Girasoles en Venecia

Opinión:

Jesús Serna riega con indudable calidad literaria las páginas de este breve libro con su manera de entender y compartir la vida. En una obra en la que no hay ruidosos héroes porque la heroicidad es vivir la vida misma, o, como él mismo nos advierte, "sólo una llave invisible abre una puerta invisible", esa que nos ofrece la entrada a un mundo donde el amor, el sexo, el poder o las ciudades, imponen un contexto en el que vivir con la pasión que la propia vida exige.

Cuerpo, piel, semen, miradas, sueños, anhelos, besos, plazas, rincones, desfilan por estas páginas en breves relatos para ofrecer al lector un mundo donde este pueda participar como testigo mudo, como espectador de escenas personales, íntimas, dominadas por monólogos interiores que buscan un destino inmediato, un resultado cierto, dominado por el sosiego que concede la certeza.

Una prosa poética que merecería una obra que extendiera el contenido de cada página, que nos introdujera en el mundo que cada página ofrece, como infinitas líneas que se alargan y se cruzan en una red de intensos sentimientos y vivencias vividas o por vivir.

Con la huida de la soledad como ley inviolable que ha de regir la existencia, incluso con la pesada carga de situaciones tan desagradables como inoportunas, tan reales como evitables, frente a otras tan esperadas como próximas, tan queridas como imprescindibles. Incluso sujeto a la necesidad de sentirse limpio ante realidades sucias, ante situaciones que escapan al control personal, pero que definitivamente conmueven o movilizan.

Memoria, presente, futuro, meras excusas, meros momentos, para un devenir de la vida nutrida por la vocación a la existencia, por el desear y compartir, por amar y sufrir. Un libro para aquellos que, como señala el autor, necesitan salvar a través de la memoria el tiempo, esos mismos a los que "esperan las estrellas".

Jorge Riet