Anika entre libros

Entrevista a Michel Benoît por "El apóstol número 13"

"Para hacer literatura francesa ya están otros que lo hacen mejor, a mí me interesa decir algo"

Firma: Manel Haro / Foto cabecera: Web Michel Benoît / Foto con libro: Manel Haro / Julio 2007


 

 

Michel Benoît nació en Madagascar, aunque tiene la nacionalidad francesa. De joven fue monje benedictino y pasó su tiempo de estudiante en contacto con el Vaticano, donde aprendió a escuchar y callar. Pero el silencio no hace el olvido y tarde o temprano se busca una vía de escape para unas impresiones que han ido madurando en la mente durante mucho tiempo. Con "El apóstol número 13" el autor ha expuesto sin tapujos y de forma directa y punzante todas las verdades que poca gente se atreve a decir sobre el poder y los secretos vaticanos.

Con un apasionante thriller, donde se ponen en duda los orígenes dogmáticos de Jesús y toda la constitución de la Iglesia Católica, Michel Benoît consigue despertar el interés de todos los lectores y mandar así un mensaje claro.

Es su primera novela, pero es autor de varios ensayos. Benoît, empecinado investigador del origen de las religiones, ha sido rechazado en más de una ocasión por varias editoriales para publicar sus ensayos, de ideas demasiado arriesgadas, sobre temas teológicos.

Ahora llega a España "El apóstol número 13" de la mano de la editorial Grijalbo. Una novela que es algo más que un thriller histórico. Hemos hablado con él en un céntrico hotel de Barcelona. 

 

 

ENTREVISTA

 

¿Cuándo empezaste a pensar en esta novela?

Lo primero que hice fue una investigación técnica, exegética, lingüística, seria, sobre el origen de todo; es decir, de nuestro cristianismo, de nuestras ideas. Porque me interesa la religión como hecho fundamental de nuestra civilización de occidente. Esto quizá resulte demasiado serio para los lectores, así que pensé en qué hacer para que la gente supiera algo sobre estos temas. Yo he leído muchos thrillers, así que pensé en hacer uno; o sea, tomar un personaje y poner un poco de violencia, sexo, suspense…

 

Es decir, que la novela está escrita con la intención de comunicar unas inquietudes y unos pensamientos.

Sí, si no tengo algo que decir, no escribo. ¿Para qué hacerlo? Por dinero no lo hago, escribiría otras cosas entonces. Para hacer literatura francesa ya están otros que lo hacen mejor, a mí me interesa decir algo.

 

¿Te preocupa la coherencia de la historia que cuentas con la historia real que ha vivido la humanidad?

Es muy difícil hacer una verdadera novela histórica, es decir, una novela que siga la historia hacia un cierto punto y en este punto que la ficción esté en coherencia con ella. La diferencia de mi libro con "El código da Vinci", por ejemplo, es que el autor hace una ficción que no es coherente con la historia. En cambio sí era posible que este apóstol, que históricamente ha existido, hubiese escrito una epístola; es decir, quizá el apóstol número 13 escribió una epístola, no lo sabemos, pero es perfectamente creíble porque otros lo hicieron. Esta epístola debe tener una coherencia con el resto de escritos, por lo que hay que conocer bien el contexto histórico de la época.

 

¿Ha supuesto algún cambio el descubrimiento de los Manuscritos del Mar Muerto para el cristianismo?

Son unos manuscritos muy interesantes y fundamentales, la gente se apasionó con la publicación de algunos de ellos durante los años 60-70 porque pensó que, por fin, iba a saber algo nuevo. Pero se llevaron una desilusión porque no era lo que creían, por ejemplo que Jesús era esenio o que los primeros cristianos eran esenios; pero estos manuscritos te dan el contexto intelectual, los instrumentos con los cuales los apóstoles, que no eran genios del pensamiento excepto Pablo, han construido una nueva religión, tomaron las principales ideas de los Manuscritos del Mar Muerto. Es muy visible en el cuarto evangelio de San Juan donde podemos ver esas influencias.

