Anika entre libros

Entrevista a Vicente Marco por "Los trenes de Pound"

"Decidí desligar la novela de cualquier referencia geográfica, incluso de los nombres. Cuando dices un nombre siempre lo asocias a una persona aunque sea inconscientemente. Intenté que eso no ocurriera"

Firma y fotos (correspondientes a 2012): Anika Lillo / Enero 2011

 

El título, "Los trenes de Pound", puede hacer pasar desapercibida la novela, pero el contenido ejerce el efecto contrario, es como un imán, un imán kafkiano. Ganadora del XII Premio Tiflos de Novela 2010 organizado por la ONCE, la novela narra una historia que puede provocar perplejidad, sonrisa y mucha intriga.

 

Cuando va a coger un billete para Hss, el vendedor trata de convencer a VM para que compre otro a Br (dos ciudades distintas). De alguna forma consigue salirse con la suya y VM termina con un billete de tren que no quería, así que no hace el viaje y decide reclamar, pero cuando se entera de que el tren para el que le habían vendido el billete tiene un accidente donde mueren todos, sospecha que se trata de un extraño atentado y decide investigar por su cuenta. El problema es que VM está ya anciano, es hipocondríaco, tiene que medicarse continuamente y... es muy cabezota como para dejar pasar la gran historia que conformaría la novela de su vida.

 

Esta no es su primera novela premiada, Vicente Marco lleva en su mochila un montón de premios que valoran su obra con muy buena nota, tanto en novela como en relatos. Si abrimos la cremallera de la mochila nos encontraremos más de treinta premios literarios y varios certámenes como finalista. Y hace muy poquito ha sacado una nueva antología de relatos de la que también nos hablará en esta entrevista.

 

 

ENTREVISTA

 

El protagonista se llama VM, lleva tus iniciales ¿fue una forma de sentirte en su piel para contar lo que le ocurría?

La gente que me conoce dice que soy yo dentro de veinte años. Yo creo que no. Dije a mi amigo Víctor Matute que el protagonista era él y compró veinte ejemplares. Así que prefiero pensar que el protagonista es él. En Lostrenesdepound -portadacualquier caso cuando la novela es en primera persona, como en este caso, resulta muy difícil defender la independencia del protagonista y sustraerlo del influjo del autor.

 

Con lo de los nombres propios, tanto de personas como de ciudades, eres muy particular pues no se reconoce ningún lugar concreto ¿cuál es el motivo para inventarte estos nombres?

Yo quería que la novela contuviera las descripciones justas para crear el ambiente. Nada más. Que el lector se centrara en la trama. En los personajes. Muy importante: en los personajes. Que ahondara en los personajes. Que se llenara de personajes. Lo más importante de esta novela son los personajes. Por eso repito tanto la palabra "personaje". Y la trama. La trama también. De ahí que decidiera desligar la novela de cualquier referencia geográfica, incluso de los nombres. Cuando dices un nombre siempre lo asocias a una persona aunque sea inconscientemente. Intenté que eso no ocurriera.

 

Han dicho que tu novela tiene algo de kafkiano, y estoy de acuerdo ¿también tú?

Puede que Kafka sea mi autor de referencia. El autor que más admiro. Creo que fue capaz de crear un tipo de literatura que ha influido mucho en los autores posteriores. Ha influido más que nadie. Lo que decía antes de los ambientes, la creación de ambientes. Kafka te mete de lleno en la novela en las primeras frases. Si tú dices que Los trenes de Pound tiene algo de kafkiano, -lo dice más gente-, me siento muy halagado.

 

¿Hay otras influencias que consideras absorbidas y posiblemente plasmadas en Los trenes de Pound?

Desde los prospectos de los medicamentos hasta las obras de Tolstoi. Todo influye. Creo que al escritor le influye todo. Se le queda dentro, aunque no lo perciba conscientemente. No importa la tendencia: Me encanta Saramago y Vargas Llosa. El Realismo Mágico. Me gusta Roald Dahl. Boris Vian. Por citar nombres. Restrepo, Bolaño. Todo. Y por supuesto, la novela clásica. La española de siempre. Delibes. Me encanta Delibes. Y la de aquí, la valenciana. Alfons Cervera, Javier Sartí... Hay tanto.

