Anika entre libros

Entrevista a Manuel Serrat Crespo y José Marzo, traductor y editor de la trilogía de Jules Vallès

"Jules Vallès es un gran narrador. Rechazaba el amaneramiento de su época y se adelantó varias décadas con un estilo incisivo y directo. José Marzo"

Firma: José Luis / Fotos: autores / Noviembre 2007

 


Es difícil hablar de Jules Vallès sin antes retratar someramente al autor y, paralelamente, a su obra. Expongo, pues, cómo nace, crece y culmina, esta excelente trilogía.

En el exilio, por su activa participación en la Comuna de 1871 se ve obligado a huír a Bélgica y después a Londres. Un exilio marcado por una condena a muerte por contumacia.

Tras la muerte de su hija de pocos meses, Vallés evoca su vida julesvallesinfantil y escribe el primer volumen de su famosa "Trilogía de Jacques Vingtras" (alter ego del autor), "El niño", publicándola por entregas en 1878 (una costumbre muy de la época) en el periódico Le Siècle, curiosamente prohibido por la misma Comuna durante la revolución, bajo el pseudónimo de La Chaussade.

En 1878 escribe Vingtras II (retitulada "El bachiller"). Publicada de igual manera que "El niño", en 1879, bajo el pseudónimo de Jean La Rue.

Muerto en 1885 y enterrado en un acto multitudinario en el famoso cementerio de Père-Lachaise, la tercera parte de la trilogía, "El insurrecto", aparece en 1886. (Interesante la dedicatoria de este volumen: "A los muertos de 1871. A todos aquellos que, víctimas de la injusticia social, tomaron las armas contra un mundo mal hecho y formaron, bajo la bandela de la Comuna, la gran federación del sufrimiento, dedico este libro".

Muere, pues, con 53 años, víctima de la diabetes y según dicen, sus últimas palabras fueron: "Yo he sufrido mucho".

Esta entrevista se hace con motivo de la publicación de la Trilogía de Jacques Vingtras (El niño, El bachiller, El insurrecto), de Jules Vallès, a cargo de la Editorial ACVF.

Para ello hemos entrevistado al editor y también escritor, José Marzo, y al traductor de la trilogía, Manuel Serrat Crespo.

 

 

ENTREVISTA

 

Entrevista a Manuel Serrat Crespo, traductor

 

¿Nueva traducción - desde cero - o has utilizado/revisado la traducción que ya hiciste en una edición anterior de esta obra en español? (Alianza la editó en los años 70, Bruguera y Mateu en los 80 del siglo pasado. Al menos esta última citada manuelserrat1fue traducida, si no tengo mal entendido, por ti, e incluso prologada en el volumen de "El insurrecto").

Traduje, sí, "El Insurrecto" para la colección "Maldoror" que editaba Mateu, en 1970, y escribí para la edición un prólogo que ahora no he querido reeditar (aunque en líneas generales me parecía aceptable) porque la nueva edición de la trilogía lo hacía innecesario y porque incluia algunos errores, algunas lagunas que se han aclarado con el transcurso del tiempo.

Traduje luego "El niño" y "El bachiller" para Bruguera (1985 y 1986, respectivamente).

La edición actual es, pues, la primera y única completa que existe, en España, de la trilogía de Vallès

 

Ya sea traducción actual o revisión de la antigua, hemos de afirmar, obviamente, que no cualquiera puede ser traductor. Aparte del conocimiento de ambos idiomas, ¿qué recursos has necesitado para traducir, bastante bien a mi parecer, la obra de Vallès?

No, no cualquiera puede ser traductor literario… O sí… Esta es una pregunta que exige respuesta pero suscita, en cambio, nuevas preguntas… "¿Qué es traducir literatura?", por ejemplo. O "¿qué se traduce cuando se traduce?". Tonterías, claro, bobadas que sólo puede comprender quien se haya enfrentado a un texto literario y haya intentado cambiarle la piel de las palabras.

Creo que la condición exigible a un traductor literario es -por encima de todo- el conocimiento apasionado de la lengua de llegada. Luego, claro está, también el de la lengua de partida, cuanto más profundo mejor, y el de la cultura en la que se ha gestado el original.

