Anika entre libros

Entrevista a Lorenzo Silva por “En tierra extraña, en tierra propia”, “Y al final, la guerra” y “Pablo y los malos”

"La vida es un iceberg, lo que importa es lo que no se ve y lo que se ve apenas importa"

Firma: Manel Haro / Fotografías cedidas por el autor + Fotografía de Eduardo Parra Nividhia / Diciembre 2006

 

Lorenzo Silva es un autor polifacético: escribe artículos, novelas policíacas, novela histórica, relatos, libros de viajes, libros infantiles, reportajes... Ante todo este fervor creativo, hablamos con él de toda su trayectoria literaria.

 

 

ENTREVISTA

 

De Lorenzo Silva han aparecido en librerías tres libros este año: "En tierra extraña, en tierra propia", "Y al final, la guerra" y "Pablo y los malos". Son un libro de viajes, un libro de reportaje sobre el trabajo de los soldados españoles en Irak y un relato infantil. Es un ejemplo de lo que eres: un autor polifacético, capaz de tocar cualquier género. ¿Por qué la insistencia en decir de que eres novelista si está claro que eres mucho más?

En el fondo esos tres libros tienen que ver con lo mismo que las novelas: el acto de contar una historia. Lo es un viaje, un cuento infantil o un reportaje. Me acerco con más facilidad a todo aquello que se parece a una novela. Y donde más a gusto me siento (y con "más a gusto" quiero decir más libre) es en las novelas. El tiempo y las formas son en una novela los que el novelista soberanamente decide. Nada me complace como eso, aunque mi curiosidad me lleve a explorar otros territorios. Al final, siempre vuelvo a la novela.

 

Iremos por partes. En tierra extraña, en tierra propia es un libro que te ha hecho especial ilusión publicar. ¿Responde esto a la necesidad de compartir con los lectores esas vivencias personales?

Responde al deseo de recopilar unos textos que andaban dispersos por ahí, y en cierto modo perdidos o perdiéndose. Creo que componen un mosaico curioso, por lo heterogéneo de los destinos. Y creo que ayudan a explicar por qué mi mirada como persona y escritor se ha ido haciendo cada vez menos dogmática. Viendo lorenzosilva1formas tan diferentes de ser y de vivir uno descubre que casi todo es contingente.

 

Hablas muy bien en este libro de las ciudades que has visitado, pero ¿hay alguna ciudad que te haya decepcionado?

Realmente no. Uno siempre encuentra algo, si sabe buscar. Hasta en Albacete o Huelva, por poner dos de las ciudades objetivamente menos interesantes de nuestro país, según la opinión general, y que para mí, sin embargo, también tienen su puntillo.

 

Supongo que entre tus destinos favoritos fuera de España está Marruecos.

Sí. Porque es un país que en cierto modo he adoptado como segunda patria. Me gustan sus ciudades, y me gusta la soledad de sus desiertos y sus montañas, que he saboreado una y otra vez. Me siento en mi elemento, no tiene nada de exótico o turístico para mí.

 

vivimos en un mundo de gente cada vez más ensimismada y egocéntrica, que quiere y pide desesperada o urgentemente que la escuchen, pero no está muy por la labor de escuchar

 

La literatura de viajes no parece que últimamente tenga mucha tirada, excepto algunos autores concretos. Sin embargo hace años se leía mucho más de este género. ¿Crees que eso pueda deberse a que ahora es más asequible viajar y la gente prefiere vivir sus aventuras antes que leerlas?

No sé, supongo que la literatura de viajes requiere cierta empatía, cierta capacidad de hacer propio lo de los demás, en este caso el viajero y quienes se encuentra. Y vivimos en un mundo de gente cada vez más ensimismada y egocéntrica, que quiere y pide desesperada o urgentemente que la escuchen, pero no está muy por la labor de escuchar.

