Anika entre libros

desgraciadamente, philip k. dick ha muerto

Ficha realizada por: Joseph B Macgregor

Título: desgraciadamente, philip k. dick ha muerto
Título Original: (philip k. dick is dead, alas, 1987)
Autor: Michael Bishop
Editorial: La Factoría de Ideas


Copyright: 1ª Edición Factoría de Ideas: enero de 2009
Traducción de María Sánchez Salvador ISBN: 978-84-9800-441-0
Etiquetas: autores ciencia ficción escritores estadounidenses literatura americana literatura estadounidense literatura norteamericana norteamericanos sci fi scifi sci-fi

Argumento:

Año 1982. Estados Unidos se ha convertido en un Imperio dictatorial y restrictivo gobernado por King Richard (Nixon).

La noticia del día es que Philip K. Dick ha fallecido inesperadamente a los 53 años, en California, víctima de una apoplejía. Carl Pickford, cowboy hippy y trasnochado, que trabaja en El Emporio de Mascotas “El Cachorro Feliz”, no puede superar la muerte de su ídolo. Lia, la esposa de Carl trabaja como psicóloga en una consulta que no funciona demasiado bien. Uno de sus nuevos pacientes, es un hombre misterioso que dice haber perdido la memoria. Todos los datos parecen apuntar a que se trata de Philip K. Dick, algo que llena de alegría a su marido que hasta ese momento se encontraba absolutamente deprimido. Pero ¿cómo es posible que su autor preferido haya vuelto a la vida? El nuevo Dick quiere que la doctora le cure su amnesia primero. Después debe ayudarlo a que el mundo mejor destruya al malo.

Simultáneamente, en la base lunar norteamericana Von Braunville se está produciendo una misteriosa ola de suicidios. Comienza entonces una suerte de thriller policiaco, no exento de elementos fantásticos, dramáticos y surrealistas, y sobre todo humor, que culmina en un fatídico enfrentamiento entre Dick, Carl y el mismísimo Nixon en la Luna.

Este libro fue publicado en España con el título “La Ascensión Secreta O Llorad, Philip K. Dick Ha Muerto” por ALCOR NARRATIVA en el año 1991.

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Opinión:

Esta novela quiere ser una suerte de homenaje al escritor de novela de ciencia- ficción Philip K. Dick. Por eso, Michael Bishop decide convertirlo en eje central de la historia alrededor del cual se tejen todos los conflictos. Lo curioso del caso es que se trata de un Philip K. Dick alternativo: marginal, prohibido por el gobierno, los títulos de sus libros no se corresponden más que paradójicamente con los que escribió en realidad, etc.

Conserva, eso sí, los aspectos más míticos pero también más tópicos del autor en cuestión, sobre todo en lo que se refiere a sus experiencias místicas con las drogas, los viajes a través de realidades paralelas, sus extravagantes teorías filosóficas, etc. Así, fantasma de un Philip K. Dick resucitado se aparece a los personajes de la historia, introduciéndose en los cuerpos de otras personas para comunicarse con ellos, arropados por una serie de estimulantes visiones místico-alucinógenas. Como homenaje cumple con eficacia su propósito, aunque pienso que el lector que no sea devoto fan de K. Dick puede no encontrarle toda la gracia al asunto ya que no pillará (como me sucedió a mí) gran parte de los guiños o referencias más o menos paródicas con la que Bishop va salpicando la narración, especialmente pensandas para lectores voraces de este mítico autor de ciencia-ficción.

"Desgraciadamente, Philip K. Dick ha muerto" está planteada además como una ucronía, uno de los subgéneros más frecuentados por los autores de Ciencia Ficción: ¿Qué habría pasado si Estados Unidos hubiera ganado la Guerra del Vietnam?

Para empezar, en los años ochenta, Nixon / King Richard va ya por el cuarto mandato de su “Imperio Presidencia. Todo aquello que se considera contrario al Imperio debe ser prohibido o directamente silenciado o eliminado. Por eso, Jane Fonda, Pete Seeger, Bob Dylan o Joan Baez han “desaparecido” misteriosamente del mapa y las novelas de Philip K. Dick han sido prohibidas por el Imperio por considerarlas subversivas y contrarias al régimen. Sólo es posible leer ediciones de bolsillo con esvásticas nazis, niños macabros, amantes abrazados o cañones de pistola del 38 en las portadas. La Ley de Restricción de Desplazamientos Internos regula los movimientos interestatales y sólo autoriza a los residentes de un estado a viajar a otro bajo unas estrictas condiciones de las que están exentos políticos, hombres de negocios, funcionarios del ejército y del servicio de Correos, atletas de las ligas profesionales, o artistas autorizados por el Congreso.