Pero me parece imprescindible que el traductor sea un "escritor" en la lengua a la que traduce… Que haya sentido la necesidad de escribir sus propios textos antes de intentar abordar los textos de los demás.

Es una opinión, naturalmente, tan discutible como la que más…, aunque la creo fundamentada.

 

¿Con qué material de ayuda has podido contar a la hora de enfrentarse a un trabajo de este tipo?

Me enfrenté a ese trabajo en una época muy distinta a la actual. La informática y, sobre todo, el tío Google han mejorado notablemente nuestras condiciones de trabajo… Mencionaré, pues, las herramientas que solía manejar por aquel entonces: Un magnífico diccionario bilingüe en cuatro tomos, el de Nemesio Fernández Cuesta, editado por Montaner y Simón en 1885 (¿saben ustedes que también las palabras caducan?) y que me costó cuatro chavos en una librería de lance. El clásico Littré, naturalmente. Y algo que sigue pareciéndome una bendición para cualquier traductor literario que se precie: la inmensa Enciclopedia Universal Espasa.

 

¿Cuál ha sido tu objetivo primordial: traducir palabras/frases/párrafos o traducir ideas?

Reconozco que no comprendo esa pregunta… Mi objetivo primordial era (sólo podía ser) verter al castellano lo que Jules Vallès había escrito en francés… ¿Cómo coño se traducen las ideas?

Pienso que el mero hecho de hablar supone ya la traducción a un sistema de signos de algo que ha sido concebido (o sentido) de otro modo… Y ni siquiera eso es siempre posible, también el autor se "traiciona" pues.

Por otro lado, todos leemos a partir de nuestra circunstancia personal y lo leído es interiorizado de un modo distinto por cada lector…

Traduje, pues, mi lectura de la trilogía; y estoy convencido de que cada uno de los lectores de mi traducción se acercarán a ella de un modo personal, distinto pues. Eso es algo que me fascina…

 

¿Hasta dónde consideras posible la libertad de un traductor a la hora de enfrentarse a una obra tan conocida - aunque sea en otros países - como la de Jules Vallès?

La traducción debe ser fiel, dice Kundera… ¿Pero qué es una traducción fiel? Creo que una anécdota explicará de qué estoy hablando. Traduciendo a Edgard Morin encontré una frase de sencillísima traducción: Ce gène ne me gêne pas, es decir "este gen no me molesta"; pero era evidente que el autor no hubiera escrito aquella frase, perfectamente prescindible en su discurso, sin el juego de palabras gène y gêne… ¿Dónde buscar entonces la fidelidad?

Reconozco que a medida que envejezco, a medida que se amontonan mis traducciones (más de quinientas, ya), todo se me vuelve pregunta con mil respuestas posibles.

Tal vez traducir sea cuestionarse continuamente. ¿Hasta dónde llega la libertad del lector en su lectura?

  

He tenido muchas ocasiones de observar una mala traducción por el simple hecho de que el traductor se ha atrevido con una obra sin dominar el argot típico del tema del que se ocupa. En tu caso ¿te has encontrado con ese problema en tu traducción?

No, no recuerdo haber tenido ese problema porque los terminos más o menos populares que Vallès utiliza, más que argot en sentido estricto, me eran ya conocidos. De todos modos la cuestión de las jergas produce, es ciertos, algunos malentendidos… Y no todos imputables a los traductores.

Tuve que enfrentarme a una editorial barcelonesa que había cambiado mis numerosos "gilipollas", en una traducción de Pennac que los exigía, por unos "imbéciles" que les parecían menos incorrectos…

Ultimamente, tuve que negarme a firmar una traducción para otra prestigiosa editorial, madrileña esta, a la que mis "cagüendiós" -exacta traducción del original- le parecían malsonantes y debidos a que "los catalanes sois muy mal hablados"… ¡Cosas!

 

Las fechas de entrega, ¿te han condicionado mucho a la hora de trabajar en la traducción de Jacques Vingtras?

Es una reedición, corregida, de unas traducciones ya publicadas… Y tengo que agradecer a la editorial el espléndido trabajo de edición realizado. No me sentido julesvalles1pues condicionado en absoluto.

 

¿Te ha llevado mucho tiempo la traducción de la trilogía?

