Anika entre libros

Entrevista a José Miguel Vilar Bou por "Los navegantes"

"La vida, con guerra o sin ella, es una perfecta contradicción. Su esencia es tan trágica como cómica. Por eso no puedo escribir comedia sin un fondo trágico ni tragedia sin un poso cómico"

Firma: Marvel / Foto cabecera y en grupo: Anika Lillo / Fotos: autor / Noviembre 2007

 

De profesión periodista, y tras varios cuentos muy elogiados por la crítica, José Miguel Vilar Bou (Valencia, 1979) se estrena en el género con "Los Navegantes", novela fantástica sobre la guerra entre dos civilizaciones.

Para el desarrollo de su novela ha sido crucial la experiencia vivida en Los Balcanes trabajando con los refugiados de guerra serbios. Allí su guitarra tuvo un papel importante en su relación con habitantes del país. Estas vivencias cambiarían por completo su visión de los conflictos bélicos, permitiéndole nutrirse de personajes, de paisajes, de tradiciones, de leyendas y hechos históricos.

Este creador nato, bebe de fuentes tan variadas como Bob Dylan, Woody Allen o Almodóvar y está convencido de que el conocimiento de otras culturas abre puertas a la tolerancia y al futuro.

Con esta novela nos deja claro que el humor es fundamental hasta en las situaciones más duras. 

 

 

ENTREVISTA

 

Comenzaremos la entrevista por presentar una novela muy realista pero contada de forma desvergonzada. Todo, desde el argumento, a la narrativa, o los personajes son frescos y descarados. ¿Es esa una forma de ver la vida? ¿De reírte del mundo? ¿Eres realmente así?

Uno de mis mayores problemas en el día a día es que los demás nunca saben cuándo hablo en serio y cuándo en broma. A veces bromeo con asuntos de gravedad innegociable o me tomo en serio auténticas chorradas. Bueno, pues esto resume básicamente el espíritu de "Los Navegantes". La novela pasa de la tragedia al despropósito continuamente y sin previo aviso. Quise que el lector no sintiera en ningún momento el suelo bajo los pies. Que supiera que nunca iba a pisar terreno conocido durante la lectura.

 

Por lo divertido, fantasioso y absurdo de la novela, y por el entorno épico en el que se ambienta, podríamos pensar a ratos que pudiera ser apta para niños o adolescentes como novela algo irónica de aventuras. No obstante, llama la atención ese lenguaje descarado y sexual cada dos palabras. Por favor, no me digas que el sexo es importante en tu vida, dime algo más.

Yo no le daría esta novela a mi hijo. Y respecto al sexo, me has quitado la respuesta. El lenguaje callejero es un vivero infinito y colorido para los escritores. Los tacos y los juramentos son metáforas mucho más vivas que ciertos tropos de cartón-piedra que utilizan muchos escritores aburridísimos en sus también aburridísimos libros. Además, la historia requería un lenguaje agresivo, tanto que pudiera llegar a conmocionar al lector. Hay que tener también en cuenta que una mayoría de personajes son soldados, asesinos o, con perdón, puteros que, en rigor, deben expresarse con un lenguaje así de grueso o más. ¿Imaginas a un delincuente diciendo: "Prepárate a fenecer, perillán"?. No. Dirá: "Te voy a matar, hijo de puta", que es lo que hacen en la novela.

 

Siguiendo con el tema anterior, a lo largo de la novela se confrontan el Amor y el Sexo, y la Vida y el Sexo. La novela podemos decir que se inicia con "El coito universal". ¿Es todo lo mismo Vida-Amor-Sexo? ¿O es humor negro porque en lo más terrible nace la pasión?

La intensidad de los encuentros sexuales de la novela vino marcada por el flujo de la historia. Si te fijas, hay una desesperación descarnada en el modo en que se entregan unos a otros. El amor es la única puerta abierta que encuentran para librarse del contexto lleno de desesperanza que les ha tocado vivir. Por eso aman de esa manera tan animal. Porque, curiosamente, el amor romántico nos pone a josemiguelvilar1hombres y mujeres en conexión con lo más animal y lo más espiritual que llevamos dentro. Es curioso. En cierto modo con el arte, con la literatura, sucede lo mismo.

