El último rey de Tenerife

Opinión:

Pedro L. Yúfera nos propone una ficción histórica en la que aúna diversas tramas en las que podemos distinguir una gran dosis de suspense, la brutalidad de la colonización tinerfeña y la búsqueda de unos documentos sumamente importantes.

Son varios los personajes que discurren por las páginas de la novela pero hay dos que son los indudables protagonistas: Rodrigo y Gonzalo. Junto a ellos se da cita el conquistador Alonso Fernández de Lugo, quien no dudará en utilizar su mano dura y su naturaleza sin escrúpulos para conquistar Tenerife y esclavizar a los guanches, incluidos aquellos que se habían unido a los españoles desde un principio para evitar la desaparición de sus tribus. También hay que destacar la presencia de Beatriz de Boadilla, una intrigante que hará todo lo posible por conseguir sus propósitos; así como otros personajes reales que aparecen para dar mayor verosimilitud y carga a la trama de misterio, ya que el componente histórico no necesita de más realidades que las que el autor cuenta.

Las tramas, que en un principio son completamente independientes, acabarán uniéndose cuando Rodrigo y Gonzalo decidan poner fin a sus recelos y contarse todas sus penurias y glorias. Así con la ayuda mutua ambos podrán intentar conseguir aquello por lo que están luchando. Y es que es paradójico como un antiguo soldado como Rodrigo, metido a monje, se encuentra de nuevo inmerso en una campaña, que no es la suya para tratar de encontrar unos documentos que pueden socavar la soberanía y unidad de la España de los Reyes Católicos; al tiempo que un joven abogado debe alistarse en el ejército que, de una vez por todas, deberá conquistar la isla tinerfeña.

A través de los ojos de Gonzalo, un joven que no está acostumbrado a las brutalidades de la guerra ni a convivir con seres rudos y hoscos, veremos la barbarie que se comente con los guanches, a quienes los españoles no consideran siquiera personas. Así, Gonzalo decide escribir una crónica de esta conquista desde la perspectiva moral y contar todo aquello que los dirigentes de la expedición están dispuestos a ocultar o tergiversar a su manera. Gracias a él descubriremos como los guanches son martirizados, esclavizados, asesinados o vendidos, como son objeto de las humillaciones más fuertes y como su vida deja de pertenecerles por las ansias de poder de unos cuantos.

El autor nos ofrece una increíble novela de aventuras y misterio cargada de una fuerte connotación histórica de unos hechos desconocidos para la mayoría de los españoles, porque mucho se habla de la colonización americana, pero también hay mucho que contar de la colonización de las islas españolas.

Además el lector podrá disfrutar también de una bonita historia de amor, no edulcorada, y que bien podría haber sucedido en la realidad, pero que servirá para hacer un paréntesis entre aventura y aventura y entre la crueldad y traiciones que vivirán nuestros protagonistas. Aunque eso sí, no será tampoco una historia fácil y sencilla.

Se agradece el enorme trabajo de documentación e investigación que ha llevado a cabo el autor, lo que se nota en muchas de las partes de la novela, gracias a la cual podemos aprender algo sobre lo ocurrido en Tenerife durante el siglo XV.

Gracias a la narración sencilla y al comprensible lenguaje empleado, el autor consigue que la novela se acerque a un abanico bastante amplio de lectores. Además el ritmo de la misma va en aumento, llegando a su clímax en las páginas finales donde, por fin, podremos aclarar muchos de los misterios de impregnan la novela desde su comienzo.

Aventuras, misterio, amor, traiciones, venganzas, documentos secretos, historia... Son muchos los alicientes para no dejar pasar esta novela que atrapará a los amantes del misterio y de la novela histórica.

Mila L. Castelo