No recuerdo con exactitud el tiempo que dediqué a cada uno de los libros. Pero los traductores literarios profesionales debemos resolver forzosamente una proporción matemática entre el tiempo empleado y la paga recibida… Eso condiciona, claro.

 

En esta obra de Vallès ¿qué dificultades fundamentales ha encontrado a la hora de traducirlo?

Variaron dependiendo del volumen. "El niño", por ejemplo, planteaba problemas especificamente literarios. El ritmo de la prosa, por ejemplo, que debía fluir conservando la naturalidad del discurso, sin excesivos recursos a lo "literario".

"El insurrecto", en cambio, tiene la fuerza de lo inmediato, del grito de rabia y denuncia… Y, además, una cáscada de datos y personajes históricos, algunos de los cuales me eran desconocidos. La "Espasa" me fue vital, entonces.

 

¿Qué impresiones destacarías cuando ves la obra terminada, editada y comprendes que lo que has hecho es acercar un autor a un público que de otra manera no lo tendría a su alcance?

Con ciertos matices (aunque no demasiados) es la misma emoción que siento cuando se edita un libro "del todo mío". Alguien va a leerlo, alguien se emocionará con algo que yo he escrito (o traducido); y aunque su estremecimiento no sea el mío (la lectura es un vicio solitario), lo justifica. Con eso basta… Creo.

 

Si consideramos que has revisado la traducción citada en los años 80 ¿en qué aspectos principalmente - si ha habido alguno - has considerado necesario modificar o cambiar el texto, ya sea en su contenido o en su enfoque y matices?

Sí, pedí a la editorial que suprimieran las notas que llenaban "El insurrecto", convirtiéndolas en un índice de nombres citados al final del volumen o modificando la traducción en el sentido de la nota del traductor… Soy ahora enemigo acérrimo de las notas a pie de página. Han hecho un trabajo magnífico -creo haberlo dicho ya- y se lo agradezco. Porque, además, era necesario unificar unas decisiones que -separadas por una década de distancia- habían sido distintas en "El insurrecto" y en "El niño" o "El bachiller".

 

Muchos escritores tienen su traductor "personal". Saramago o Grass son ejemplos de ello. ¿Podría ser el sueño de un traductor ser elegido personalmente por un autor para este trabajo?

Halaga, claro; y tengo la suerte de tener autores que han terminado convirtiéndose en mis amigos. Gilbert Sinoué, por ejemplo… O Daniel Pennac, que tuvo la humorada de convertirme en personaje de una de sus novelas: "El dictador y la hamaca"

 

Bien. Esto es todo. ¿Algo que quisieras añadir?

Sólo una cosa… Hay que terminar con la invisibilidad del traductor literario. Su trabajo puede destrozar un libro y -creo, creo…- puede salvarlo también. Si los lectores comienzan a tomar conciencia de ello, si se crea una "cultura de la traducción literaria" y las malas traducciones comienzan a afectar los índices de venta, las condiciones de trabajo de los "buenos" traductores mejorarán y -con ello- mejorará también la calidad de las traducciones.

O eso creo.

 

Muchas gracias por tu colaboración. Ánimo y prosigue haciendo inteligibles y cercanas obras que, de otro modo, se mantendrían en "la inaccesible biblioteca universal de obras de arte en otros idiomas".

 

 

Entrevista a José Marzo, Editor

 

En algún sitio he leído que esta es la primera vez que se edita completa la trilogía de Vallès en castellano. Buceando por ahí encuentro que tanto El niño como El bachiller ya tienen sufiientes precedentes en nuestro catálogo literario. No parece josemarzoque pase igual con El insurrecto. Una edición prologada por Andreu Nin en 1935 y el tomo de editorial Mateu (colección Maldoror). ¿Tan peligrosa podía verse la edición de ese tercer volumen en cierta épocas? ¿O piensas que podrían exitir otros intereses - o desintereses - para no abordar su edición en este idioma?

Gracias por invitarnos a hablar de la obra de Jules Vallès.

En ACVF EDITORIAL hemos publicado por primera vez juntas las tres novelas de la llamada Trilogía de Jacques Vingtras, en la misma traducción y con criterios de edición unificados.

Hemos recogido el testigo de las ediciones anteriores. Sin su esfuerzo y su ejemplo, no estaríamos aquí.