 

Hemos hablado de Marruecos. Muchos de tus libros tienen como telón de fondo este país. Tu abuelo fue militar en el Rif y eso te ha influido de forma decisiva. ¿Te contaba él historias sobre su labor allí cuando eras pequeño?

Mi abuelo murió cuando yo tenía cuatro años. Y aun así recuerdo que algo me contaba. Anécdotas y pequeñas aventuras, nada de la guerra. Lo que a él no le dio tiempo a contarme lo pude saber por mi padre, años después. Me lo contaba una y otra vez, a mi demanda, y en cierto modo eso me hizo apropiarme de la historia, que en gran medida está incorporada en la novela "El nombre de los nuestros".

 

Y al final, la guerra. El libro lo has escrito con Luis Miguel Francisco. ¿De quién es la idea de llevar a cabo este trabajo?

De ambos. En su caso, seguramente le impulsa su condición de militar, que además ha participado en misiones de paz en el extranjero. En el mío, el acicate es el deseo de impedir que queden ocultas historias como ésta, una historia importante, conflictiva y que a más de uno no le interesaba que se supiera en detalle.

 

Has tenido que hablar con centenares de militares españoles que estuvieron en Irak para escribirlo. Supongo que ha sido una empresa muy laboriosa.

Laboriosa por el tiempo y los viajes que nos ha exigido. Pero en otro aspecto, muy fácil. Todos estaban deseando contar lo que habían vivido y que se supiera.

 

Últimamente se está especulando mucho sobre la guerra de Irak y sobre una posible retirada de las tropas. ¿Cómo crees que acabará todo este asunto?

No creo que bien, a corto plazo. Los anglonorteamericanos desmantelaron el país, lo hicieron pedazos. Y en un país destruido suelen prevalecer los mafiosos, ya invoquen una coartada religiosa, étnica o su simple voluntad criminal de lorenzosilva2imponerse a los demás. Si las tropas de ocupación se van, malo. Si se quedan, también.

Ahora Bush se encuentra con el monstruo que ha creado y no sabe qué hacer con él, salvo dejar pasar los dos añitos que le quedan como pueda y que venga otro a comerse el marrón. Lo triste es que quien comete una imprudencia al volante con un solo muerto pueda verse enviado a la cárcel y este señor, que ha desbaratado la vida de millones de personas y acabado con la de decenas de miles, vaya a irse de rositas.

 

De género difícil a género difícil: el relato infantil. Recibiste el Premio Apel•les Mestres por Laura y el corazón de las cosas. Ahora has publicado Pablo y los malos. ¿Cómo se enfrenta un escritor ante el reto de atrapar la atención de los más pequeños?

Tratando de conocerlos, buscando las claves de su mundo. No me gusta la literatura infantil que trata de agradar a los padres. Mi objetivo son los propios niños, entrar en su lenguaje y en la complejidad de su mundo, tan aparentemente simple. Ahí me han ayudado mucho mis dos hijos, a quienes están dedicados estos libros.

 

Cada vez es más complicado hablar a los adolescentes

 

Hace cuatro años que no escribes una novela juvenil porque en alguna ocasión has dicho no tienes clara la literatura juvenil. ¿Tan difícil es escribir este tipo de novelas o es que tu grado de exigencia contigo mismo te hace pensar mucho tus próximos trabajos en este terreno?

Te digo lo mismo que sobre la literatura infantil. Deseo escribir historias que les lleguen a los adolescentes y conecten con su mundo. Sin abdicar, claro está, de lo que a mí me interesa. Y creo que cada vez es más difícil. Ya casi no hay transición, en muchos aspectos, entre la infancia y la vida adulta. Cada vez es más complicado hablar a los adolescentes. Mi impresión es que debo buscar un lenguaje muy particular, sin renunciar del todo a la inocencia pero con una dureza que es la que la vida va adquiriendo ya a ojos de todos desde edades muy tempranas. Estoy en ello.