 

Michel, en la novela hablas precisamente de que los apóstoles no eran genios, te preguntas cómo San Juan pudo escribir su evangelio si era iletrado.

Absolutamente, San Juan es iletrado, escrito textualmente en los Hechos de los Apóstoles. Nos encontramos con que eran muy rústicos y sin conocimientos de gramática, no sabían escribir. Un evangelista en el año 32 no sabía escribir, cómo pudo escribir entonces el evangelio donde demuestra una habilidad en un griego muy elegante (él hablaba arameo). Investigaciones muy especiales han demostrado muy ciertamente que en el año 44 mataron al apóstol Juan (1) junto son su hermano Santiago (2) y su evangelio fue completado en el 95. El cuarto evangelio (el de San Juan) es el único de los cuatro donde se habla de un misterioso discípulo bienamado de Jesús, es el apóstol número 13.

(1) La tradición cristiana dice que San Juan murió en el año 100 a los 94 años de edad.

(2) Santiago el Mayor fue ejecutado mártir en Jerusalén cuando volvía de predicar en España, en el año 44. Posteriormente su cuerpo fue trasladado a Santiago de Compostela donde fue enterrado.

 

El año pasado se publicaron las traducciones del Evangelio de Judas donde se dice que no era un traidor como en los otros Evangelios, en la novela también se habla de un Judas diferente.

No es traidor. Nadie tenía necesidad de tener este texto gnóstico que se conoció en los años 80. Es uno más de los textos gnósticos, como el de Nag Hammadi (3), todos dicen más o menos lo mismo, son elucubraciones muy esotéricas sobre el fenómeno de Jesús. En éste se demuestra que Judas no es el traidor, dice que Judas quiso ser el instrumento que permitió a Jesús ser asesinado para reunir a la humanidad. Esto ya es muy teológico, porque este pobre hombre no pensaba todo esto (risas). Judas no tenía tantas posibilidades, era inculto.

(3) Nag Hammadi es el pueblo de Egipto donde en 1945 se encontraron unos textos gnósticos de los primeros cristianos. Estos manuscritos están en el Museo Copto de El Cairo.

 

¿Y son menos válidos los evangelios apócrifos que los oficiales?

Son muy interesantes para conocer el cristianismo de la tercera, cuarta y quinta generación, es decir, de los siglos II y III.

En esta época, siglo II, no estaban los evangelios canónicos, solo había textos. El hecho de escoger cuatro como canónicos y todos los demás apartarlos llega más michelbenoit2tarde, en el siglo IV y finalmente en el Concilio de Trento en el siglo XVI.

Durante dos siglos, los textos circulaban como fantasía nada más, hollywoodianos. Los evangelios apócrifos muestran, por ejemplo, la infancia de Jesús, pero no se sabe nada porque poco se puede decir de un judío que no había hecho nada.

El evangelio de Felipe, apócrifo, dice que Jesús cuando era niño hacía como todos los niños: animales de barro y después les daba vida (risas). Es como Hollywood, no hay ninguna realidad…

Ahora hay más influencia de las ideas religiosas de los gnósticos, que son más conocidos después del descubrimiento de los Manuscritos del Mar Muerto en 1947. Existen muchas obras gnósticas diversas, con los que podemos valorizar mejor los evangelios apócrifos, que no dicen nada del Jesús histórico, excepto el de Tomás, que dice 114 palabras de Jesús. Algunas están en los evangelios canónicos y otras no. Es decir, algunas no se contemplaron en los evangelios canónicos, pero son de Jesús.

 

Michel, Nil, el protagonista de la novela, tiene una estancia un tanto amarga en el Vaticano. Usted también estuvo allí, ¿qué tal fue su experiencia?