 

En "Los trenes de Pound" nada es lo que parece o lo que parece es, pero juegas a la confusión ¿era algo que tenías claro desde el principio?

No. Yo nunca sé lo que voy a escribir. Si lo sé me aburro mucho y acabo creando otra historia. El mayor aliciente del proceso de creación es la incertidumbre. Me encanta la incertidumbre. Ese delicioso momento en el que te sientas frente al teclado y piensas: ¿y ahora qué invento? Y empieza a nacer la historia. La ves. Cómo se va desarrollando. Es algo así como criar niños. A veces también te pone de los nervios.

 

Vicente, tengo la impresión de que aparte de ser literatura, tiene algo de realidad ¿llamamos locos a los cuerdos a veces?

Más veces llamamos cuerdos a los locos. Demasiadas veces. Y así nos va. En "Los Trenes" hay algunos de esos personajes. Creo que todos tienen un grado de locura. No tengo ni idea cuál grado. Pero si te detienes en sus caracteres, todos, incluida Misha, la psicóloga, lo tiene. Y eso, es verdad, pasa mucho con las personas en la vida real. Lo decimos a veces de gente: está loco. Un día te da un susto de narices. Y ese día te das cuenta de que habías acertado. Impresionante.

Cuando hablo de estos temas siempre me viene a la cabeza un libro muy divertido de Rodrigo Muñoz Avia que se titula "Psicólogos, psiquiatras y otros enfermos" donde se narra cómo una persona normal puede llegar a enfermar por el influjo de los especialistas mentales. Al final, creo que cordura y locura son términos subjetivos, que dependen más del observador que del observado.

 

Planteas una situación muy extraña: un tipo casi obliga a otro a comprar un billete de tren a otro destino. ¿Alguna vez te ha sucedido algo parecido o la idea no tiene nada que ver con una posible experiencia?

No. Pero me han pasado cosas mucho más raras. Tan raras que nos las escribo porque la gente no las creería.

 

Tu personaje, VM, llega a hacer barbaridades teniendo en cuenta nuestra mentalidad, y cuanto más se jugaba y más extraño parecía, más gracioso y sorprendente resultaba ¿somos las personas imprevisibles?

Actúa de manera extraña. Es cierto. Pero cuando lo conoces comprendes que actúa así y es capaz de actuar así. Cada uno es como es. Los imprevisibles a veces te sorprenden porque obran de manera previsible. Y los previsibles de forma imprevisible. Así que en materia de personas, mejor no prever. El encanto está en la sorpresa.

 

Vicente Marco, Anika Lillo y Jesús Ferrero

Anika -vicentemarco -jesusferrero

 

¿Y hay algo de humor en toda esta historia?

Sí. Bueno, yo he intentado que haya humor. Ese humor soterrado, que apenas se nota pero que se encuentra en toda la novela. En parte concebí los Trenes de Pound como una parodia a un tipo determinado de novela, no a un género, entiéndase bien. El jurado del TIFLOS elogió ese humor. Manuel Longares, en la ceremonia de entrega de premios, me dijo que el humor había sido determinante para conseguir el galardón. Luis Mateo Díez lo recalcó en la presentación. El humor lo aporta el personaje. Por ese cariz tragicómico porque, como muy bien apuntas en preguntas anteriores, hace gracia sin querer. Él no lo pretende. Es así. Hasta le molesta ser gracioso. Pero no lo puede evitar. Va de serie en su naturaleza.

 

De lo que sí hay es intriga, sin duda ¿se puede decir que Misha, la nuera de VM, es posiblemente la "razón" de toda esta intriga?

Intriga también hay. La novela se mantiene por los personajes y por la intriga. Son sus dos pilares. Misha es un personaje enigmático. Puede que el más enigmático. Y es también el perfil opuesto a VM. Y VM es de los que piensan en términos de física: que los polos opuestos se atraen. Misha puede ser la razón de VM. La razón de Los trenes de Pound. De todo. Pero ¿por qué no pensarlo del resto de personajes?

 

El título hace referencia a una organización muy particular ¿qué es Los Trenes de Pound, una especie de secta?

Creo que no. Al menos en su significado coloquial. Está claro que se trata de una organización con seguidores de ideología común y con una estructura interna basada en relaciones de cierto servilismo, pero no la concebí como una secta. Sobre todo porque es muy selecta. No puede entrar cualquiera a "Los trenes de Pound". Sólo los elegidos.

