Amores inciertos

Opinión:

Xavier Borrell es crítico literario en el programa Llegir en cas d'incendi (Radio Cornellá, 104.6 FM), hace unos años escribió su opera prima "Amores inciertos" (que en un principio se iba a publicar en catalán bajo el título de "Relacions Ambigües") pero una serie de sucesos que podríamos calificar como gafados, impidieron que viera la luz. Tras varios intentos fallidos y una gran dosis de autoconfianza y persistencia, Borrell consiguió llamar la atención de una pequeña editorial dispuesta a publicar su novela.

Así llega ahora a sus manos "Amores inciertos", una novela que, a pesar de lo que sugiera el explícito título, no habla tanto del amor sino del deseo como motor. El protagonista, Pedro, es un hombre que se deja llevar constantemente por sus impulsos más primarios y que se enamora  y desenamora con mucha facilidad en el momento en el que encuentra otro objeto de deseo. De esta forma, pasamos de María a África y de ésta a Montse, un personaje que adquiere mucho protagonismo y que encarna a la perfecta femme-fatale, una mujer que no hace más que confundir a Pedro y llevarle, como suele decirse, por el mal camino.

"Amores inciertos" es una reflexión sobre el amor, el deseo, las elecciones que debemos tomar y que marcan nuestro camino, la infidelidad, la vida rural, el (in)conformismo, el peligro de las drogas y, ante todo, del destino. Las intenciones del escritor son buenas, la historia es atractiva y los personajes son interesantes, aunque quizá se eche en falta un poco más de profundidad psicológica en algunos de ellos ya que se me antojan un tanto contradictorios. Pero también hay una serie de peros: la edición peca de ser poco cuidada, ya que en numerosas páginas encontramos faltas de ortografía imperdonables, guiones de diálogos en lugares erróneos, signos de puntuación y exclamación mal colocados, etc. Al mismo tiempo, el autor apuesta por un estilo directo y conciso que en algunas ocasiones no acaba de funcionar, como el hecho de que al lector le dé la sensación de que algunos diálogos se podrían haber trabajado más. No obstante, probablemente sean errores típicos de una ópera prima y, teniendo en cuenta el tesón de Xavier Borrell  y su amplia cultura literaria, habrá que seguirle la pista muy de cerca. Como colofón final, no se pierdan el divertido, mordaz e irónico prólogo que escribe el periodista y amigo de esta casa Manel Haro. No les dejará indiferente.

Patricia Tena