Un francés a medianoche

Opinión:

Al principio de la lectura de "Un francés a medianoche" buscaba una historia, una trama que diese un sentido a la novela, un cauce para su desarrollo. No he encontrado nada de eso. Sexo sí, que rara tendría que ser una escena para que falte ese elemento presente en todo el libro, pero aparte del catálogo de felaciones y otras actividades y posturas libidinosas, apenas hay nada más.

La presentación del libro en una especie de prólogo, que la autora ha titulado como "Cero" y donde me ha dado la sensación de que intenta explicar de qué va y de qué no va la historia, aunque a mí no es que me haya ayudado mucho, más bien al contrario, da paso a los testimonios de unos cuantos personajes sobre sus encuentros sexuales. Sin diálogos que muestren interacción a otro nivel entre las personas, alternan sus escritos donde cuentan lo que hacen en esos encuentros sexuales desde su propio punto de vista, con algún añadido de lo que sienten y de lo que esperan.

Apenas hay nada más que eso, si acaso un par de interludios formados por los diálogos de la pareja que vive en el piso colindante y que son escuchados, o más bien espiados cabria decir, por Blanca.

Luego está el asunto, complicado por lo menos, de cuándo ocurren los momentos reflejados, ya que hay algunas fechas incrustadas, tanto directas del año 2025 como supuestas por referencias al año en cuestión, aparecen el 2019 y el 2022, y también algún comentario sobre la edad de Blanca. Lo cierto es que me he quedado igual que si no hubiese habido ninguna referencia al respecto, porque me costaba diferenciar lo que ocurría en función de esas acotaciones temporales, ya que me parecía que siempre era lo mismo.

Pareciera también que habría un hilo conductor de la trama en forma de una venganza mencionada en varias ocasiones, pero ni me he enterado del motivo original que la provocaría, ni tampoco de cómo la consumará la protagonista llegado el momento.

Es como si me hubiesen ofrecido un presente con una delicada envoltura, pero que la relación entre uno y otra fuese muy sutil, tanto que por más que me lo expliquen, me quedo igual o más confuso que antes. Y con el pensamiento de que para ser una novela corta, o le faltan un buen puñado de páginas que den sentido a una trama, o le sobran otras tantas para dejarla en un relato largo.

Así es que, en mi opinión, "Un francés a medianoche" puede ser una lectura extraña para quien busque una historia con una trama desarrollada con más o menos normalidad o, también, una lectura estimulante si su interés se concentra con intensidad en las relaciones sexuales de los personajes.

Selin