lamentaciones de un prepucio

Opinión:

Para mí es el libro del año, porque se lo podría recomendar a cualquier tipo de lector, sin importar qué suele leer habitualmente, y eso no se puede decir de todos los libros.
 
Shalom Auslander es Dios, y si él fuera consciente de esto dejaría de estar tan atormentado. Desde las primeras páginas, donde Orli –su mujer- está esperando su primer hijo, vemos su tortura personal. Da igual que fume porros, coja el coche o vea la tele un sábado (pecado, pecado y pecado) o haga lo que cualquier persona educada bajo una normalidad cuyos principios básicos sean libertad de pensamiento y acción... Da igual, digo, porque no es lo mismo empezar a creer en una religión o filosofía que haber sido criada en ella. Cualquier cosa es susceptible de convertirse en pecado, y cualquier pecado es una amenaza para él o su familia. Así vive Auslander desde su infancia, y sin embargo no puedes evitar reír cuando te lo cuenta. Por eso es Dios, porque ha sabido encontrar un equilibrio: empieza comiendo comida no kosher (estos fanáticos prohíben casi todo, la cuestión parece ser prohibir), robando en tiendas, fumando porros y disfrutando del onanismo y la pornografía. Lo suyo son pequeñas grandes batallas día a día, desde su infancia hasta la actualidad.
 
Hoy es un hombre exitoso, pero no se puede quitar de la cabeza todo lo que han inculcado a pesar de sus rebeldías ya demostradas, y de ahí viene precisamente el título del libro: Si él es judío y su mujer también, el niño debería serlo de modo que... ¿le operan? Después de todo lo que ha hecho no es fácil decidirse, sin embargo nos enteraremos al final del libro.
 
Al margen de que nos arranque muchas sonrisas con su propio dolor, con su vida atormentada, y para esto Auslander es único, no debemos olvidar una pregunta que a menudo Orli suele decirle a su marido: “¿Qué han hecho contigo?”, y es que “Lamentaciones de un prepucio” es el libro perfecto para demostrar la tortura infinita que supone el ser criado bajo religiones fanáticas e intolerantes. Se puede ser judío sin ser rechazado por alguna rebeldía si uno se cría en una familia como la de Orli, abierta al mundo real, pero no ocurre igual si la familia es como la de Shalom.
 
Shalom Auslander es el descubrimiento del año. Gracias, pues, a la editorial Blackie Books por haberlo traído hasta nosotros.
 
Shalom, Paz.

Anika Lillo