al compás de la música

Opinión:

Nada más empezar la lectura de este conseguido libro, llama la atención el magnífico prólogo de Jesús Cifuentes (líder del grupo musical Celtas Cortos), que ofrece una metafórica perspectiva musical de la vida humana, desde el momento de la concepción (viene a decir que el primer ritmo que percibimos y con el que nos vamos fraguando es “fruto del amor”, un rito “placentero que es el primero que vamos a escuchar”) hasta los últimos momentos vitales (“dejamos la batuta en la mesilla con un beso”).
 
Algunos de los relatos denotan una gran cultura musical y una documentación previa muy elaborada, tratando momentos puntuales de la Historia de la Música, por lo que podríamos denominarlos Relatos de corte Histórico. Así por ejemplo, estarían “Concierto de año nuevo”, que trata sobre un concierto de Año Nuevo donde Beethoven, ya sordo, interpreta la Tocata y Fuga de Bach en el Órgano de la Catedral de Viena, que ha sido previamente manipulado para que no emita sonido alguno con la idea de dejar al insigne compositor en ridículo, como cruel venganza de la Emperatriz María Luisa por un supuesto desplante. También pertenecerían a este grupo de relatos históricos el titulado “Y Dios Creó el Silencio”, que trata sobre la cruel realidad de los Castrati, o el relato “Un viaje no deseado”, en el que su autor, Pedro José Suárez Rodríguez, nos cuenta el angustioso viaje de Mozart intentando llegar a Salzburgo a tiempo de asistir a la muerte y entierro de su agonizante padre (me impresionó la frase “Su padre siempre decía que lo más triste que le podía ocurrir a un hombre es que nadie asistiera a su entierro”).
 
El resto de las composiciones literarias tienen un corte más contemporáneo, aunque también puedan referirse a ciertos momentos de la Historia (aunque no necesariamente de la Historia de la Música). Así, “El concierto” nos narra la treta de un músico judío prisionero en un campo de concentración Nazi para conseguir que su hijo de ocho años escape del mismo campo; “Con los ojos cerrados” retrata la forma en que la música puede servir de idioma de paz durante la guerra de Irak. Derivando ya los demás relatos a temas muy distintos, aunque más directamente relacionados con la música en sí misma, como ocurre con “Cayendo suavemente en picado”, que aborda la composición de la banda sonora de la famosa película “Memorias de África”.
 
Todos y cada uno de los relatos denotan una gran elaboración, como suele ocurrir con los textos cortos, que a mi modesto criterio, precisamente por su falta de extensión, permiten un pulido más intenso y uniforme. Y también hay que decir que los diez textos que componen este libro consiguen montar una “mini-trama” que mantiene la atención del lector hasta llegar las últimas líneas, la mayoría de las veces impactantes, que sirven de sonoro portazo final.
 
En definitiva, este pequeño-gran libro cumple con su cometido de honrar y premiar a los ganadores y finalistas del certamen literario  creado en su día por el escritor de relatos cortos Rafael Martínez Segarra (ya fallecido y a cuya memoria va dedicado), al tiempo que brinda a tales autores la posibilidad de darse a conocer y conseguir que sus trabajos sean leídos por el mayor número de personas posible.
 
Enhorabuena a los diez escritores, a quienes hay que desear una larga y fructífera vida literaria. 
 
Miguel Ángel León Asuero