Anika entre libros

Entrevista a María García-Lliberós por "Babas de caracol"

"detesto los libros cuya lectura exige un diccionario al lado. Busco una prosa culta, cuidada y sencilla"

Firma: Joseph B. Macgregor / Fotos: Anika Lillo / Julio 2007

 

María García-Lliberós ya fue entrevistada por Carlos Ferrer para Anika Entre Libros en relación a la concesión del Premio Ateneo de Sevilla 2002 por su novela Como ángeles en un burdel (Algaida, 2002)

Nuestro colaborador conversa con María sobre su última novela publicada hasta la fecha, "Babas de Caracol". En éste, se nos narra la historia de Pedro Ribera, novelista en crisis (personal, sentimental y creativa), quien recibe un curioso y extraño encargo: escribir la historia de Berta Astomi Ferrán, una anciana casi centenaria, que ha fallecido recientemente, una auténtica desconocida para él. Ésta lo ha elegido como principal beneficiario de una enorme cantidad de dinero (es fan de sus novelas) a condición de que escriba una especie de biografía novelada de su vida. Para ello, Ribera deberá realizar una labor de documentación e investigación sobre los acontecimientos más sobresalientes o destacados de la vida de Berta, una historia repleta de numerosos conflictos personales y emocionales.

 

 

ENTREVISTA

 

Te confieso que emprendo esta entrevista con algo de temor. No sé si las apreciaciones negativas que Ribera hace de los críticos o entrevistadores literarios le pertenecen sólo a él o son compartidas también por ti.

No es tu caso, tú me estás haciendo la entrevista después de haber leído la novela, pero te aseguro que perteneces a una minoría.

 

Introduces tu libro con un par de citas, una de Francis Bacon y otra de Fiodor Dostoieski. Bacon afirma: "Me gustaría que mis cuadros se vieran como si un ser humano hubiera pasado por ellos, como un caracol, dejando un rastro de presencia humana y de la memoria del pasado, igual que el caracol va dejando su baba." ¿Qué relación tiene esta cita con tu libro? ¿Tiene que ver con el argumento o es más bien una declaración de principios sobre tus intenciones al escribir esta novela?

La cita de Francis Bacon me sugirió el título del libro. La leí en el catálogo de una exposición antológica sobre su obra en el IVAM y pensé enseguida que Berta, mi protagonista, era una mujer con vocación de dejar huella de su paso por este mundo, hasta el punto de contratar, una vez muerta y a través de su testamento, a un escritor para que reconstruya y cuente su historia.

La frase de Dostoievski "La verdad genuina siempre parece improbable. Para que la verdad resulte probable hay que mezclar con ella algunas mentiras", es un anticipo de lo que más tarde desarrollaría Vargas Llosa en el estupendo ensayo "La verdad de las mentiras". Demuestra que una novela es la suma de muchas mentiras que contienen una gran verdad. Estoy muy de acuerdo y un ejemplo es Babas de caracol, inspirada en la realidad al mismo tiempo que la reinventa.

 

En primer lugar, me llama mucho la atención que hayas elegido como protagonista-narrador-investigador de la historia de Berta a un escritor y no a una escritora. Parece más obvio que siendo una escritora la identificación entre ésta y la mujer que centra su peripecia fuera mayor.

Supongo que fue algo inconsciente. Me siento mejor camuflada detrás de Pedro Ribera que de una Petra Ribera. Reconozco que en algunos aspectos es mi alter ego, por ejemplo, en su relación con Áticus, el perro. Es preferible que el lector no "vea" al autor tras un personaje.

 

En "Babas de Caracol" existen dos tramas que intentas interconectar: por un lado, las andanzas de Pedro Ribera por descubrir detalles de la vida de Berta, y por otra, la biografía personal y sentimental de la propia Berta. ¿Crees que has conseguido que ambas tramas estén bien equilibradas? Y de ser así ¿De qué modo lo has logrado? ¿Qué estrategias has utilizado para ello? Desde mi punto de vista, a mí como lector me interesan mucho más los dramas personales de Berta que las odiseas más o menos sentimentales o metaliterarías de Ribera, que no me parece un personaje tan interesante como el otro.