Durante años ha habido cierto desinterés de los intelectuales y las editoriales más importantes por las novelas de carácter social y político. Lo considero parte de ese modo de entender la vida apolítico y corporativo que se nos intenta inculcar.

 

La obra, completa, ¿podría considerarse edición o reedición?

Es una reedición. No tenía sentido encargar una nueva traducción disponiendo de una hecha por uno de los mejores traductores literarios, como es Manuel Serrat Crespo. Además de traductor es escritor, y posee un gran oído para captar el tono de Vallès. Nuestra tarea ha sido revisar las ediciones anteriores, descatalogadas desde hace varias décadas, y subsanar descuidos de edición para entregar al lector una obra casi perfecta. Bajo la supervisión de Manuel, se han unificado los criterios lingüísticos de las tres novelas; también se ha añadido un glosario y una cronología.

 

Una cosa es cuál es nuestro trabajo y otra lo que a cada uno nos gustaría proyectar de éste (la eterna dicotomía deber-querer). ¿Qué has buscado al decidirte a editar a Vallés?

Poner a disposición de los lectores en español, en una edición de calidad, una obra maestra de la narrativa contemporánea, referente de la narrativa social y política.

 

La ética del editor siempre ha sido puesta en entredicho, tanto por los críticos como por los autores. ¿Ha existido esta ética a la hora de editar a Vallès, o todo va encaminado al puro mercantilismo?

Como novelista y editor, me reconozco incapaz de juzgar la ética de unos u otros como colectivo. La opinión personal que un determinado editor o autor me merezca es irrelevante.

En ACVF Editorial publicamos poco, sólo aquellos libros que en nuestra opinión merecen un lugar destacado en la cultura actual. Publicamos libros de fondo y a autores de largo recorrido, apostando por el boca a boca de los lectores. Éste es el criterio que hemos seguido para publicar el Bestiario de greguerías ilustrado por David Vela, o los dibujos de Bartolí sobre la represión a los exiliados republicanos en los Campos de concentración. Me encantaría que nuestros libros se vendieran bien, porque eso nos permitiría editar otros libros de alta calidad arrinconados e impulsar otras aventuras culturales. Al contrario que el periodismo y algunas expresiones artísticas, la edición de literatura no se financia con publicidad ni mecenazgo.

 

Existe una asociación en Francia de "Amigos de Vallès". Incluso se edita una publicación periódica, de alta calidad, sobre Vallés y su mundo (sus paisajes, su vida, escritores que le influenciaron, autores posteriores que tratan su obra…) ¿Qué influencia o ayuda, si la ha habido, ha tenido esta asociación en la edición de la trilogía de Vallès?

En Francia es un escritor muy conocido. Entre sus admiradores se han contado Albert Camus y Jorge Semprún.

Mantuve alguna correspondencia con la asociación Amis de Jules Vallès, de la Universidad de Saint-Étienne, y que fue fundada por Roger Bellet, ya fallecido, biógrafo del autor y el mayor especialista en su obra. He consultado sus publicaciones.

 

Existe una gran competitividad en el mercado literario. ¿Crees que Jules Vallès es lo suficientemente competitivo, mediando entre su obra y hoy tantos y tantos acontecimientos históricos y revolucionarios como para llenar cientos de libros? Quiero decir, en resumen, ¿es actual Vallès? ¿Hasta qué punto?

Frente a un concepto competitivo de la cultura, preferimos reivindicar un concepto de calidad del libro. Venimos a sumar, no a restar.

Vallès es muy actual. La trilogía constituye uno de los mayores exponentes de la formación de una conciencia política democrática. Es un pionero de la novela política contemporánea.

Jules Vallès es un gran narrador. Rechazaba el amaneramiento de su época y se adelantó varias décadas con un estilo incisivo y directo. Es precursor literario de escritores como Céline o nuestro Pío Baroja. Contribuyó a desarrollar la narrativa del siglo XX.

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Peter Härtling habla del "libro enfermo" y añade sobre los editores "Simples esclavos del mecanismo del aumento de ventas". ¿Se podría aplicar esta frase a la edición de Vallès?

