Anika entre libros

Entrevista a José Manuel Frías por "Una historia escrita en sangre"

"La gente se había quedado con el mito, el del Tío Mantequero, con el que se viene asustando a los niños de varias generaciones, pero había olvidado la historia real que había detrás"

Firma: Pilar López Bernués / Fotos: autor / Junio 2011

 

Seguro que muchos lectores conocen o han oído hablar de José Manuel Frías, porque aparte de su extensa bibliografía y participación en revistas como "Más Allá" o "Año Cero" entre otras, es comentarista en la Cadena Ser, colabora en algunos programas televisivos, imparte conferencias… Acumula sin duda un amplio historial como investigador y amante del misterio.

Hablamos en esta entrevista de su último libro publicado, "Una historia escrita en sangre", donde se nos narra un hecho de la crónica negra de España, aquel referente al sacamantecas andaluz.

 

ENTREVISTA

 

Hola, José Manuel. ¡Vaya currículum! ¿Me he dejado algo importante que desees señalar?

Creo que lo más importante es que soy una persona con una curiosidad insaciable. Todos venimos con ella incorporada, de fábrica, cuando nacemos, pero la sociedad y eso que llaman "educación" hacen que poco a poco algunos la vayan perdiendo. Yo la mantengo intacta, como la de un niño, al igual que la capacidad de soñar. Eso es lo más destacable. El resto de elementos del currículum poco importa. Son cosas pasajeras. josemanuelfrias2Quizá los libros se salven, porque si son buenos, dejan una huella y son casi "eternos".

 

Posees una extensa bibliografía aunque hoy el tema base de la entrevista será tu último libro, editado por Nagas Ediciones con el título de "Una historia escrita en sangre". Se trata de un ensayo acerca de un escabroso crimen cometido en la ciudad de Málaga en 1913 y en la persona de Manolito Sánchez, un niño de nueve años… ¿Qué te llevó a interesarte por ese caso en particular?

En primer lugar, porque es una historia que transcurre en mi ciudad natal y de residencia, Málaga, y todo lo que tiene que ver con ella me interesa. Como persona que se dedica a la difusión, tengo una deuda con mi provincia. Ella forma parte de mi herencia y me gusta hacer todo lo posible para engrandecerla. Dedicarle páginas en mis libros es mi pequeño homenaje.

En segundo lugar, porque la gente se había quedado con el mito, el del Tío Mantequero, con el que se viene asustando a los niños de varias generaciones, pero había olvidado la historia real que había detrás, con personajes con nombre y apellidos. Era una buena oportunidad para mostrar la realidad detrás del mito.

Y en tercer lugar, porque fue tan descarada la manipulación de la justicia en aquel entonces, ocultando pruebas y coaccionando a los implicados para mantener en sombras la verdad, que me resultó indignante. Entonces decidí poner mi grano de arena para, un siglo después, sacar a la luz la verdad y hacer justicia, en memoria de un inocente niño y de unos auténticos reporteros de raza.

 

¿Hasta qué punto, en la España de principios del siglo XX, podía quedar impune un asesinato? ¿Tenía la condición social mucho que ver?

Era la España del caciquismo. Los poderosos podían delinquir a sus anchas, comprando a las autoridades y a los jueces. Por desgracia, esta dinámica se mantuvo también en casos de asesinatos como este, donde un apellido poderoso pesó demasiado y se montó un juicio verdaderamente circense con tal de mantenerlo en el anonimato.

 

Parece que aunque hubo dos condenados por el crimen de Manuel Sánchez el caso no se resolvió…

Digamos que el juez se contentó con una versión que no se ceñía para nada a la realidad. Legalmente se resolvió, pero a pie de calle la gente quedó muy defraudada.

 

¿Por qué a un tal "Téllez", que se suicidó, se le relaciona con esos hechos?