La auténtica protagonista es Berta. Su historia posee tanta fuerza que eclipsa cualquier otra. Da mucho que pensar y no permite la neutralidad ni la indiferencia. Es una historia de la que se pueden extraer enseñanzas, ésta es la parte positiva, y el primero en beneficiarse va a ser su descubridor. Conforme Pedro va obsesionándose, recreando y escribiendo la vida de Berta, no puede evitar implicarse y reflexionar sobre su existencia, sobre las oportunidades malgastadas y las oportunidades perdidas, pero él, a diferencia de Berta, está a tiempo de salvarse de la infelicidad, un concepto ligado a la soledad.

Pedro Ribera es un protagonista instrumental. Los capítulos relativos a su experiencia dan un respiro al lector, porque todo lo que atañe a Berta genera tensión, incluso angustia. Intercalar las dos historias lo considero un acierto y permite, además, contraponer hechos acaecidos hace varias décadas, en una España irreconocible, con otros de hoy en día y calibrar mejor las circunstancias jurídicas, sociales y políticas con las que tuvo que lidiar Berta.

 

De igual modo, me gusta mucho como mantienes el interés, consigues ser sencilla pero a la vez tu prosa está muy cuidada. Es una novela que he leído en muy poco tiempo, posee una enorme capacidad de "enganche", pero también es muy "bonita" de leer.

Babas de caracol ha sido la novela que más tiempo me ha costado de escribir. El argumento es complejo y contiene una trama jurídico y económica enrevesada que yo he tratado de hacer sencilla al lector. Éste debe comprenderla a la primera. Así que un objetivo consistió en hacer fácil lo difícil.

Respecto a la prosa, detesto los libros cuya lectura exige un diccionario al lado. Busco una prosa culta, cuidada y sencilla, en la que casi por sistema elimino adverbios y mantengo sólo los adjetivos necesarios.

 

¿Tienes la novela perfectamente estructurada, final incluído, en tu cabeza antes de empezar a escribirla? ¿Tiene tu método de trabajo algo que ver con el que utiliza Ribera para narrar su novela sobre Berta?

Cada novela tiene su propia metodología. En el caso de Babas de caracol tuve clara la historia que quería contar desde el principio. La vida de Berta constituía el eje del que no iba a separarme demasiado. Está inspirada en hechos ciertos que lliberos1me llegaron de forma oral. Hubo una mujer, a la que no conocí, de cuya vida tuve noticias que me interesaron lo suficiente para indagar sobre ella y novelarla.

Si empleé tres años en escribir Babas de caracol, uno lo dediqué a investigar. Recopilé información, acudí a hemerotecas, Registros Civiles y de la Propiedad, estudié las leyes de la Segunda República y las franquistas que afectaban a los derechos de la familia. El testamento de Berta con el que se inicia la novela es consecuencia de otros muchos que pude leer en los registros y de mi fantasía, pues añado el legado modal (encargo al famoso escritor Pedro Ribera de que escriba una novela inspirada en su biografía a cambio de una importante cantidad), figura contemplada en nuestro Código Civil.

Es la forma que encuentra Berta para que se conozca "su verdad", para hacerse justicia y pedir perdón a su hijo. A partir de ahí, Ribera comenzará a trabajar y escudriñar en la vida de Berta e irá tomando notas, deduciendo, imaginando. La novela toma la forma de una crónica de estos avances, los mismos que yo iba haciendo en mi trabajo.

 

A lo largo del libro se cita con frecuencia a Vicente Blasco Ibáñez. ¿Es un escritor que te interese o te guste especialmente? ¿Qué aspectos de su novelística piensas que pueden tener actualmente vigencia o interés?

Leí de jovencita algunas novelas de Blasco Ibáñez que recuerdo interesantes. En Babas de caracol destaco su importancia como político republicano y periodista y la influencia que ejerció, desde su periódico El Pueblo, sobre parte de la sociedad valenciana. Fue un ídolo para muchos, deslumbrados por su fama y carácter poderoso. A don Ramón, el padre de Berta en la novela, me lo imaginaba blasquista a tope, incluso con cierto parecido físico a don Vicente.

  

Otro nivel de lectura de la novela que parece interesante señalar, es que a partir del personaje de Berta haces un recorrido por la situación de la mujer española antes, durante y después de la Guerra Civil. Pienso que desde este punto de vista, la novela funciona muy bien.