Desconozco el contexto de la frase de Härtling, pero es cierto que la cultura del libro atraviesa por una crisis. El principal problema es la dificultad de los lectores para discernir los buenos libros entre la avalancha de títulos. Hay una carrera loca por editar y editar, sea lo que sea. Una agente literaria me lo expresaba del siguiente modo: "Lanzan cien libros al aire a ver si alguno cae de pie".

No hay mejor difusor de un libro que una persona que ha disfrutado con su lectura. La solución a largo plazo pasará por dar mayor protagonismo comunicador al lector y al libro de calidad y de fondo. Faltan lo que yo llamo "comunidades espontáneas de lectores". ¿Por qué? En España, el boca a boca entre lectores tiene muchas dificultades para establecerse. Es un tema complejo que requiere un debate aparte.

 

Un editor es… ¿una persona elitista, autoritaria, censora, explotadora, colaboradora…? ¿Hasta qué punto ha influido alguno de éstos - u otros calificativos - a la hora de elegir a Vallès como "publicable" por la editorial?

Un editor debería ser un artesano que actúa de intermediario entre el autor y el lector. El endiosamiento de algunos editores y el de algunos escritores me parece ridículo.

 

Se habla de "lucha editor-escritor" y también de "fidelidad del editor con sus autores". Naturalmente, en este caso no pueden haber surgido estos problemas. ¿Con cuáles en concreto - si los ha habido - has tenido que luchar para sacar a la luz la trilogía completa?

Me gusta distinguir entre editar, imprimir y publicar. Publicar es dar a conocer, y para ello son necesarios los comunicadores. Si un libro no se comunica, carece de existencia para la mayoría. Aquí es donde hemos fallado, porque la mayoría de los lectores potenciales de Vallès sigue desconociendo su existencia y la importancia y calidad de sus libros. La trilogía de Jules Vallès es a la novela social y política lo que cualquiera de los Testamentos a la tradición cristiana. ¿Cabe imaginar que el Testamento de san Juan estuviera descatalogado? ¿O que si se editara, sus medios afines no pusieran de inmediato este hecho en conocimiento de sus lectores? Esto está ocurriendo en la España de 2007 con la obra maestra de Jules Vallès.

 

La obra está muy bien editada. Tamaño, color del papel, tipografía… ¿Es económicamente rentable este tipo de publicación?

En ACVF Editorial no nos hemos planteado la rentabilidad inmediata al editar la trilogía de Jules Vallès. Como libro de fondo, tendrá un recorrido muy largo.

 

Ya sabemos que una persona es lo que su evolución y sus vivencias, tanto internas como externas, le sobrevienen, influyen y moldean. ¿Quién sería para ti Jules Vallès? ¿El defensor de la infancia, el sufrido estudiante, el revolucionario en combate contra la opresión del Estado…?

Todos ellos. Fue un niño maltratado, pero también un enamorado de la vida y la naturaleza. Luchó contra un Estado autocrático, capitalista y confesional. Su juventud se consumió en trabajos sin expectativas y en debates sin resonancia. Malvivió en pensiones de miseria. Fue un luchador por la justicia social y el Estado federal, democrático y social. Le zancadillearon sus propios compañeros, e incluso alguna mala hierba hizo correr bulos sobre él. Defendió los derechos del niño a la educación y la felicidad. Un enorme escritor.

 

¿Por qué la edición de su obra precisamente? ¿Idealismo, pedagogía, mercantilismo?

Como contesté anteriormente, hemos querido poner a disposición del lector, en una edición de calidad, una obra maestra de la narrativa contemporánea. No he entendido muy bien el sentido de tu segunda pregunta. Los sentimientos, caracteres y motivos son mestizos, como el mundo. La pureza sólo existe en las probetas de los científicos y en los sueños de los inocentes. La personalidad puritana, que niega su mestizaje y la complejidad, construye pesadillas y se halla en la base de todas las sociedades y estados totalitarios.

 

¿Es una ventaja editar la obra de alguien ya fallecido? ¿Menos discusiones, menos problemas de derechos de autor…?

Me encantaría tener la oportunidad de pelearme con Jules Vallès. En traducciones y en ilustraciones de obras de dominio público, seguimos el criterio de que tanto los traductores como los ilustradores perciban el porcentaje de derechos que corresponderían al autor.

 

La Comuna, los sucesos revolucionarios de 1871, Vallés actor directo del drama, pero ¿supones en España el interés suficiente sobre esa etapa histórica en Francia como para justificar la edición?