 

Arialcanda es un cuento de hadas y es destruida sin ningún escrúpulo y a capricho. Igualmente, los guapos se hacen feos por razones casuísticas y todo funciona de lo romántico a lo caótico y la vida sigue y la gente come perdices. Me suena a quijotesco. ¿Existen demasiados cuentos de hadas en el mundo real?

Pinté Arialcanda como un paraíso de civilización y cultura para describir en toda su dimensión el proceso de animalización de sus pacíficos habitantes. Cómo seres cultos y educados degeneran en el animal desesperado que llevan dentro. Todos hemos visto la caída de Troya centenares de veces y siempre vuelve a conmovernos su tragedia. Nuestra historia está plagada de Troyas: Sarajevo, Bagdad, Stalingrado. Muchas ciudades han sido destruidas y siempre de manera arbitraria. La novela no iba a ser menos.

 

Sin embargo la novela tiene un final feliz…

No es un final tan feliz. La alegría y la victoria de unos es la amargura y la derrota de otros. Y cuando termina la historia amamos y odiamos por igual a personajes de ambos mundos enfrentados. Mi intención era que el corazón del lector quedase dividido entre los dos bandos.

 

Pongámonos serios ahora. Dice en contraportada que hay remembranzas y plasmaciones de vivencias de la posguerra de los Balcanes que tú viviste. ¿Quizá la locura colectiva de unos habitantes tan pacíficos como los Arialcandos? Esa parte es realmente dura. ¿Es así de verdad la guerra que tú has vivido, un enloquecimiento global, donde la gente muta y luego ha de olvidar para seguir viviendo?

Cuando fui a Serbia, hacía ya cuatro años de los bombardeos de la OTAN. El país que conocí estaba lleno de cicatrices tanto físicas como morales. No vi en absoluto una locura colectiva. Eso existió en el pasado allí igual que existió en España. Lo que encontré es gente corriente que luchaba para recuperar sus vidas y reconstruir su país. Personas que habían sufrido mucho, pero que por eso mismo tenían un vitalismo admirable. Eran héroes del día a día con sus glorias y mezquindades.

Te contaré una anécdota: en Sarajevo conocí a un tío que sobrevivía alquilando camas a turistas en un pisucho. Sarajevo vivió cuatro años de carnicería diaria y no hay un solo edificio sin salpicaduras de metralla. Le pregunté a este hombre si a la gente de allí le costaba olvidar el pasado. Y me contestó: "¿Tú te crees que tenemos tiempo para pensar en el pasado? ¡Ya tenemos bastante trabajo apañándonos para sobrevivir en el presente!"

 

Sin ser experta en historia ni en batallas, he descubierto con gran agrado retazos que rememoran hechos históricos. La toma de Granada, descubrimiento de América, colonización de Sudamérica… son temas que han influido en tu vida? ¿Quizás también está influenciada por guerras mas recientes, como la de Irak?

Cuando me planteé escribir una novela fantástica vi que la historia y el presente me daban todas las claves. No puede inventarse un mundo más violento que el nuestro, que ya existe. La guerra nos persigue (o la buscamos) desde Troya hasta Irak, pasando por los Balcanes. Por eso "robé" episodios bélicos como los que comentas y algunos más. También aparecen en la novela muchas anécdotas de guerra que me contaron por ahí. Anécdotas, huelga decir, escalofriantes. Como puede verse en el libro.

 

Dices en un momento de tu libro que los personajes olvidan la historia pasada. ¿Crees que eso está pasando en la vida real, que no aprendemos de la Historia?

El otro día salió por televisión una pseudomodelo que al ver la foto de Rafael Alberti se echó a reír y dijo que era el abuelo del anuncio de la fabada asturiana. No es sólo que esta chica ignorara quién fue Alberti ni qué representó, no. Además, la tía no era consciente de lo sonrojante de su incultura. Es como si su belleza la justificase como ser humano y, por eso, pudiese permitirse el lujo de despreciar el conocimiento. Esa es la tónica general en España. ¿Qué más puedo decir?

 

¿No existe jamás la verdad absoluta en tu visión del mundo?

Si eso existe, desde luego está demasiado arriba como para que podamos verla. A menudo la gente se agarra a verdades absolutas para poder tirar por la vida. Personalmente me quedo con los matices y el escepticismo. Así es más fácil comprender a las personas, porque las hay muy diferentes, con idiomas, culturas y religiones distintas. Y todas ellas encierran su parcela de verdad.

