La mirada de los peces

Opinión:

Sergio del Molino une a su evidente calidad literaria su extraordinaria habilidad como entomólogo de nuestra sociedad y de su pasado. Con su escritura nos sitúa ante el espejo de nuestras propias miserias, con el preciso recurso de personajes que encarnan una realidad que sirve de síntoma, de transparente decurso de contradicciones y pérdidas, de errores y ausencias, de esas zonas grises en las que toda se realidad se mueve.

Un frío retrato de la búsqueda de la coherencia en un rincón de nuestra más cercana geografía, como podría ser cualquier otro, que sin embargo aprovecha para un ajuste de cuentas inspirado en un diálogo intergeneracional que ilustra perfectamente de dónde venimos y en qué situación nos encontramos.

El laicismo, la muerte, la adolescencia, la vida de barrio, la penosa carga de un pasado que sobrecarga el presente, el abandono de lo que alguna vez pudo ser mejor, se reúnen para una fotografía de un momento, de un ambiente, de los recuerdos y sensaciones personales que el propio autor va sembrando en las páginas de esta novela.

Sin duda, como se señala en la contraportada del libro, con esta obra Sergio del Molino interpela a todo el país y a toda una generación, pero se podría añadir que también sirve de ajuste de cuentas con una ilusión que parece haber perdido fuelle e incluso su rumbo en los últimos años, de la fatiga de determinados valores que hace algún tiempo movilizaron fuerzas hasta entonces castigadas, de los despistes que hicieron distraerse de las prioridades, de la preeminencia de aparentes urgencias que se pensaban imprescindibles aun a costa del olvido y la soledad que a la postre resultaban más importantes, de rebeldías que ahora parecen inocentes impulsos sin más recorrido que su recuerdo, de expectativas que el tiempo castiga inmisericorde, de famas imperdonables y razones ocultas.

Como se afirma en el libro, "me gustaba donde me podía dar ejemplo y no donde quería darnos ejemplo. Donde se dan los abrazos y no caben los aplausos". Una obra de indudable calidad que nos interroga sobre un presente que no es más que la deriva de un pasado, arrojándonos a la cara preguntas individuales que sin duda merecen respuestas colectivas. Una novela para leer y sobre todo para pensar de dónde venimos y dónde vivimos.

Jorge Riet