Lucas representa a una parte de la Iglesia que no está conforme con lo que está sucediendo. Ve como el resto de miembros de la curia se doblegan ante el terror para asegurar las riquezas y una vida de bonanza. Sus protestas y su forma de predicar le traerán graves problemas en esta España que resurge de la guerra.
 
Rosa Pastrana representa al miembro de la nobleza más sensibilizado con los problemas de sus vecinos. Alejada de sus padres por su esnobismo, se encierra en la lectura y en la pintura hasta que conoce a Lucas, en quien encuentra un alma como la suya. 
  
Con esta novela, Juan Bosco ha conseguido que disfrutemos de una parte oscura de la historia, en la que introduce una gran dosis de suspense y un pequeño hilo romántico. Una historia que gustará a los amantes de los tres géneros.

Mila L. Castelo