Anika entre libros

La otra isla

Ficha realizada por: Lidia Casado
La otra isla

Título: La otra isla
Título Original: (La otra isla, 2020)
Autor: Silvia Herreros de Tejada
Editorial: Espasa
Colección: Espasa Narrativa


Copyright:

© Silvia Herreros de Tejada, 2020

© Editorial Planeta S.A., 2020

Edición: 1ª Edición: Junio 2020
ISBN: 9788467059205
Tapa: Blanda
Etiquetas: familia robos cine romanticismo amor personajes reales contemporánea Cuba drama exilio política feminismo intimista literatura española novela sagas familiares tesoros emociones sentimientos aislamiento sobre literatura soledad relaciones familiares Miami
Nº de páginas: 352

Argumento:

Lara odia Cuba, a pesar de no haber pisado nunca la isla. Pero su presencia es diaria (y obsesiva) en su familia, exiliados cubanos (en Miami o en España) que, además, cargan con el agravio no solo de haber perdido sus (muchas) posesiones en la isla, sino de que el propio Fidel Castro les haya robado la joya (literal) de la familia: una corona que perteneció a Gertrudis Gómez de Avellaneda.

 

Opinión:

 

Con humor y mucho (mucho) sentimiento, Silvia Herreros de Tejada nos permite conocer gracias a esta, su segunda novela, el drama que supone para cualquier familia el exilio. De hecho, este el gran tema de la obra y, además, es tratado desde diferentes puntos de vista.

En primer lugar, desde un punto de vista histórico. Así, se habla en esta novela de la Revolución, de hechos que tuvieron lugar en la Cuba de los 50 y los 60, de las diferentes oleadas de exilio que se produjeron, del sentimiento conspiranoico que se instaló entre la diáspora de Miami en los 90, de cómo se vivió la longevidad de Fidel Castro y su muerte y de la decepción que supuso el poco cambio que tuvo lugar tras ella.

Como no podía ser de otro modo, también se aborda el tema del exilio desde la nostalgia, desde la tristeza por lo perdido. Esta dimensión es muy amplia en esta novela y abarca desde el propio sentimiento de vacío que experimentan los personajes exiliados (que no pueden dejar de reunirse, revivir costumbres, cantar canciones, recuperar la esencia cubana, aunque sea en Miami o en Madrid) hasta la indignación por la pérdida de las posesiones que se tenían en la isla.

Y esta, precisamente, otra de las cuestiones clave de esta novela y, creo, una de las más interesantes porque me ha hecho pensar mucho en la dimensión real de quienes lo pierden todo (absolutamente todo) por cuestiones políticas. El daño económico es claro, pero Herreros de Tejada profundiza (y mucho) en la herida emocional que esa pérdida también produce. Para Letty y Mirta, las dos hermanas gemelas que se exilian en Miami y Madrid, respectivamente (tía y madre de Lara, la protagonista de la obra), la sensación es de robo no solo de casas y objetos de valor, sino de una parte de su propio pasado, de sus recuerdos, de la historia y los lugares sagrados para su familia.

Un dolor que se agrava por otra de las dimensiones sobre el exilio tratadas en la obra: la sensación de que es para siempre, de que no se puede volver, de que eso se perdió y jamás podrá ser recuperado, aunque siga en el mismo lugar de siempre.

Junto a esta sensación, la autora también explora las emociones que produce el regreso, el dolor de la no pertenencia, la confrontación entre recuerdos y realidad. Al final, las protagonistas tienen la sensación de no ser de ningún lugar, de que no hay ningún lugar en el mundo que puedan sentir como propio.

Pero, al mismo tiempo, Herreros de Tejada también explora la exaltación patriótica de la diáspora, esa casi obsesión por revivir lo dejado atrás y, por supuesto, también la dimensión de ayuda, de intentar cambiar las cosas desde fuera, de tratar de derrocar el sistema implantado desde el exterior.

En último lugar, también se alude (aunque sea metafóricamente) al exilio interior, al aislamiento de uno mismo respecto a los demás, a la sensación de soledad que no se sacia nunca. Jugando con la contraposición entre la isla real (Cuba) y la isla metafórica que somos cada uno de nosotros, la autora también nos habla de esa inconformidad que nos lleva a necesitar más amor, a no sentirnos a gusto en nuestros propios zapatos o no sentir satisfacción por nada de lo que se consigue en la vida. De hecho, el título ("La otra isla"), aunque hace alusión al programa de radio que el marido de Letty realiza en Miami, también puede entenderse de manera metafórica y dar pie a múltiples significados para la obra en general.

Y, por supuesto, también se habla (y mucho) en esta novela de emociones, de amor. De amor a la patria, por supuesto, pero también a la familia (y el extraordinario vínculo de las gemelas Mirta y Letty es un buen ejemplo, así como la obsesión por mantener el legado familiar que viene de Gertrudis Gómez de Avellaneda) y, claro está, también a la pareja. En este sentido, aparece en la novela el término "tulería", asociado a la tía Tula (así llamaban en la familia a Gómez de Avellaneda, la gran escritora cubana exiliada en España) y con el que pretenden poner nombre a la inclinación de las mujeres de esta saga familiar a dejarse llevar por ciertas locuras de amor a las que no es fácil encontrar explicación desde fuera.

Y ahora que hablo de palabras inventadas, creo que uno de los valores de esta novela es el uso del lenguaje que realiza, cómo es capaz de traer y representar a Cuba desde un texto que casi suena y cómo reflexiona sobre las raíces de esos dialectos que quedan en los idiolectos de quienes tuvieron que salir de la isla.

Me ha encantado descubrir más aspectos de Gómez de Avellaneda, la gran protagonista ausente de esta novela, y del papel que jugó en la literatura del siglo XIX y en la lucha de la mujer por ser considerada tanto social como profesionalmente.

De igual manera, también me ha gustado mucho esa búsqueda del tesoro que llevan a cabo las mujeres de la familia Larralde Gómez de Avellaneda que sí, es física y real (intentan recuperar la corona de la escritora que el régimen castrista les confiscó) pero que también tiene mucho de metafórica y emocional.

Finalmente, no puedo dejar de mencionar las alusiones a Peter Pan que podemos encontrar en la obra; referencias que, creo, dan unidad a la trayectoria de la autora (su novela anterior se titulaba "La mano izquierda de Peter Pan" y ha escrito dos obras teatrales y un ensayo en las que este personaje también aparece en el título) y que nos hablan de ella misma y su pasión por el niño que no quería crecer y por su autor (de hecho, tuvo la oportunidad de trabajar con el archivo personal de J. M. Barrie).

En definitiva, una novela de contrastes, cambios de ubicación y heridas no cerradas que nos habla de los legados familiares (en muchos sentidos), de nostalgia y soledad y de los sueños que aún nos quedan por cumplir.

 

Lidia Casado

 

 

 

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