Porque dos de los implicados, los que acabaron en la cárcel, hablaron durante el juicio de un tercer cómplice. Curiosamente no es detenido ni se vuelve a saber nada más de él. Casualmente, pocos días después del asesinato, un hombre aparece desmembrado por un tren, por haberse lanzado a las vías para suicidarse. Es llamativo que nadie reclamara su cadáver ni fuera identificado. Eso demostraba que se trataba de un personaje de mala catadura. Son piezas suficientes como para tener serias sospechas de que se trataba de Téllez, quien posiblemente, no pudiendo aguantar el remordimiento tras el crimen, decidió acabar con su vida. Y es que aquella fechoría superaba con creces a todas las realizadas hasta entonces por el trío González-Villalba-Téllez.

 

¿Qué explicación darías tú a la conducta de otro niño (Manuel Sánchez Hidalgo) empeñado en mentir reiteradamente a policías y jueces?

Está claro que tenía algo que ver con los asesinos. Eso se demuestra cuando, tras desaparecer Manolito, sin que nadie más lo supiera por el momento, Sánchez Hidalgo dio pistas sobre su paradero. O sea, sabía de buena tinta que el otro infante estaba siendo buscado. Además, durante el juicio comenzó a dar falsas pistas para confundir a la policía. No era un simple mentiroso. Se entrevé que tenía relación con los criminales y que josemanuelfrias3colaboraba con los mismos.

Aquí vemos una primera pifia del juez, al que nunca le dio por localizar a los padres o tutores del precoz embustero, aunque hubiera sido fácil dar con ellos y, a través de los mismos, conocer de dónde había sacado esa información privilegiada. Pero ni siquiera lo intentaron. O el magistrado era corto de entendederas o, como es más probable, se lo hacía.

 

Parece ser que el caso que analizas en tu excelente ensayo se ha podido investigar gracias al trabajo de dos reporteros de La Unión Mercantil y las crónicas editadas en otro periódico, El Popular…

Me quito el sombrero antes aquellos grandes profesionales. Eran periodistas de corazón, de raza, y no se conformaban con esperar a que las noticias llegaran a la redacción, sino que salían a investigar, a interrogar a testigos, a analizar el lugar del crimen. Iban en muchas ocasiones muy por delante de la propia justicia. De no ser por ellos, este caso hubiera caído en el olvido. Incluso, dentro de sus crónicas aparece el desarrollo del juicio, punto por punto. Esto es muy importante ya que, curiosamente, el dossier oficial se perdió…

 

¿Por qué no se conservan transcripciones del juicio, ni las vistas orales? ¿Es una práctica habitual destruirlas con el paso del tiempo?

Es normal que, pasado tanto tiempo, algunos documentos se pierdan. Pero no deja de causarme cierto malestar comprobar que en este caso no se ha conservado nada de nada. Sólo nos quedan los trabajos periodísticos, totalmente fieles a la realidad. Pero la documentación judicial se esfumó. En un asunto como este, tan espinoso, donde se entrevé tanta manipulación, no me extrañaría lo más mínimo que esta laguna documental fuera parte del teatro montado en torno al proceso.

 

Sacas a la luz a otro personaje… El torero Rafael María Gómez Branley, enfermo de tuberculosis. Parece que pudo ser el que instigó y perpetró el crimen, aunque está claro que dado el tiempo transcurrido poco o nada puede demostrarse… ¿Qué te llevó a pensar en él en concreto?

No podemos ofrecer pruebas directas de ello, eso está claro, pero me baso en lo que se comentaba a pie de calle y en los diarios. Casualmente, por aquellas fechas Rafael enfermó de tuberculosis. A los asesinos les contrata alguien con poder adquisitivo y que, además, evitaba en lo posible dejarse ver. Acudió a la cita en un carruaje cerrado y bebió la sangre a escondidas dentro de él, en una jarra.

