Las cuevas y sus misterios

Opinión:

Somos la casualidad más bella y más trágica que existe, somos capaces de dar vida y de destruirla y, precisamente, esa vida -la pequeña historia de logros y desatinos del ser humano- ha estado ligada a las cuevas. ¿Por qué?

Adentrarse en ellas quizá significó el retorno al vientre materno, al origen, o el contacto con una dimensión distinta e ignota; quizá supuso el encuentro con lo sagrado o con la abstracción que nos permitió despertar del sueño animal y amanecer hombres. Sea como fuere, sus silencios y su oscuridad contemplaron cómo quienes nos precedieron imaginaban o creaban dioses, plasmaban sus inquietudes, daban rienda suelta a sus ansias y locuras, huían de la guerra, conspiraban, escondían sus tesoros o desenterraban sus pasiones más bajas.

Es obvio decir que el misterio nos acompañará en el trayecto hacia las profundidades de la tierra y el mar y, por tanto, desaconsejo la lectura de "Las cuevas y sus misterios" a quienes no lo tengan por un buen compañero de viaje. No obstante, siempre es recomendable contar con la brújula del beneficio de la duda, puesto que determinados hechos escapan a la razón y, bajo mi humilde opinión, conviene conocerlos.

Más allá de los encuentros y desencuentros entre ciencia y especulación, la ingente cantidad de ejemplos y la escritura del propio autor -atropellada en algunas ocasiones por ese deseo de contar- son piedras con las que tropezaremos en más de una ocasión; sin embargo, merece la pena reencontrarse con lo que fuimos y hemos sido.

"Las cuevas y sus misterios" representa un reto para los lectores enemistados con el enigma pero se convertirá en un ejemplar imprescindible para los amantes de las historias de la historia.

Jorge Juan Trujillo Valderas