Anika entre libros

la mujer que se fue a caballo

Ficha realizada por: Anika Lillo
la mujer que se fue a caballo

Título: la mujer que se fue a caballo
Título Original: (the woman who rode away)
Autor: D. H. Lawrence
Editorial: Gallo Nero


Copyright: © GalloNero Ediciones SLU, 2011
Traducción de Julia Osuna Aguilar
1ª Edición, Junio 2011 ISBN: 9788493856830
Etiquetas: cuentos erótica erotismo espiritualidad indio indios americanos más allá mayores de 18 años misticismo otras culturas relato largo

Argumento:


Una mujer blanca de treinta años, casada, con hijos, esposa de un señor que suele traer visitas a casa aunque él pase poco tiempo en ella, mantiene una charla con un tipo que ha ido a visitarles. Éste le habla de los indios salvajes, de sus creencias, de sus dioses, de sus sacrificios... Ella, que se siente infeliz, decide coger su caballo y marcharse con los indios.

Opinión:


Extraña historia de D. H. Lawrence que todavía no tengo claro si me ha gustado o no, aunque de lo que sí estoy segura es de que muchas cosas han llamado mi atención, algunas buenas, otras no tanto, e inclusive hay algunas otras que me han creado dudas acerca de lo que yo sé (o sabía) acerca de los indios. Lawrence conoció a los indios mexicanos, es cierto, pero no sé hasta qué punto lo que cuenta –incluidas descripciones- tiene posibilidad de ser real o se dejó llevar por sus ganas de transgredir, algo por lo que al parecer fue conocido.
 
Quizás fuese transgresora esta historia en su época, se habla de erotismo, se dice que la historia es perturbadora... Hasta cierto punto la segunda parte es cierto: la mujer se deja llevar por los indios –de hecho ella elige ir con ellos- y permite que la droguen constantemente entrando en semitrances que la mantienen “voluntariamente” cautiva, y aun sabiendo el final que le espera jamás se le ocurre siquiera rechistar. De erotismo, al menos tal y como yo lo veo, tiene poco o nada.
 
Lo cierto es que escribió “La mujer que se fue a caballo” tras volver de México y sí se percibe cierto interés en hablar de la mística india, sin embargo a mí me ha dejado anonadada porque no se puede tener un pensamiento tan pueril como el de los indios que describe. Para entenderlo sugiero leer la novela, pero a mí esa parte me ha dejado K.O. De hecho he llegado a pensar que o bien los indios eran imbéciles o bien a Lawrence no le gustaron mucho y aquí se vengaba de ellos. Posiblemente no se invente nada y se me haya caído un mito.
 
También me ha ocurrido que durante la lectura me martilleaba en la cabeza la traducción. Al terminar ésta he visto una nota de la autora donde parece quedar patente que es una profesional, y esto me ha llevado a una conclusión que no me ha gustado tanto: si tan fiel le es al autor, no me ha convencido en absoluto Lawrence. El exceso innecesario de repeticiones en su léxico, la abundante adjetivación y una mezcla de palabras sencillas con adjetivos que no suelen usarse a menudo y que en cambio sugieren un estudio más concreto del lenguaje (rabirraposos, avitiesas, bronciáureas, rubiáureo, cobrioscuros, cobriclaros...) me hacen recordar esas canciones que cantamos sin entender, y que nos encantan hasta que las oímos traducidas. Tampoco me ha maravillado su poética, que la hay en sus descripciones, pero quizás esto sea problema mío.
 
El libro tiene, en cambio, muchas otras cosas que han llamado mi atención para bien. Y esto es curioso porque sólo tiene 93 páginas y posee la capacidad de quedarse grabado a fuego en el cerebro. Leí este libro en dos tandas y la separación entre ambas fechas era de un mes por lo menos, sin embargo recordaba perfectamente todo lo leído anteriormente. Eso sí, debo decirlo, para mí es un mérito del autor.
 
Tengo una amiga de la que estoy segura que cuestionaría mucho esta historia: una mujer casada, con hijos, que decide irse con los indios y a sabiendas de que acabará mal no pone obstáculos. Ella diría que no tiene sentido, y es posible, pero quizá ahí radique lo perturbador de la historia y esa sea la parte que más me atrae a mí como lectora.
 
La pena es que jamás volveré a ver a los indios como los veía antes, y eso también es perturbador.
 
Anika Lillo

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