Por otro lado, los implicados dijeron que confesarían el nombre del instigador, y el juez anunció a la prensa que en unos días se haría público tal nombre. Pero cuando González Tobar y Villalba España ("el moreno" y "el trapero"), manifestaron de quién se trataba, el magistrado se retractó y no dijo nada más al respecto a nivel público. Pocos días después sale "el Moreno" al estrado, demacrado, tembloroso, cambiando su testimonio, confesándose ahora único culpable, sin instigador de por medio, y diciendo que había matado al niño para poder abusar de él (aunque el corte de 18 centímetros y medio en el cuello demostraban que no fue para eso"), y que lo había hecho en una playa (aunque los forenses no encontraron rastro de arena en el cuerpo del niño). El juez Gómez Bellido da esto por bueno. Dudo que fuera tan inútil como pasar por alto cosas que le resultaría chocante a cualquiera. Ahí se ve la manipulación.

En esto se ve que hubo un intento de manipulación y de coacción a González Tobar para que contara esta nueva versión. Si la justicia hizo esto, debía estar detrás un personaje poderoso.

Además, a pie de calle, y así se refleja en los diarios, se señalaba a Rafael María como el instigador. Por algo sería. Tantas coincidencias no hacen otra cosa que poner el punto de mira sobre él.

En todo caso, cuando se llevó a cabo el juicio, el torero había muerto de infección (algo que puede ocurrir si se consume sangre fresca, por cierto), así que no podía haber declarado ni ser detenido. Pero si era culpable debía haber salido su nombre a la luz, como hubiera ocurrido de haberse tratado de un ciudadano corriente. Ante la justicia, todos debemos de ser iguales. Pero se ve que su nombre pesaba mucho.

 

Año tras año desaparecen en España miles de personas. Dejando a un lado los que se van por propia voluntad o aquellos que aparecen, josemanuelfrias4lamentablemente, muertos, van quedando casos sin resolver… ¿Qué ocurre con esos expedientes? ¿Se investiga un tiempo y luego se archivan?

Así es. Se investigan hasta que la justicia descubre que carece de elementos para poder seguir adelante. Cuando ya el camino se hace cuesta arriba, los expedientes se cierran. En algunos casos es normal; las incógnitas superan con creces a las certezas, y los investigadores no tienen pistas que seguir. Entonces se cierne sobre estas historias el misterio más impenetrable.

 

José Manuel ¿habrá que esperar otro siglo para que salgan a la luz casos muy oscuros que se han dado a finales del XX o principios del XXI? Estoy pensando, por ejemplo, en el niño pintor de Málaga, el niño de Somosierra, que viajaba con sus padres en un camión cisterna y del que no hay rastro, el terrible asesinato de Alcàsser…

El caso Alcásser es punto y aparte. Ya un periodista intentó meter la nariz en él, apuntando como culpables a personas muy importantes de la sociedad y de la propia policía, y terminó denunciado, perseguido y en la más completa ruina. Da miedo que ocurran cosas así en los tiempos actuales.

En cuanto al niño pintor y al de Somosierra, las incógnitas son abrumadoras. Pero sí, tengo esperanzas de que en un futuro, quizá dentro de un siglo (como en el caso del Tío Mantequero), un investigador logre unir las claves y pueda sacar a la luz la verdad, con el prisma que te ofrece el paso del tiempo. Nunca es tarde para hacer justicia.

  

Volviendo a tu ensayo… Apuntas como posible móvil del crimen de Manolito Sánchez el de ingerir su sangre. ¿De dónde partió esa creencia infundada de que la sangre de un niño/niña podía curar enfermedades y las cataplasmas hechas con su grasa sanar heridas?

Entiendo que el origen es prehistórico. El hombre primitivo relacionó, correctamente además, la sangre con la vida. Si eran heridos, según perdían sangre perdían vida. Por lo tanto, si consumían o entraban en contacto con sangre, adquirían vida o energía. Con el paso del tiempo pasó de ser una cuestión ritual, a ser una cuestión "para-médica". Se creía que la sangre curaba enfermedades que eran sinónimo de muerte, como la tuberculosis, cosas que no era cierto para nada.