La vida de Berta, de casi 100 años, permitía repasar la situación de la mujer en España durante un siglo y supuso, en la novela, un aspecto esencial. Pienso que una forma de enjuiciar a un régimen político es a través de la felicidad o desgracia que han llevado a sus ciudadanos y, en este sentido, es obvio que la vida de Berta habría sido muy diferente con otras leyes.

La ley franquista que anulaba la republicana del divorcio es un ejemplo de disparate jurídico, es cruel y propicia la venganza. Sin embargo, aunque nos parece medieval, estuvo vigente hasta hace unas décadas y se aplicó con saña. Estas cosas la gente no las conoce y está bien que la Literatura contribuya a desempolvar nuestra Historia reciente.

 

En ese sentido, me parece alucinante todo el episodio de la sífilis, cómo la que sale perdiendo es la mujer, cómo se le da la vuelta a la tortilla y finalmente el marido-contagiador sale indemne y ella, Berta, aparece culpable no sólo ante la sociedad pequeño burguesa y provinciana sino ante su propia familia.

Casos como el que cuento en la novela de la sífilis eran frecuentes. Contagios de enfermedades sexuales entre cónyuges sigue y seguirá habiendo. Lo tremendo fue la calumnia y la forma tan sencilla de destrozar la reputación de una mujer en tiempos en los esa reputación constituía su principal patrimonio. La escritura de este capítulo me obligó a sumergirme en el espíritu colectivo de la época y en la piel de Berta, esa mujer fuerte que pudo ser una triunfadora y que quedará ya marcada para el resto de su vida, porque de las heridas del alma es difícil sobreponerse.

 

Me da la impresión que esta historia sólo podía suceder en Valencia, hasta tal punto Villacesu es un personaje más de la trama, pero que está muy bien, porque se siente como algo presente pero que no invade ni molesta el devenir de la narración.

Esta historia sucedió en Valencia y en Villacesu que es el nombre de un supuesto pueblo valenciano, pero podría haber sucedido en otros puntos de España. De hecho, durante la promoción de la novela, en Barcelona, me contaron otra espeluznante. Y muchos lectores que me han escrito o con los que he hablado me han contado otras dignas también de novelarse. Babas de caracol es una novela de secretos familiares por eso está gustando tanto, porque la gente la reconoce próxima y real como la vida misma, a pesar de que los hechos sean casi inverosímiles. Es la realidad la que, a veces, parece pura ficción.

 

Los hombres no salimos muy bien parados en esta novela: Juan Nogales, mujeriego, mentiroso, manipulador…; Don Ramón, un pobre cobarde, que permanece escondido en su refugio, durante la Guerra Civil, etc. De todos modos, lo bueno de tus personajes es que son arquetipos sino que demuestran una gran humanidad, en sus contradicciones, dudas, inquietudes… Es muy significativo, en ese sentido, toda la parte que dedicas a describir como se siente Don Ramón tras la muerte de su esposa.

Los hombres han sido siempre la parte dominante en sociedad y las mujeres la dominada. Todavía es así aunque legalmente las cosas hayan mejorado. En consecuencia, tienen unas posibilidades para el abuso que la mujer no tiene.

En la novela, Juan, el marido de Berta, es el que sale peor parado, es quien personaliza lo perverso. Don Ramón sólo es un machista, egoísta y cobarde. Pero los hijos de Berta aparecen como víctimas de las circunstancias también, y Pedro Ribera como un hombre capaz de reflexionar, corregir errores de conducta y compartir. No salen todos mal parados.

Por otra parte, Berta es una mujer con la que el lector se identifica en la primera parte de la novela y se va distanciando en la segunda porque es víctima y también verdugo. No es un ejemplo de mujer a imitar. Mis personajes son humanos y, por tanto, contradictorios, con virtudes y defectos, reflejan nuestra condición de mortales, capaces de hacer el mal, de equivocarse, orgullosos, con problemas para comunicarse y perdonar. Como cualquiera de nosotros en sus circunstancias.

 

Pues esto es todo, María. Te agradezco mucho tus respuestas y tu generosidad para conmigo.

Gracias.

  

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