¿En serio alguien puede autoproclamarse dueño de verdades absolutas, como por ejemplo la existencia de armas de destrucción masiva o, por el otro lado, que las mujeres deben ir tapadas por la calle?

 

Hay un punto de tirón de orejas en la novela, evidentemente para quien lo quiera entender. Queda en la boca un sabor algo filosófico entre tanta quijotada. Quizás es todo una gran metáfora o una fábula del mundo en que vivimos. ¿Tenías alguna intención inicialmente de que saliera así o ha sido el destino?

El destino tiene su lenguaje secreto y las personas no hemos sido hechas para descifrarlo. No es bueno vivir pendientes del destino. Con la literatura, sin embargo, es diferente. Me gusta jugar con las casualidades. Convertir el azar en un personaje más. En algún momento del libro alguien dice que el azar es la fuerza más sutil y poderosa del universo. Así lo creo. Pero no hay azar en el mensaje final del libro: la vida, con guerra o sin ella, es una perfecta contradicción. Su esencia es tan trágica como cómica. Por eso no puedo escribir comedia sin un fondo trágico ni tragedia sin un poso cómico.

 

Y llegamos al culmen, para mi gusto, de tu libro: Los personajes, todos son sentimentalmente tan puros, contradictorios, antihéroes, están chiflados… vamos, que son tela de reales. ¿Todos somos antihéroes?

Todos seremos aquello que la vida nos obligue a ser: héroes o villanos. Todos hemos sido héroes y villanos alguna vez. En Serbia aprendí que los héroes tienen siempre un lado miserable y que los miserables tienen siempre un lado heroico. Eso fue clave a la hora de desarrollar los personajes del libro. Son seres capaces de lo mejor y de lo peor. Son, a su modo, personas normales que han sido arrojadas de la normalidad por una guerra.

También debo decir que me son muy antipáticos los héroes de manual: esos tíos guapos, seguros, inasequibles al desánimo… no me los creo. Sobre todo cuando siempre se quedan con la chica.

 

Personalmente, elijo a Ielan. Ese rey en su locura, viviendo un infierno, incapaz de ser lo que se espera que sea, heredero del primer hombre que en su momento de mayor lucidez decide pasar a la historia como un gran rey. ¿Sería mucho pedir que me hablaras de él? ¿Es una parodia de alguien particular?

Parece increíble, pero Ielan se me ocurrió a partir de Salvador Dalí. Dalí fue un inmenso actor que ocultaba un hombre neurótico, incapaz de mantener relaciones josemiguelvilar2sexuales con su mujer Gala, onanista y temeroso del cuerpo ajeno. Ni siquiera llegó a culminar sus deseos hacia Lorca, cuya obsesión le persiguió hasta la muerte. Todo el exhibicionismo histriónico de Dalí era un despliegue para ocultar legiones de traumas, complejos y frustraciones. Así se me ocurrió Ielan: un hombre de alma débil obligado a escenificarse a sí mismo como un ídolo todopoderoso, como el dios que no está capacitado para ser. Porque los hombres somos hombres (y las mujeres mujeres) y tenemos nuestras necesidades y nuestros quebrantos.

 

El papel de la mujer en tu novela es un poco de florero. Aparte de ser muy atractivas y sensuales, tienen poca acción. Quizás en un ambiente "pseudomedieval" es lógico que las mujeres estén en segunda fila, aunque me hubiera gustado ver a alguna dueña de un bar, vendedora de cigarrillos o generala de ejércitos, todo es posible. ¿Qué tal en tu siguiente libro?

Es una sugerencia que ya he recibido de varias lectoras con mayor o menor virulencia. Doy varios argumentos en contra: mientras Akkán es un ser pasivo, Boléii le empuja, le transforma, le enamora, organiza y mueve a toda la resistencia de los arialcandos. Ella es más fuerte que él. Luego está Lorenna. Salta a la vista es una mujer mucho mejor dotada para el gobierno que su compañero sentimental y así lo demuestra. ¿Y qué me dices de Aireii? Comienza siendo objeto de violencia física y sexual, pero al final es ella quien pone toda la carne en el asador para que las cosas terminen como terminan.