Y esto no es tan antiguo como se cree. En España hemos tenido sacamantecas hasta hace pocas décadas. Y lo que es más triste; en Latinoamérica aún existen. Pero allí ha pasado de ser una tradición "médica", a formar auténticas mafias que secuestran a gente para luego vender la sangre "a granel" a aquellos personajes adinerados que la requieran.

 

Además del caso central que nos expones, muestras un poco otro anterior, cometido en Almería en 1910 en la persona de un niño de siete años. Y esos personajes terroríficos como "El hombre del saco" o "El sacamantecas" los relacionas con esos dos crímenes… La pregunta es ¿sólo esos dos? Lo digo porque esos "monstruos" se mencionaban en toda la península.

Han existido muchos casos a lo largo y ancho de la historia en nuestra península, pero menciono estos en el libro, porque son los que más fielmente demuestran que la gente, con el paso de los años, olvida la realidad y se queda con el mito. José González Tobar se olvidó y sólo quedó el terror infantil del "tío mantequero". Francisco Leona cayó en desuso, pero se asustó a los más pequeños con un ser, aparentemente de fantasía, que era el hombre del saco.

 

¿Tienes constancia de más casos no resueltos, o indebidamente resueltos, similares a los que nos has mostrado y cercanos en el tiempo?

En mis rutas por los pueblos de interior de España, he conocido testimonios de personas que hablan de que, en el pasado, desaparecían niños en estos municipios. Las autoridades decían que seguramente se habían caído por un barranco o se los habían comido los lobos. Pero la gente no era tonta, ya que percibieron que esas desapariciones ocurrían poco después de llegar algún forastero al pueblo, o tras el paso de un circo.

Por desgracia, al ocurrir en localidades pequeñas, la prensa no se hizo eco, y así han caído en el olvido decenas de casos que nunca se resolverán por falta de documentos.

  

Te he preguntado al principio si la condición social podía ser determinante en el momento de cerrar anticipadamente un sumario… ¿Era fácil a principios del siglo XX tapar unahistoriaescritensangre-portadaconvenientemente un tema controvertido si estaba en juego la reputación de alguien famoso o la integridad de un poderoso? ¿Eran las víctimas, supuestamente asesinadas para extraerles la sangre, pertenecientes a familias pobres exclusivamente?

Básicamente sí. Era más fácil secuestrar a un niño pobre, porque este solía estar en la calle, deambulando de un lugar a otro, cosa que no ocurría con los infantes de familias pudientes. Además, secuestrar a un niño de una familia bien posicionada podía llevar consigo una investigación más minuciosa. Por eso se secuestraba a criaturas en un ambiente marginal, ya que se trataba de gente y familias sin grandes posibilidades de reacción.

 

La opinión pública de la época, José Manuel, ¿se quedaba satisfecha ante la resolución de crímenes como el de Manolito Sánchez que, con los ojos de hoy, parece una chapuza? (por decirlo de forma suave)

Se quedó con un mal sabor de boca, porque aunque no se supo la verdad, la gente sospechó que algo raro pasaba. Pero nadie llegó a unir las piezas como he logrado hacer un siglo después. Por ello, en aquel entonces los ciudadanos no se quedaron satisfechos, pero no hubo una respuesta social ante los hechos.

 

¿Estás trabajando ahora mismo en otra investigación como la que nos has mostrado o la tienes en perspectiva?

Actualmente estoy trabajando en varios terrenos, pero ninguno de ellos tiene que ver tan directamente con la criminología. Pero no descarto que eso ocurra en un futuro. Normalmente me dejo llevar por la intuición (el susurro del Gran Arquitecto). Si se tienen que dar los elementos para que afronte otro caso como este, estoy convencido de que se darán. Nada es azar.

 

¿Sabes si existe algún ensayo / investigación que relacione a personajes célebres o poderosos como presuntos o posibles instigadores de asesinatos perpetrados para beneficiarse de la sangre de las víctimas?

Si existe, lo desconozco. Sería interesante un trabajo así, pero desde luego es altamente complicado y laborioso.

