Fresy Cool

Opinión:

"Fresy Cool" es la primera novela que publica Antonio J. Rodríguez, un joven autor madrileño. Y, la verdad, no puede negarse que se trata de un buen debut aunque también es cierto que no es una novela fácil de leer debido al estilo narrativo del autor.

Un estilo que recuerda bastante al de David Foster Wallace por eso, quien se sienta cómodo leyendo sus novelas lo estará también leyendo "Fresy Cool" porque dicha influencia o semejanza es notable. Como las novelas del autor estadounidense,  Antonio J. Rodríguez gusta de un argumento bastante rebuscado dándole la sensación al lector de estar asistiendo a un debate personal, a una especie de desahogo interno. "Fresy Cool" muestra la personalidad del autor, tanto es así que muchos críticos han visto en el tandem protagonista un alter ego de Antonio J. Rodríguezy su pareja, Luna  Miguel.

Personajes bien construidos y con una personalidad bastante peculiar. Ambos son un perfecto retrato de buena parte de la juventud actual lo que hace que pueda catalogarse a esta novela como generacional. Antes he hablado de esa influencia que se ve en ella de David Foster Wallace, también añadiría la de autores españoles como Ray Loriga o José Ángel Mañas.

Hay momentos en los que la novela semeja un monólogo sobre literatura con mención a escritores como Larra o Ray Loriga. Retrato de un escritor, de sus dificultades y miedos a la hora de enfrentarse al folio. Hace una pequeña crítica al mundo editorial y literario. Una parte de la novela un poco pesada a la hora de leer ya que se ha de estar muy atento para no perderse, pero, al mismo tiempo, es de las más interesantes. Las ideas que aporta, o mejor expresa a través de su personaje, son muy buenas y de las que invitan a reflexionar y debatir. Es sin duda alguna, el punto más fuerte de la novela. Más que nada porque provoca un interés en el lector, no así el resto. Llega un momento en el que la lectura aburre porque lo único que hay es un monólogo narcisista por parte del protagonista.

"Fresy Cool" no es una novela de acción sino de pensamiento. Es muy densa. Los párrafos descriptivos, y largos, predominan sobre los diálogos. Y esta densidad es lo que le resta acción y ritmo. No es una novela que se lea con rapidez. Tanto la abundancia de adjetivos como el correr el riesgo de perderse u obviar datos obligan al lector a realizar una lectura más pausada que trae consigo el riesgo de parecer interminable. Y esta es otra de las similitudes que tiene Antonio J. Rodríguez con David Foster Wallace. No es un punto negativo pero sí es cierto que le resta lectores e influye para que sea más minoritaria. 

Ysabel M.