En realidad creo que los personajes masculinos de la novela son débiles y volubles frente a la consecuencia, inteligencia y determinación de las mujeres de la historia. Y no olvidemos, como dices, que ésta se desarrolla en un trasunto de nuestro medioevo donde la fuerza y la agresividad son los principales valores.

 

Por cierto, que no se me olvide, ese juicio inicial al escritor irreverente. Háblame de Salvador Montesinos. ¿Qué es un "Metaprólogo"? ¿Dejas bien clarito el contenido del libro para que nadie se lleve una sorpresa?

Gracias por lo de irreverente. Salvador Montesinos, además de metaprologuista, es un funcionario de la literatura. Como escritor, soy de alma demasiado ardiente y con tendencia al exceso. A veces abuso de la libertad bendita que permite la novela. Salva es el justo opuesto. Es racional, mesurado, equidistante. Me para los pies cuando llevo la broma demasiado lejos y corro el riesgo de espantar al lector con mis abusos formales.

¿Qué es un metaprólogo? Es un prólogo en el que un tribunal me obliga a explicar mi novela. Desde el principio tuvimos claro que una novela así no podía tener un prólogo normal. Trabajamos varias ideas durante meses y al final salió esta especie de diálogo entre el prologuista y yo. En un primer momento pensé en recurrir a algún autor conocido para que me apadrinara, pero creí que Salva se implicaría mucho más en el proyecto y, viendo el resultado, me alegro infinitamente de haber tomado tal decisión. El metaprólogo no ha pasado desapercibido a nadie. Ha sido un acierto mayor de lo que pensé.

 

¿Es que te importa mucho la crítica? ¿Qué es lo que te ha llamado más la atención de las críticas a tu libro?

Hasta la fecha la crítica me ha mimado. Y confieso que sí que me importa lo que diga la crítica. No sé si se trata de inseguridades de principiante, pero así sucede. En general lectores y críticos perciben que he puesto toda la carne del alma en el asador, si se me permite. Esa intensidad, la rabia, la furia de crear con que escribí "Los Navegantes" le llegan a quien lo lee. Quería que esta novela fuese como una bofetada en la cara. Y las reseñas publicadas lo han captado. Pero sin duda, lo que más me halaga es que todas coinciden en decir que es un libro "insólito". Por supuesto es al lector a quien le toca juzgarlo.

 

Igualmente, está la gran figura del dios escritor, que no puede dejar la pluma ni en contacto con sus creaciones. ¿Te sientes un dios escribiendo? ¿Qué tal el proceso de "dar vida"?

No me siento un dios escribiendo. Más bien un solitario que debe enfrentarse a la página en blanco todas las noches mientras los amigos están de cañas en el bar hablando de música y de chicas. Y aun así, el proceso de dar vida, como lo llamas, es algo tan fascinante, tan abrumador, tan inmenso que no acierto a describirlo. Hacer novela es un privilegio que uno se regala a sí mismo. Ahora bien, se paga un precio en ojeras cada mañana. Nunca sabré explicar de dónde surge esta necesidad casi sexual o primitiva de escribir.

Imagínate que en el patio de preescolar, mientras los otros niños le daban al fútbol, yo imaginaba mundos que nunca han existido ni existirán. Ya entonces el cuerpo me pedía historias y fantasías. Y luego está la satisfacción inconmensurable de tocar al otro. De comunicarse con él. De sugerirle, de inspirarle, de asustarle, de abrirle la mente en canal… joder, es que escribir te da demasiadas cosas buenas.

 

Hablemos de la imaginación. En tu historia, todo es válido, todo puede ocurrir, en otros libros serían excesos, pero aquí no sorprende nada, desde el cocodrilo violinista que filosofa en las alcantarillas a las ratas que ayudan a damiselas en apuros. Después de esto pienso que eres un creador nato. ¿Eres capaz de hilvanar cuentos de la nada?

No desde la nada absoluta. Todos necesitamos muletas en las que sostenernos: vivencias propias o ajenas, personas, viajes, lecturas, conversaciones, películas, ciudades, museos, folclore. La mayoría de historias se me ocurren a partir de una situación real que me encuentro en la vida diaria: un reencuentro, una casualidad, una sospecha. Entonces me pregunto: "¿Y si...?" Y es ahí donde la realidad y el ensueño se bifurcan y desdoblan. De día cumplo con un recto horario de trabajo. De noche llega el delirio mágico de escribir.

