Anika entre libros

Contra la lectura

Ficha realizada por: Inés Macpherson
Contra la lectura

Título: Contra la lectura
Título Original: (The Solitary Vice Against Reading, 2008, 2018)
Autor: Mikita Brottman
Editorial: Blackie Books


Copyright:

© del texto: Mikita Brottman, 2008, 2018

© de la edición: Blackie Books, S.L.U., 2018

© de la ilustración de cubierta: Cristóbal Fortúnez

Traducción: Lucía Barahona
Edición: 1ª Edición: Febrero 2018
ISBN: 9788417059545
Tapa: Dura
Etiquetas: libros crítica literaria crítica social ensayo literatura inglesa sobre literatura sobre libros sobre cultura tópicos
Nº de páginas: 168

Argumento:

¿Por qué asumimos que la lectura es buena en sí misma? ¿Lo es realmente? ¿Es posible ser un lector voraz y al mismo tiempo no ser buena persona? ¿Es posible ser un gran lector y no soportar los clásicos del siglo XIX?

Estas y muchas otras preguntas son las que aparecen en este interesante texto escrito por Mikita Brottman. Como ya se anuncia en la misma portada, estamos ante un ensayo dedicado a los lectores que no creen que los libros sean intocables. Un ensayo que se pregunta por qué las campañas de fomento de la lectura han convertido el acto de leer en algo tan bueno que parece que sea casi tan saludable como consumir vitamina C y tomar zumos vegetales; o por qué mentimos al decir que hemos leído ciertos libros, cuando no es verdad, como si temiéramos ser inferiores. Hay muchos tópicos alrededor de los libros, de la lectura, de lo que está bien y está mal con relación a la palabra escrita. Pero ¿realmente hay una única manera de ser lector?

 

Opinión:

 

La lectura, como la masturbación, es un acto solitario… o un vicio solitario, dependiendo de a quién preguntes. Eso sí, ¿cuándo se considera que el acto de leer se ha convertido en vicio? Quizás cuando dejas de vivir para poder leer. El problema es que hay personas cuya vida es la lectura, pues consiguen su sueldo leyendo textos, opinando sobre ellos, corrigiéndolos, anotándolos, traduciéndolos… ¿Eso también es vicio? ¿O pasa a serlo cuando, además de trabajar con la palabra escrita, parte de tu ocio descansa entre las páginas de un libro?

Como la masturbación, la lectura estuvo durante años recubierta de una pátina de peligrosidad, sobre todo si no se leía lo que debía leerse. Pero ¿quién decide qué hay que leer y qué no? ¿Por qué un libro es mejor para nosotros que otro? ¿Acaso no podemos tener nuestro criterio e incluso equivocarnos y maldecir el día que abrimos esas páginas? ¿Y cómo conseguimos ese criterio? ¿Qué hace que nos acerquemos a un determinado libro? Hay lectores que se dejan llevar por la portada, por el título, por alguna recomendación; los hay que siguen una estricta rutina e incluso tienen una gran lista de lo que deben leer. Pero ¿por qué ese "deber"?

"Contra la lectura" es un ensayo que consigue que nos hagamos muchas preguntas sobre ese acto solitario que es abrir un libro y sumergirte en él. Algunas tienen respuesta, pero no todas. Porque aquí se trata de ser un poco lobo feroz y soplar sobre los cimientos de los estereotipos y las campañas de fomento de la lectura que han conseguido que, a veces, en vez de querer acercarse a un libro, uno se plantee si realmente quiere leer. Sí, leer puede ser bueno. Pero ¿tiene que salvarnos la vida, abrirnos la mente, hacernos viajar y hacernos mejores personas para que nos decidamos a abrir un libro? ¿Por qué no leer por el simple placer de hacerlo? ¿Por qué debe haber normas para ser un buen lector? ¿Quién pone esas normas?

Mikita Brottman desmitifica ciertos conceptos asociados con el acto de leer. Y lo hace con humor. Recuerda varias veces que lo que aparece en el libro son sus opiniones y que no pretende sentar cátedra. Ella simplemente está compartiendo su experiencia con los libros. Y como lectora voraz que es, sabe de lo que habla.

Antes de seguir, una aclaración. No hay que tomarse el título al pie de la letra. No estamos ante un libro que critique la lectura. Estamos ante un ensayo que es un canto a la literatura, pero recordando que no tiene por qué salvar a nadie. Brottman señala que no pasa nada si a uno no le gusta leer clásicos. Eso no hará que sea peor lector o peor persona. De hecho, incluso explica por qué considera que el lector moderno puede tener dificultades para disfrutar realmente de libros escritos en el siglo XVIII o XIX. Es posible que algunos pongan el grito en el cielo ante el análisis que hace de Don Quijote, pero es eso, un análisis personal. Una opinión. Porque al final, lo que pretende defender la autora es que no hay nada inamovible. No "hay que leer" algo. Si quieres leer, hazlo porque disfrutas, porque sientes el impulso de coger ese libro y no otro; no lo hagas nunca porque toca, porque es lo que hay que hacer o leer. Eso mata al libro y hace que, a menudo, nos descubramos mintiendo sobre ciertas lecturas que nunca hemos realizado, pero afirmamos haber hecho porque es lo que se espera de una persona culta y lectora.

Entre estas páginas encontramos preguntas, análisis, un poco de historia de la literatura… Pero también nos topamos con curiosidades, como la lista de lecturas de Art Garfunkel, o anécdotas sobre las clases que imparte Brottman, donde descubrimos escenas maravillosas como la que narra su sorpresa cuando, hablando con sus alumnos sobre "Lolita", de Nabokov, una alumna dice que entre los regalos que le hacen a Lolita hay un DVD de "La Sirenita". En la época de Nabokov no existían los DVD's. Pero como para dicha alumna "La sirenita" es una película, no cae en la cuenta de que está hablando del cuento de Hans Christian Andersen y que, por lo tanto, lo que le regalan es un libro. ¿Qué demuestra con esto? Que los tiempos cambian, que los referentes cambian… Uno puede reírse ante esta ocurrencia, despreciar a la alumna o utilizar esto para hablar de las adaptaciones de historias clásicas. Depende de lo que busque cada uno.

Después de analizar la relación que podemos tener con los libros, de criticar algunas campañas de fomento de la lectura y algunas listas de lecturas escolares que podrían acabar con las ganas de abrir un libro de cualquiera, la autora avisa que ha llegado el momento de decir lo que sí puede hacer la literatura por nosotros, algo que entronca con ese concepto inicial de acto o vicio solitario. Y es que, aunque es cierto que «hay toda clase de libros y de lectores, […] al final lo único que solo puede hacer la ficción literaria es "golpearnos" de un modo que no es ni seguro, ni divertido ni espectacular». Ese tipo de literatura tiene un impacto particular y privado; por eso no hablas de ello con los amigos. Es algo para nosotros, una ventana a los rincones más ocultos y oscuros de la vida, que nos puede mostrar el sufrimiento, retirar el velo de ilusión que nos protege y abrir en canal la desdicha de la humanidad.

Por eso para la autora la literatura no tiene por qué hacernos sentir mejor o hacer que seamos mejores personas. Lo que sí puede hacer es ayudarnos a contemplar y entender mejor la humanidad… y tal vez ayudar a entendernos a nosotros un poco más. También puede no hacerlo. Depende de lo que uno busque, de lo que uno lea, de lo que uno esté dispuesto a sacar de un libro.

Inés Macpherson

 

 

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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