Francia fue la vanguardia cultural, artística y política de Europa durante el siglo XIX.

En España se suele identificar "Comuna de París" con "comunismo". En realidad, "Comuna de París" es la traducción habitual del francés "Commune", que significa "municipio". La Comuna de París de 1871 fue una revolución donde coexistieron tanto los anhelos igualitarios como los libertarios. Se promovió el asociacionismo y la participación ciudadana en las instituciones municipales.

En sus semanas de existencia, sentó las bases de varios derechos y libertades fundamentales. Fue el primer Estado que legisló la "educación obligatoria", como un deber de los padres, los tutores y la sociedad para con los niños, como única garante de la igualdad de todos los niños y de sus libertades individuales. Al mismo tiempo, estableció la separación del Estado y todas las iglesias, como garantía de la libertad de conciencia y de la libertad religiosa. Jules Vallès fue miembro de la comisión de educación y presidió la última sesión de la Comuna, con el ejército reaccionario de Versalles a las puertas de un París cuyo pueblo se negaba a entregarse.

 

Vallès no ha sido precisamente un afamado escritor por estos lares. La época de que trata, tampoco. ¿Piensas que esta edición puede ayudar a interesar al lector por la historia en sentido general, más que por las historias en particular?

Espero que el lector disfrute con la lectura de un buen libro y descubra a un gran escritor en su mejor obra. Que se adentre en la historia por la puerta de servicio, donde se cuece la sopa. Novelas como las de Vallès nos ayudan a entender la historia general y a entendernos a nosotros mismos, al permitir que nos veamos desde otra perspectiva.

 

En Francia es un autor muy conocido. No así aquí. ¿A qué achacarías ese desconocimiento?

Desconocemos lo que no se nos ha enseñado. No hay disculpa para no hablar de la obra más importante de un gran autor. Hoy día no existen literaturas nacionales, y la obra de Vallès trasciende la historia francesa y se inserta en la de las luchas culturales y sociales democráticas, que son globales.

 

¿Qué es lo que has encontrado más gratificante en la edición de esta obra?

Releer a Jules Vallès y descubrir matices que antes me habían pasado desapercibidos. Conversar con otros lectores de la trilogía de Jules Vallès.

 

Además de editor eres escritor. ¿Qué opinión te merece, como escritor, Jules Vallès?

Leí El niño por primera vez a finales de los años ochenta, en la traducción de Manuel. Me impactó su sencillez. Cada frase estaba cargada de verdades como puños, de una gran sensibilidad. El bachiller me confirmó que me encontraba ante un autor fundamental, es una de las novelas más humorísticas que he leído nunca. Las últimas páginas de El insurrecto tienen una gran fuerza. Jules Vallès escribió su trilogía en estado de gracia, con una enorme libertad expresiva, siempre al servicio de la narración.

 

Hablemos un poco de la promoción. ¿Qué actividades habéis realizado y cuáles pensado para dar más a conocer la edición al público en general?

El niño se presentó públicamente en librerías de Madrid y Barcelona. Traductor y editor hemos contestado varias entrevistas de medios especializados para hablar sobre la trilogía. ACVF Editorial ha estado presente en varias ferias del libro y yo he dado dos conferencias sobre Jules Vallès, su época y su obra, una en Alicante y otra en Vigo. Me desplazaré a repetirla allí donde se me reclame, si la propuesta es seria.

 

Si pudieras elegir a quién editar, nos gustaría saber a qué escritores y por qué razón.

Entre los clásicos contemporáneos, a Anton Chejov, Pío Baroja, Arturo Barea, Albert Camus, Howard Fast y Raymond Carver, entre otros. La razón es que son muy buenos. Entre los autores vivos, me habría gustado publicar a Ramiro Pinilla (Tusquets) y a Jeffrey Eugenides (Anagrama), entre otros. La razón es la misma.

 

Bien, hasta aquí todo. ¿Algo que añadir sobre este tema?

Gracias de nuevo por vuestro interés y ánimo con la revista.

 

Gracias por tu colaboración. Te deseo que, aunque fuera minoritariamente, siguieses en la misma línea. Gracias, también, por el tiempo que te hemos robado para tus respuestas.

 

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