 

Y esos nombres: Boléii, Aireii, Oulhan, Yenenai, Ljuba, Yi Na… siempre me he preguntado de dónde salen. ¿Puedo preguntarte si usaste alguna regla, algún idioma de partida o quizá dados de rol?

Algunos están elegidos por puro cachondeo. Pero en su mayoría vienen de palabras árabes y, sobre todo, del Serbio, idioma que estudié en su momento y que, por cierto, se me está olvidando. "Los Navegantes" es en esencia una fantasía balcánica, puesto que me he nutrido de colores, paisajes, palabras, nombres, leyendas, actitudes, personalidades de allí… En gran medida la intensidad de la novela se me contagió de la propia intensidad de aquel país y de las maravillosas personas que lo habitan.

 

José Miguel Vilar, Anika y Toni (La Calle de los Libros)

josemiguelvilar-anika-toni 

Después de varios cuentos, es tu, digamos, Ópera prima. ¿Cómo definirías tu libro? ¿Te costó mucho "parirlo"?

La historia me fue dada en un sueño que tuve a los 14 años. Durante diez años más la guardé en mi cabeza como un tesoro que fui nutriendo con ideas, viajes… pero en Serbia todo reventó. Ahí la historia se me plantó delante y me dijo: "Escríbeme o muere".

 

Te imagino muerto de risa escribiendo algunas situaciones insólitas y esas conversaciones tan descaradas. ¿En qué momento de la novela disfrutaste más?

Muerto de risa es poco. Imagíname con una libreta y un boli en un autobús de Belgrado a Nis o de Nis a Sarajevo o Skopje. Ahí, en esos buses rodeado de gente, escribí bastantes de esos capítulos. En una situación así no llegas ni a soñar que esos garabatos serán un día una novela publicada. Creo que por eso fui tan libre y me desaté de una manera tan salvaje en la forma y en el fondo del relato.

Ahora me siento orgulloso de haberme atrevido a presentarme a los lectores con algo tan osado y loco. Aunque me consta que algunas personas han sentido repugnancia por las páginas más duras. De hecho, creo que Raúl, mi editor, ha hecho un gran ejercicio de valentía al jugársela con esta historia.

 

¿Qué futuro literario nos depara José Miguel Vilar? ¿Para cuándo otra novela? ¿De género fantástico otra vez? Cuéntame tus planes.

Tengo ya algunas notas por ahí hechas. En el futuro habrá más fantasía porque es un género en el que me siento cómodo y que, pienso, ofrece posibilidades infinitas para innovar, abrir nuevos caminos, introducir ideas candentes.

También te digo que como escritor necesito alternar la narrativa fantástica con novelas más breves instaladas en el mundo real. El problema es que cuando escribo fantasía el cuerpo me pide dosis de realismo y cuando escribo novela convencional el cuerpo me pide fantasía. Y eso termina por crearme una especie de esquizofrenia creativa bastante molesta

 

Por último, háblame de ti como lector. ¿Qué tipo de literatura te gusta? ¿Qué libros te han influido especialmente?

Borges decía que era mejor lector que escritor. Bueno, a mí, como a muchos, me pasa lo mismo. Hay que saber leer con lápiz y lupa para "robar" lo que necesitemos de los demás. En realidad los escritores nos pasamos el tiempo plagiándonos unos a otros. Claro, me refiero a una relectura. No a un expolio de ideas. En gran medida, la calidad de lo que escribes depende de la calidad de lo que lees. En mi altar están Thomas Mann, Kafka, Melville, Dumas, Tolstoi, Borges, Flaubert, Balzac, Homero y las 1001 noches.

Ahora tengo mucho interés en algunos autores españoles de fantasía, en especial Javier Negrete, Juanmi Aguilera y David Mateo.

 

¿Te gustaría añadir algo más? ¿Quieres dejar un mensaje a los lectores?

Bueno, a estas alturas de la entrevista deben estar hartos de mí, pero, si me permiten, les invito a que se la jueguen con "Los Navegantes". Les gustará o la deplorarán, pero jamás les dejará indiferentes.

 

Pues me despido ya, ha sido un placer leer y comentar tu libro. Suerte para el futuro y muchas gracias por estar aquí con nosotros.

Nada, el placer es mío. Muchas gracias.

  

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