 

Las encuestas dicen que los jóvenes leen poco y constantemente vemos anuncios del Ministerio de Cultura intentando fomentar la lectura. Pero como tú mismo has dicho en alguna ocasión hay poco apoyo a la literatura juvenil: pocas reseñas, los académicos apenas la mencionan… ¿Antes de intentar convencer a los jóvenes mediante mensajes para que lean no habría que plantearse otras cosas?

Claro. La educación. No dejar que se siga hundiendo. Invertir en ella y ser enérgicos. No se aprende sin sacrificio. Y dejar de venderles a los chavales tantas gilipolleces, como la idea de que todos van a poder ser famosos y de que eso es lo chachi. La vida es un iceberg, lo que importa es lo que no se ve y lo que se ve apenas importa.

 

Lorenzo, aunque escribes de todo, supongo que cualquier lector te conoce, ante todo, por tus novelas policíacas. Parecía que pensar en literatura policíaca era acudir rápidamente a detectives privados tipo Pepe Carvalho, pero de repente tú decides que sean de la Guardia Civil. ¿Por qué decidiste que Bevilaqua y Chamorro fueran de este cuerpo?

Un escritor siempre busca ser original. Y en mi caso, también es importante la audacia, enfrentarse a los clichés, desafiar los prejuicios y hasta provocar un poco. Sé que dos guardias son, a estas alturas, mucho más provocadores que dos okupas. Por otra parte, para hacer historias y personajes consabidos no hace falta un novelista.

 

A lo largo de tu trayectoria has recibido varios premios: el Primavera con Carta blanca, el Nadal con El alquimista impaciente y finalista del mismo con La flaqueza del bolchevique, entre otros. Dijiste que tú tratas de poner los premios literarios al servicio de los libros y no al revés. ¿Dices esto porque hay demasiados premios que se ponen al servicio de los libros y consecuentemente eso arrastra una mala calidad de lo que se premia?

Lo que dije es que para mí lo importante es hacer bien el libro que tengo entre las manos. Nunca me planteo lo que va a pasar con él hasta que no lo termino. Y cuando he presentado alguno a un premio es porque me ha parecido que podría ser una buena oportunidad para dar a conocer lo que había hecho. Que me perdonen quienes los dan, pero yo sigo creyendo que lo que importa es la historia que cuentas, un premio por sí solo no aporta nada a un libro que no tenga algo dentro. Y al escritor hasta puede perjudicarle ser premiado por una obra de circunstancias.

 

Creo que está quedando muy claro lo que decía al principio: que eres algo más que un novelista. Has publicado en todos los géneros menos en poesía y teatro, pero eso lorenzosilva-nividhiano significa que no los hayas tanteado, porque según tengo entendido en tus cajones hay material inédito de esos géneros. ¿No has pensado en abrir esos cajones?

No. He publicado algún poema, pero sólo en revistas heroicas, impulsadas por amigos, que te piden unos versos que ya sabes, al darlos, que no va a leer casi nadie. Y no creo que deba pasar de ahí. El resto sigue y seguirá en los cajones. No vale nada.

 

Finalmente, Lorenzo, pregunta obligada. Participas en el proyecto comenta cuentos en Anika Entre Libros. El déspota adolescente es el libro de relatos que publicaste. Lo hiciste gracias a los ánimos que te daban los lectores de www.lorenzo-silva.com. Ahora vuelves a poner tus relatos en la red para que los lectores opinen. ¿Tienes curiosidad por saber qué dirán?

Claro. Yo escribo sólo para los demás. Nunca he sido capaz de llevar un diario. Mi forma de estar en el mundo, y sentir que vale la pena, es crear historias que otros puedan hacer suyas. Y poco a poco me voy disolviendo en ellas, hasta que llegue el día en que yo deje de existir, y entonces sólo estén ellos, los lectores. Ya ves si me importa.

 

Muchas gracias, Lorenzo, por tu tiempo y tu amabilidad.

Gracias a vosotros. Ha sido un placer.

 

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