Crisálida

Opinión:

Es difícil sustraerse al ambiente, un tanto fúnebre, que recorre esta novela gráfica, donde el trazo concreto y recto de Carlos Giménez muestra los claroscuros de la sociedad, con una cierta tendencia melancólica que tiñe la historia de sus personajes.

Me ha parecido que el autor ha intentado interponer en su obra algo de espacio vital al utilizar ese juego de espejos en que el protagonista es una creación de otro personaje. Además, todos, incluido el autor, tienen muchas similitudes entre ellos, como la profesión, el aspecto, la vestimenta y, sobre todo, los pensamientos, aunque estos últimos sean más fáciles de expresar públicamente cuanto más virtual sea quien lo dice.

El título puede resultar extraño cuando el tema es la muerte o, como diría ese mismo personaje, el tránsito hacia la muerte que ya inició tiempo atrás, cuando inició lo que llamaba su cuaderno de bitácora. No entraré en disquisiciones filosóficas, solamente apuntaré que para mí, eso de crisálida es un intermedio, una etapa entre dos manifestaciones diferentes.

¿Algo de eso hay en la propuesta del autor? Que sea cada lector el que dé su propia respuesta, que no tiene que ceñirse a ninguna limitación, pues lo relacionado con el final de la existencia es un tema muy complejo y las verdades absolutas ayudan poco.

Lo que sí hay en "Crisálida" son reflexiones sobre las crisis personales y juicios de valor sobre las circunstancias vividas. En un análisis crudo y sin concesiones sobre lo que puede ser importante y lo que bien mirado podría ser superfluo, el protagonista enfrenta su propia realidad y la desmenuza en un espectáculo compartido con los íntimos y del que es partícipe el lector.

Selin