 

Como autor llevas más de treinta premios literarios, "Los trenes de Pound" fue ganadora del XII Premio Tiflos de Novela ¿sueles presentar todos tus trabajos a premios? Es más ¿dirías que es un buen método para publicar?

Casi todo lo que escribo lo presento. No es cierto. Casi todo lo que después de mil revisiones considero que tiene alguna posibilidad lo presento a concurso. Eso es más o menos un treinta por ciento de lo que escribo, por decir algún porcentaje. El resto va al cajón de "las historias que jamás verán la luz".

Respecto a si me parece un buen camino, la respuesta es sí. Rotundamente. Aunque eso de concursar sea un poco denigrante. Sobre todo cuando no ganas, que es muchas veces. La mayoría de las veces. Y después, cada concurso, cuando te presentas a grandes premios es como la peor oposición. Tres mil. Cinco mil concursantes. Y muchos buenos. Una lotería. La alternativa es acudir a pecho descubierto a una editorial. Ahora, además, con la crisis. Las reducciones de plantilla. Los e-books… Yo apuesto por el camino de los premios, al menos te aporta la satisfacción de haber sido el elegido, hacen un acto muy bonito y eso. Aunque después, muchas de las publicaciones queden en nada.

 

Este mismo año se ha publicado "Los trenes de Pound", se ha reimpreso y también has sacado un libro de relatos, háblanos de este último trabajo.

Se trata de "Los que llegan por la noche", es un título muy a Lovecraft, pero el contenido es distinto. Hay relatos premiados, hay relatos no premiados, y algún relato que salió del cajón de "Las historias que jamás verán la luz", porque la editorial "Versos y Trazos" hizo un trabajo de selección impresionante. En particular, Ángela, la editora. Lo leyeron todo. Todos los relatos que había escrito en los últimos quince años. Trescientos. No sé. Puede que más. Y los leyeron muchas veces. Yo estaba sorprendido. Nunca me habían tratado así en una editorial. Después seleccionaron y ordenaron. No les importó que el relato estuviera o no premiado. Tenían muy claro lo que querían. Un trabajo ímprobo. Quedaron once. Once seleccionados. Todos tienen en común la escasa autonomía del individuo para manejar su vida. Es curioso, creemos poseer el control de decisión en nuestras vidas. Y es una mentira sublime. El azar es el gran director de esta orquesta de instrumentos desafinados que son nuestras vidas y da el visto bueno a todas esas decisiones que tomamos día a día. Minuto a minuto. Cuando una no le gusta se interpone por medio y ¡zas!, cambio de partitura.

También hace unos meses salió a la luz el libro de relatos Valencia Criminal donde participo junto a 19 autores más y un ilustrador de excepción, con un relato de género negro que transcurre en Valencia. Creo que ha quedado muy bien.

 

Enhorabuena por tu obra, Vicente ¿te gustaría añadir algo más sobre la obra para "picar" a posibles lectores?

No quiero añadir mucho más. "Los que llegan por la noche" está gustando mucho. La gente viene y me lo dice. Con entusiasmo. Y está teniendo muy buenas críticas. Lo mejor para "picar", para que "picoteen" es que entren en mi página web www.vicentemarco.es. Ahí pueden leerme. Un poco.

 

Muchas gracias por la entrevista y un abrazo.

Gracias a vosotros. Sólo quiero añadir una cosa. Perdonadme. Un recuerdo. Un recuerdo para una persona que lo merece. Mucho. Merece mucho ese recuerdo. Antes hablaba de la Editorial Versos y Trazos. Del gran trabajo. De la ilusión y del interés cuando publicaron "Los que llegan por la noche", una edición preciosa. Me refiero a la edición. La portada. El diseño. Nada habría sido posible sin la participación activa del Director de la editorial, el poeta Pepo Fuentes. No sé cuando saldrá esta entrevista, pero Pepo Fuentes murió hace dos días. La muerte es una de esas jugarretas del azar y él la sufrió en sus carnes. Estoy seguro de que el azar se equivocó. Completamente seguro. Dejarnos sin "Pepo" ha sido una hijoputez muy grande. Muy muy grande.

 

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