 

José Manuel, como investigador interesado en el misterio, no únicamente en crímenes no resueltos ¿crees que la Ciencia Oficial y esa otra que trata de explicar lo inexplicable acercarán posiciones con el tiempo?

En realidad se hace así desde siempre, pero la gente no lo percibe. El mundo del misterio, de la parapsicología, etc., cuenta entre sus filas con físicos, químicos, ingenieros, médicos, psicólogos, psiquiatras… Estos aportan sus conocimientos a lo que investigan. Lo que pasa es que hay un colectivo tan necio que, cuando ven a un científico acercarse a estas materias, dejan de considerarlo un científico. Entonces no sé lo que quieren realmente…

 

La pregunta anterior te la he hecho desde una reflexión: Cualquier teoría es válida e "incuestionable" hasta que aparece otra que la desbanca. Y sólo poseemos cinco sentidos, además imperfectos y limitados… Por poner sólo un ejemplo, los perros ven y oyen en escalas diferentes a las nuestras ¿y quién tiene razón? Yo diría que los dos y ninguno…

El ser humano, efectivamente, está muy limitado sensorialmente. Por eso es absurdo rechazar ciertas cuestiones sólo por el simple hecho de que tienen que ver con sucesos que escapan a nuestros sentidos convencionales.

En todo caso, desde hace un tiempo acá, estoy más convencido de que, aunque poco a poco atesoraremos evidencias sobre todos estos temas heterodoxos, nunca tendremos las respuestas definitivas. Creo que eso forma parte del plan del Gran Arquitecto, porque de esa manera nos acercaremos a la verdad por medio de la intuición, y nos permitirá mantener viva esa cualidad que nos distingue del resto de los animales: la capacidad de soñar. Y, ¡ojo!, las evidencias están ahí, y no son pocas. No se trata de creer por creer…

 

Y como hablamos de libros, parece obligado conocer tu opinión acerca del libro digital… ¿Acabará por imponerse, cosa que agradecerán los bosques? ¿Seguiremos imprimiendo en papel que, en definitiva, es como gusta leer (mayoritariamente) a los amantes de libros y bibliotecas?

Obviamente acabará por imponerse el libro digital. Sólo es cuestión de tiempo. Pero eso no evitará que existan siempre nostálgicos como yo. Creo que hasta que me muera querré disfrutar del tacto del papel, como lo viene haciendo el ser humano desde que hace 500 años se inventó la imprenta, o mucho antes con los manuscritos en pergamino, o miles de años atrás con las impresiones en arcilla. Fíjate que aún pongo discos de vinilo porque me gusta oír el roce de la aguja sobre el plástico. No tengo josemanuelfrias1remedio…

Aun así, aunque se imponga el libro digital pronto, aún quedará mucho, pero mucho, mucho tiempo hasta que dejen de editarse libros en papel. Además, los libros ya existentes seguirán formando parte eternamente de las bibliotecas públicas y personales. Eso nunca desaparecerá.

 

¿Te gustaría añadir algo más?

Sólo agradecer tu interés por mi libro. Se ve que te lo has leído con mucha atención, hasta el punto de que has encontrado un gazapo del que nunca antes me habían hablado. Pero vamos a dejarlo en el aire para ver si alguien logra dar con él.

 

Muchas gracias, José Manuel, por la entrevista y por tu tiempo. He de decir que "Una historia escrita en sangre" me ha encantado y espero que tenga una excepcional acogida por parte de los lectores. Al rigor con que está escrita la obra y la documentación aportada se suma un estilo trepidante, que nada tiene que envidiar a la mejor novela de misterio. ¡Enhorabuena por el trabajo!

Espero que los que se acerquen a esta obra disfruten con ella tal y como yo disfruté escribiéndola. Y, si es posible, que deje una huella en el lector y el convencimiento de que las injusticias, aunque tarde, suelen salir a la luz. Muchas gracias a vosotros.

 

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