En torno a este ambiente se mueven una serie de personajes cuya función no es otra que ir dándonos pistas sobre cómo es y en que consiste esta sociedad represiva auspiciada por el Imperio de King Richard. Por ejemplo Le Boin Loan (Lone Boy) es un joven coreano, que trabaja en SAVE-OUR WAY, un “24 horas”. Venera a King Richard y desprecia a cualquier figura literaria o política que ponga en duda la superioridad del capitalismo sobre el resto de sistemas económicos. No lee libros, sólo comics de Daredevil. Para él, Philip K. Dick no significa nada. Sin embargo, Nixon es un gran hombre que salvó Corea del Sur, reunificando el país entero bajo el gobierno democrático de Tran Van Don. Lone Boy es un ejemplo de cómo los coreanos se han convertido en súbditos de Estados Unidos y han quedado absolutamente colonizados por su “cultura”, convirtiéndose en más norteamericanos que los propios norteamericanos. Pese a todo, son sometidos a unas sesiones de control y adoctrinamiento para comprobar y reforzar su grado americulturización por el Centro de Americulturización en Libertad del Gran Sudeste (CAL).

Carl en cambio es considerado como subversivo por lo que será perseguido y controlado por el estado. Fan acérrimo de las novelas de Dick, cuando su autor favorito es silenciado y prohibido por el Imperio consigue hacerse con ejemplares fotocopiados de sus novelas inéditas. Además, sufre una profunda depresión cuando conoce la noticia de que su héroe ha muerto. A través de este personaje conocemos cómo funcionan los mecanismos de vigilancia y control del estado totalitario impuesto por Nixon sobre los ciudadanos. La actriz Grace Rinehart, fanática patriota, encargada de dirigir el Centro de Americulturización, y que además forma parte de esta “policía secreta” que mantiene estrechamente vigilado a Carl con la complicidad de Lone Boy.

Por último, August, "Guss", Kemmings, el dueño de El Emporio de las Mascotas, “El Cachorro Feliz”, es todo un patriota. Aunque su hijo murió luchando en Vietnam y su hija “fue hecha desaparecer” durante unas jornadas de protesta contra la política de Nixon, Gus sigue creyendo en el sistema. Las mascotas que más se venden en su tienda son “Los Osos de Brezhnev”, unas simpáticas y enternecedoras cobayas cuya principal particularidad reside en que no tienen pelo, evitando así en sus compradores el mal olor, habitual en este tipo de roedores, y la necesidad de excesivos cuidados o atenciones. Se compran porque está de moda, para tener tema de conversación con las amistades o porque queda “mono”, pero se evita que éstas ocasionen las menores molestias posibles a sus nuevos dueños. Se trata por tanto de una sociedad instalada además en la comodidad y el conformismo en la que los ciudadanos parece que no tienen tiempo para nada.

Todo lo que estos personajes representan me ha parecido sumamente interesante como un completo muestrario de la moderna sociedad norteamericana y como reflejo de sus paranoias, obsesiones y tópicos más característicos. Qué el país más democrático del mundo pueda ser también el más reaccionario es algo más que una aparente contradicción. De hecho, el balance final de la labor política de Bush nos evidencia la triste realidad de semejante paradoja.

De igual modo, me llama mucho la atención la obsesión que tienen los norteamericanos con Nixon. Ignoro realmente el origen de esta neurosis colectiva pero lo cierto es que la figura de Richard Nixon aparece con frecuencia en cine, televisión o literatura futurista (La serie de televisión Futurama, por ejemplo) como un tipo que es una auténtica amenaza social, reaccionario, ultraderechista, anticomunista…

Sin embargo pese a estas reflexiones realizadas un poco al margen de la novela lo cierto es que ésta no me ha terminado de convencer del todo. Es innegable que está narrada con bastante agilidad. Incluso parte de un arranque bastante prometedor que al final se queda a medio gas, no tan corrosivo como en un principio pudiera parecer, ya que el tono paródico por el que opta Bishop para narrar su historia termina jugando claramente en su contra; no motiva demasiado a la reflexión, a ir un poco más allá de lo que se nos está contando. La novela parece más un cómic novelado protagonizado por personajes de tbo que sin ser del todo planos si que se me antojan algo estereotipados. Funcionan básicamente porque nos aportan valiosa información sobre el funcionamiento de esta Norteamérica alternativa pero aparte de eso, por poco más. Tampoco poseen el suficiente carisma como para que nos interesen sus peripecias o cómo van a resolver sus conflictos.

El fantasma de Philip K. Dick que al comienzo de la historia parece ser el eje aglutinador sobre el cual giran todos los personajes aparece y desaparece sin ton ni son transmitiendo una sensación de desconcierto al lector (es decir, a mí) que termina por no saber muy bien a que atenerse. De igual modo, una serie de tramas simultáneas le comen el terreno al personaje de Dick, historias que van adquiriendo poco a poco un mayor protagonismo y que son recibidas por el lector con desigual interés. Todas estos conflictos terminar confluyendo finalmente en un desenlace que intenta ser desmadrado y caótico pero que pienso que no posee la fuerza narrativa suficiente como para reavivar el decaído interés del lector, cansado de que lo lleven de un lado a otro, sin ton ni son.

Joseph B Macgregor

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