los pequeños caballos del viento

Opinión:

Veo siempre en los cuentos orientales –en este caso sobre la cultura tibetana y el budismo- algo especial que los diferencia de los europeos: sus creencias, la magia en la fe y también, cómo no, el terror, pues están muy arraigados los demonios, y aquí sale uno de ellos pero nuestra protagonista, Dolma, se salvará de él.
 
Lo que nos deja este cuento son varias cosas: el amor por la familia, los sacrificios que haríamos por ellos, creer en los milagros, la fe, y las aventuras, por supuesto. Mientras Dolma viaja con su yak, soñará con Buda, será ayudada por un bharal (típica cabra de la zona), se salvará de un demonio disfrazado de monje, pasará un frío terrible, y a cambio de algo de comida será ayudada nuevamente por otro animal, esta vez un caballo. Y es que en este cuento, como en las fábulas, la niña habla con los animales.
 
Además hay unas cuantas cosas típicas del Tíbet, como el nombrado bharal, el yak, Buda, la tsampa, el chorten o stupa, y por supuesto los caballos del viento, y como los papás somos muy listos miraremos primero la última página donde algunas de estas palabrejas están explicadas y así podremos decirle a nuestros hijos qué son cada cosa conforme aparezcan en el libro.
 
La sonrisa que vemos en la penúltima página, de la madre de Dolma, da a entender que el sacrificio de la niña no ha sido en vano, así que tiene un final feliz que se agradece y emociona, porque el tema en principio es triste.
 
Anika Lillo