Compasión en el tiempo de los locos

Opinión:

La diferencia que tienen los poetas con respecto a otros creadores literarios (el novelista, el dramaturgo, el ensayista, etc.) es que la poesía es un medio que les sirve para crecer de manera más que evidente; es decir es más fácil observar en la mayor parte de los buenos poetas una diferencia más que notable entre los primeros poemas y los escritos al término de su carrera. Pensemos en Lorca, Miguel Hernández, Rimbaud, Baudelaire, Alberti, Yeats, T.S. Elliot, etc, por ejemplo y comprobaremos que esta regla se cumple en cada uno de ellos de manera incuestionable.

Todo esto viene a colación porque he advertido en este poemario de Teresa Domingo Català  un cambio con respecto al anterior libro que tuve oportunidad de leer hace unos meses, "El gravitar del agua", aunque ésta sea más estética que temática. En ese sentido, parece que Teresa está interesada por temas como la locura y el dolor, es decir, por asuntos que tienen que ver con lo más profundo de la psique humana, algo que por otro lado me parece muy bien ya que significa que la autora tiene un mundo propio de inquietudes personales que le sirven como excusa o punto de partida para la creación poética.

La mayor parte de los sonetos incluidos en el poemario están muy bien trabajados, repletos de imágenes impactantes (algo que también sucedía en el anterior libro) y mucho más "perfectos" en cuanto a ritmo, composición, belleza, etc.

De las dos partes en la que se divide el libro, me gustan mucho más los poemas incluidos en la primera - La Locura - que los de la segunda - El Dolor- debido principalmente a que Teresa incluye en esta última sonetos rimados, algo con lo que no comulga demasiado con mi gusto poético personal. Creo que resulta tremendamente difícil escribir buenos poemas con rima. Es una opción arriesgada la de la autora, digna de aplauso, pero que -desde mi punto de vista- no consigue trasmitirme tanto como cuando decide expresar sus sentimientos e inquietudes de un modo más libre, menos encorsetado.

Dentro de esta primera parte destacaría, entre otros, poemas excelentes como "Los locos" o el genial "La sangre del monstruo" - uno de los pocos que no es un soneto - aunque, en general, todos los que aparecen incluidos en este segmento del libro me llegaron mucho ya que pienso que Teresa tiene una especial habilidad para encontrar imágenes muy personales, como muy suyas, que no dejan indiferentes y que saben llegar a lo más íntimo o profundo de nosotros mismos.

Joseph B Macgregor