La chica miedosa que fingía ser valiente muy mal

Opinión:

Sigo a Barbijaputa. Es una twittera que, siendo sincera, creo que tiene una forma muy clara y directa de decir las cosas y que, además, suele tener más razón que un santo. Por ello, la publicación de su primera novela me llamó muchísimo la atención y tenía claro que, antes o después, caería en mis manos. Me alegro mucho de que haya sido más "antes" que "después", porque es el tipo de lectura que me reconcilia con la llamada "novela para chicas", justamente, porque aunque por su aspecto exterior parezca "sólo" eso "una novela para chicas o chick-lit" (llamativa portada de color rosa chicle chillón + un nombre con chispa), es mucho, mucho más. Y a más de un chico le vendría genial leerla, por cierto.

"La chica miedosa que fingía ser valiente muy mal" nos cuenta la historia de Bárbara, una joven andaluza que se muda a la capital para cumplir su sueño de ser azafata de vuelo. O más bien nos la cuenta ella misma, pues la novela está narrada en una primera persona protagonista que te hace empatizar con Bárbara desde el minuto uno y que consigue, también, que rías y sufras con ella (o que te entren ganas de sacudirla… que también).

Lo que más me ha gustado de esta Bárbara de papel y letras es su crecimiento. Aunque por fuera parece una mujer decidida y capaz de luchar sin miedo por aquello que quiere, la verdad es que, como el título bien indica, en realidad es un manojo de nervios y miedos… pero sabe fingirse valiente (lo de muy bien o muy mal lo dejo para que lo descubráis con la lectura). Lo cierto es que he empatizado muchísimo con esta protagonista porque compartimos bastantes cosas: también yo ando en ese rango de edad entre los 20 y 30 y pocos, tenemos ideas políticas semejantes (aunque carezco del compromiso o la ferocidad con que ella las defiende), admiro muchísimo su vertiente feminista y cómo hace fácil lo que a veces me resulta difícil (identificar los micromachismos del día a día, que a veces se me escapan por aprendidos y asimilados) y, sobre todo, también yo tengo un puñado de miedos que intento camuflar como buenamente puedo.

Sin embargo, como os adelantaba, lo que más me gusta de ella es que no se conforma con ser como es, y ya está, sino que acaba confrontando sus miedos más profundos y tomando decisiones para dejar de sufrirlos y ser más feliz y coherente con sus ideales.

Por otro lado, Bárbara no nos relata su vida de manera lineal, sino que va intercalando anécdotas de su infancia que nos dicen mucho sobre su presente y también aportan profundidad y una gran ternura al personaje. Las escenas de Barbi niña con su padre son especialmente bonitas y me han tocado de cerca porque, de niña, yo también era un poco Barbi y analizaba, desde mi lógica aplastante, un mundo adulto que no llegaba a comprender. Mal entendidos como los de Bárbara u ocurrencias de las que arrancan una sonrisa o ponen en evidencia a sus padres, también las han vivido los míos.

Otra de las cualidades de esta novela son algunos de sus secundarios. Especialmente relevantes son su familia y Manuel, por cuanto tienen que ver en que Barbi se descubra a sí misma, así como su grupo de amigos, porque son base fundamental de la vida de cualquier joven actual que ha conseguido emanciparse; como se dice comúnmente, son su familia elegida y, de hecho, Bárbara es plenamente consciente de su proceso de selección de los mismos.

Por último, pero no menos importante, es imposible no destacar la crítica social que encierra esta novela y que la convierte en algo más que una lectura solo para chicas. Barbijaputa no se ha hecho famosa por edulcorar la realidad, ni por creer en el happy ending que nos vende nuestra sociedad capitalista: para ser feliz has de tener una casa, un empleo, una pareja, unos amigos… y si eso está cubierto, toca matrimonio, hijos… No. Barbijaputa plantea una novela que, sin dejar de ser ficción, es realista y muestra las cosas como son: con sus aristas brillantes y sus aristas oscuras y, casi, casi, estas últimas superan a las primeras. En esta novela abundan las referencias feministas. Bárbara no tiene problema en definirse feminista y aleja este concepto de los clichés que muchos le adscriben al movimiento y que reduce a sus participantes al despectivo "feminazismo" que tan de moda está últimamente. Además, Bárbara es comunista convencida, participa en el 15M y sus viajes como azafata le abren los ojos al cruel reparto de la riqueza en el mundo. También se tocan temas como la maternidad (¿por qué todas debemos ser madres para "estar completas"? ¿Y si decides conscientemente no serlo nunca?), el amor (¿es para siempre? ¿Realmente es necesario que lo sea?), o la amistad y, a partir de sus vivencias y reflexiones, consigue que el lector reflexione también.

Por todo ello, si buscas una lectura chick-lit que te distraiga y no requiera esfuerzo alguno, ésta no es tu novela. Sin embargo, si lo que te apetece es una buena lectura que toque muchos temas actuales, tenga ritmo, te arranque alguna que otra carcajada y también consiga que te replantees ciertas cosas, dale una oportunidad a Bárbara y sus miedos. Seguro que no te deja indiferente.

Ana Vanesa Cremades