Fantasmas en la trinchera

Opinión:

Esta novela coral, autopublicada, ofrece una ráfaga de aire fresco con una narración hilarante, jocosa y burlesca. Con la participación de varios narradores, alternándose voces (primera o tercera persona) y géneros narrativos (teatro, prosa, cuento, novela negra,...), el autor nos traslada a un municipio español donde nada es lo que parece. Moviéndose entre ritmos rápidos y lentos, el suspense juega un importante rol, con una trama que se resuelve en las últimas páginas.

Posee un tono irónico, sarcástico, punzante a veces. El lector encontrará en la novela situaciones y momentos muy amenos y divertidos, que casi rozan lo esperpéntico. Sus personajes, nada atípicos, recordarán a aquellos vecinos o conocidos que siempre se cuelan en nuestras vidas, para lo bueno y lo malo. Sin embargo, presenta el uso rebuscado y rocambolesco de palabras, con la sensación de forzar demasiado o de utilizarlas sin sentido alguno. De hecho, en muchos momentos los personajes pierden la conexión con el lector emocionalmente a causa de toda esta maraña de expresiones y palabrejas que quizás provocarán parones en el lector para buscarlas en el diccionario.

Tampoco los personajes no acaban de mantener una cierta lógica. Si bien pueden tranquilamente tratarse de personajes redondos, no se contempla ninguna coherencia en sus narraciones. Empiezan narrando de una forma y acaban pareciendo personas muy alejadas de su esencia, por lo general. La burla y la gracia pueden justificarlo casi todo, pero no todo. Uno de sus personajes principales, Ismael, escribe demasiado bien como para haber empezado a leer bastante en poco tiempo.  O a este mismo Ismael se le describe como alguien con poca capacidad intelectual, mas sus narraciones se revelan con mucho arte. 

Su inicio es lento, con afán de encuadrar la historia y mostrar a los personajes con cierto aire de misterio, especialmente el más importante de todos. El narrador múltiple (hasta 4 diferentes) le brinda a la novela agilidad, interés y dinamismo, potenciando el misterio. Éste crece con el paso de las páginas, con cierta timidez, mas, una vez que coge carrerilla, se hace de agradecer. 

Jon Cabrera nació en Barakaldo. Es periodista y reside en Montaña Palentina (Palencia). Fundó la revista humorística El Karma. En noviembre del 2020 se adjudicó el I Premio Literario Carlos Jiménez gracias a "Talento natural" en la modalidad de cuento corto en la categoría de adultos. 

Cristià Serrano