Anika entre libros

Hotel Lutecia

Ficha realizada por: Pilar López Bernués
Hotel Lutecia

Título: Hotel Lutecia
Título Original: (Hotel Lutecia, 2017)
Autor: Empar Fernández
Editorial: Suma de Letras


Copyright:

© Empar Fernández, 2017

© Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U., 2017

Edición: 1ª Edición: Octubre 2017
ISBN: 9788491291718
Tapa: Blanda
Etiquetas: Barcelona campos de concentración guerra civil española II Guerra Mundial intimista intriga literatura española novela relaciones sociales París secretos suspense deportaciones condición humana intrigas familiares
Nº de páginas: 371

Argumento:

Cuando en 1945 Andreu Ribera es liberado por el ejército americano del campo de concentración de Dachau, su único propósito es llegar a París y buscar el "Hotel Lutecia". En ese lugar la Cruz Roja asiste a los deportados y recaba toda la información posible acerca de muertos, desaparecidos y supervivientes. Las listas que van llegando al Hotel mantienen a centenares de personas día a día en su vestíbulo, con el corazón en un puño y una mezcla de esperanza, miedo y desesperación. Andreu, que llega a la capital francesa más muerto que vivo tras las torturas padecidas y la desnutrición, solo tiene en su alma rota un objetivo, el único que lo mantiene en pie: hallar a su esposa Rosa.

Años después, en 1969, el hijo del protagonista viaja a Barcelona para hallar respuestas. Quiere conocer sus orígenes y algo de lo que su padre nunca quiso hablar: el motivo por el que el abuelo Andrés se marchó sin él y nunca trató de encontrarlo. En la barriada de El Poble Sec, el joven André conocerá, finalmente, el turbio y secreto pasado de la familia Ribera.

 

Opinión:

 

"Hotel Lutecia" es una historia desgarradora, intensa, muy intimista y magistralmente escrita por Empar Fernández.

Se divide en dos partes: La vida de Andreu Ribera en Francia y la breve estancia de su hijo André en Barcelona.

La autora ha sabido mostrar con profusión de detalles y mucha sensibilidad el horror y las condiciones infrahumanas de los campos de concentración, la desolación y falta de recursos de la post guerra, esa desesperanza e incerteza de familiares buscando a los suyos y aguardando noticias en un París recién liberado...; o el positivismo de algunas personas capaces de remontar y hasta ayudar a otros cuando apenas pueden poner un plato en la mesa y han sufrido en sus carnes la pérdida de seres queridos. Empar Fernández ha desgranado la naturaleza humana desde varias perspectivas y a través de distintos personajes, todos ellos muy carismáticos, y ha conseguido describir situaciones terribles de forma muy plástica pero con ausencia de morbo y sí mucha sensibilidad, esa que llega al lector y le hace situarse en "la piel de...".

Tiempo más tarde, Empar Fernández traslada a su protagonista y a los lectores a la calidez de una finca de la Provenza en la que vivirá Andreu hasta su muerte. Y es allí donde cada detalle cobra vida: El olor de los campos de lavanda y el que emana de la tierra tras un aguacero, el sabor del vino o la absenta, ese Sol especialmente luminoso en la zona que inunda de luz los cultivos de flores y las viñas, la música que emite un transistor... De la mano de Claudine, que es la propietaria de la hacienda, y en compañía de Alain y Serafín, dos braceros que trabajan para ella aunque no siempre pueden cobrar, Andreu Ribera comenzará a restablecerse y a curar esas heridas del alma; o algunas de ellas porque no puede desprenderse del frío, del terrible frío en los pies que estando preso soportaron sin protección temperaturas bajísimas; esos miembros parecen no haber olvidado aquella sensación terrible de caminar sobre charcos helados y Andreu no consigue quitarse de la cabeza que los sentía separados del cuerpo porque todavía los sigue sintiendo así en muchos momentos.

En la segunda parte de la historia, tenemos una descripción muy real de la Barcelona de los años sesenta, y concretamente de lo que era entonces una barriada como el Poble Sec: El trato vecinal, con su cercanía y cotilleos compartidos, ropa recién lavada colgada en los balcones, niños jugando en la calle y madres llamándolos a gritos, mujeres asomadas a ventanas o balaustradas para charlar con sus vecinas... Todos esos detalles están perfectamente incorporados al espacio-tiempo en que se sitúan, como lo están pensiones de bajo precio y mucha decrepitud, tabernas sórdidas o un bar del Paral-lel, sin mesas, en el que se apiñaban parroquianos para tomar una cerveza mientras observaban el paso de las prostitutas que se ofrecían por la zona.

La prosa de Empar Fernández es llana, directa y de ritmo rápido a pesar de que hay profusión de detalles y descripciones muy completas.

El protagonista capta de inmediato, se empatiza con él, con su terrible experiencia tras salir de España por haber pertenecido al bando republicano, su desesperanza en París mientras jóvenes franceses celebraban la liberación de la ciudad y estaban desbordantes de alegría..., y esa falta de arraigo porque no pertenecía a ninguna parte ni tenía familia que le esperase.

El resto de personajes son muy carismáticos, perfectamente creíbles e integrados en la historia. No falta un toque de humor viendo como el joven Serafín despotrica a diestro y siniestro, continuamente y siempre con la frase "Me cago en..." que invariablemente completa con palabras contra la Iglesia, los santos, la Inquisición, las Escrituras... Auténticas blasfemias que, no obstante, parten de un hombre simplista que desata simpatías.

Blanche y su hermana Claudine encarnan la ternura, el altruismo y también la determinación para salir adelante. La primera, acogió a Andreu, le dio trabajo en su bar de París e hizo todo lo posible por ayudar a ese desconocido que no tenía ganas de vivir y que estaba más muerto que vivo. Y Claudine, obstinada, se quedó sola en la finca familiar porque no quiso perderla; hizo frente a todas las privaciones y la falta de recursos que imperaban durante y tras la guerra; resuelta, cultivó los campos y atendió las viñas para poder sobrevivir con la venta de flores y vinos propios, a pesar de que ese negocio apenas era rentable, los posibles compradores no tenían dinero en esa Francia devastada por la guerra y no le quedaba otra que conformarse con migajas y casi regalar su género con tal de hacerse con unas monedas.

Pero si la historia que leemos en "Hotel Lutecia" ya atrapa por sí misma, la autora le ha añadido una nota de misterio que la redondea y atrapa definitivamente al lector con un toque de suspense, ese interés por descubrir, como el joven André, el secreto mejor guardado de su familia.

Andrés, Andreu y André (abuelo-padre-hijo) son los protagonistas de tres generaciones, marcadas las dos primeras por ambas guerras y la última ya instalada en la España del desarrollo. Esos saltos en el tiempo, no obstante, Empar Fernández ha sabido encajarlos de forma magistral.

Esta novela me ha parecido francamente genial. Os la recomiendo sin dudarlo.

Pilar López Bernués

 

 

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