Yo era estudiante en la Universidad Pontificia de Teología y viví en contacto cotidiano con personajes importantes del Vaticano que compartían conmigo conversaciones en los claustros, en los desayunos… Es cuando entiendes muchas cosas; cuando los cardenales han bebido un poco de vino blanco, entonces hablan… Y hablan contigo sin darle importancia, pero uno tiene dos orejas y hay cosas que no olvidas.

Incluso había un cardenal francés, ya muerto, que era muy pedófilo, amaba mucho a los niños y practicaba, podría decir su nombre, pero para qué, qué importa ya… (suspira).

Luego había tráfico de influencias, chismorreos… El Vaticano es pequeño, todo se sabe.

 

Vaya, da la sensación que los cardenales no evolucionan en comparación con los del siglo XV, XVI…

¡No! Solo han evolucionado en que ahora esconden mejor sus secretos, las manipulaciones y los tráficos de influencia, también el dinero. Además, el Vaticano controla muchas cosas… 

 

También, de alguna manera, el Vaticano controla los medios de comunicación…

Claro, todavía tiene influencia, aunque cada vez menos. Imagina que el Vaticano es un estado que tiene mucha gente que informa a los Servicios Secretos. Fíjate: cuando un cristiano anónimo se informa de algo a las dos, va a ver a su párroco a las cuatro; éste llama al obispo a las seis; a las ocho el Vaticano ya está enterado. Éste es el mejor servicio de información. Bueno, mejor dicho, era el mejor servicio, ahora cada vez menos.

 

¿Crees que en los Archivos Secretos del Vaticano puede haber algo que ponga realmente en duda los fundamentos de la Iglesia Católica?

Seguro, toda la documentación del poder Vaticano está ahí. Está el compromiso del Vaticano con el poder nazista en Alemania, así como con los Ustashi (4) en Yugoslavia. Draganovic, ex sacerdote, era capo de los Ustashi, los peores, que torturaron y arrasaron poblaciones enteras. Draganovic era apoyado por el Vaticano. Los Archivos Secretos son totalmente oficiales, se abren con el tiempo, pero hay un fondo más secreto al que nadie tiene acceso, nadie sabe que existe. Hay ahí cosas que nadie debe saber.

(4) Grupo de fanáticos católicos apoyados por el régimen nazi que en plena Segunda Guerra Mundial tomaron Croacia desde Yugoslavia, donde persiguieron a todo aquel que no fuera católico. Centenares de miles de judíos, musulmanes… fueron torturados, asesinados o llevados a campos de concentración al igual que hicieron los nazis en otras zonas de Europa.

 

¿Hay que creer en Jesús y no en Cristo?

No se cree en una persona, no es un acto de fe. Puedo tener fe en tu valor, en tu moralidad, en tu existencia e incluso ahora mismo en tu presencia, te tengo enfrente, pero entre tú y yo no hay un acto de fe. Con Jesús es lo mismo, no se contacta con él, se puede contactar con las personas vivas, no es una cuestión de creencia. Cristo es una invención de los teólogos que necesitan fe.

 

Cambiando la pregunta, ¿debemos tener en cuenta la realidad de Jesús pero no creer en la Iglesia?

Sí, es el camino que hacen muchísimas personas, cada vez más. Desgraciadamente no puede ser un movimiento de masas porque las masas necesitan de la religión, mitos, misterios, creencias… Las masas necesitan creer y Marx lo analizó muy bien. Cada persona tiene su realidad y yo no puedo cambiarla, con Jesús ocurre lo mismo, él tiene una realidad. En cambio con Cristo es diferente, es una cuestión de dogmas, y los dogmas los puedes modificar.

 

¿Cuándo escribías este libro, eras consciente de la polémica que podrías suscitar en el Vaticano?

¡No hay polémica! Polémica significa publicidad y han entendido que con "El código da Vinci" hubo una polémica y consecuentemente una fantástica publicidad, uno de los libros más vendidos. Pero con mi libro hay silencio, conviene ahogar.

  

Bueno, y más con un personaje como el cardenal Catzinger, del que se dicen tantas cosas…

(Risas) No van a mover un dedo porque eso implica señalar la existencia. La política es ahogar, no tienen poder de condenar. Por ejemplo, sí condenaron la Vida de Jesús de Ernest Renan (5) en 1863 y el resultado fue dos millones de copias vendidas, el best seller del siglo XIX. Si la Iglesia condena, el libro vende más, así que es mejor callar. Pero piensa que el libro se perderá dentro de un tiempo, se olvidará como todos los libros.

(5) Renan escribió Vida de Jesús en 1863, donde ponía en duda la divinización de Jesús, hablaba de la elección interesada de los evangelios canónicos. El Papa Pío IX lo tildó de gran blasfemia.

 

¿Era más tolerante Juan Pablo II que Benedicto XVI?

¿Es que hay un nuevo Papa? No lo sabía…

 

Creo que sí, ¡habemus papam!…

¡Pues cambia mi vida! (risas). Un Papa sigue a otro, son todos lo mismo, no hay diferencia. Son hombres que tienen una función, uno sucede al otro, pero son iguales. Bueno, la diferencia es mediática. Juan Pablo II sabía hacerlo muy bien, iba a Sinagogas, al Muro de las Lamentaciones… Con los ortodoxos, Pablo VI hizo un acercamiento, por ejemplo, cuando el Patriarca Atenágoras vino a Roma. En cambio, cuando Pablo VI fue invitado a Grecia, no fue porque eso ya era más controvertido.

 

Michel, ¿por qué crees que las editoriales tienen tanto miedo a publicar ciertos libros sobre las religiones si estamos en libertad de expresión?

Porque editan para el gran público. Al público no le gusta leer ciertas cosas porque toda su educación católica, sus certezas, el orden del mundo es de una determinada manera. La gente no quiere que cambie nada, por lo que las editoriales no publican ciertas cosas. Ellos van a por el gran público.

  

Es una lástima para los que sí buscan ese cambio…

Sí, pero no es el gran público. El gran público quiere divertirse y tener fantasmas sobre el dinero, la religión… Deben alimentar esos fantasmas porque los necesitan para vivir. Por ejemplo, a Chirac le gusta ir a misa aunque no crea en nada y a los franceses laicos les gusta ver a Chirac ir a misa. Sarkozy todavía no ha ido a misa (risas). Es el orden del mundo. Además, ahora con las amenazas del Islam no es el momento de cuestionar nuestro cristianismo, tenemos otros problemas.

 

¿Cómo verías que la novela se llevara al cine?

Hay un contacto con un realizador en Francia, pero son cosas que necesitan tiempo. Él me dijo que tiene dos problemas: no hay personajes jóvenes y no hay pechos ni culos (risas). Él me lo dijo, no hay pechos ni culos pero hay viejos, cómo puedo hacerlo.

 

Bueno, hay una prostituta rumana…

Sí, muy simpática, pero no basta. Debe haber relaciones, en la secuela el padre Nil sí va a tener ciertos problemas…

 

Vaya, hay una secuela en proyecto.

Sí, hay una secuela, pero está dentro de mí todavía, necesito tiempo. El problema no es hacer un thriller, eso es muy fácil, dime cuánto quieres y dame tiempo. La dificultad es alimentar tu thriller con cuestiones interesantes. Por ejemplo, "El código da Vinci" es un thriller, lo lees y pasas un buen momento, pero luego no queda nada.

Yo quiero que cuando se lea mi novela, luego se piense un poco, esa es mi dificultad, que no puedes hablar otra vez de lo mismo, aunque debes alimentar bien la novela.

 

Pues muchas gracias, Michel, por tu tiempo, ha sido un placer.

Gracias a ti y disculpa si te has aburrido mucho (risas).

 

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