Anika entre libros

Entrevista a Javier Sierra por "El ángel perdido"

"La literatura, para mí, es un medio para encontrar respuestas a las grandes preguntas. Un medio. No un fin"

Firma: Anika Lillo / Fotos cedidas por Javier Sierra pertenecientes a su tour / Fotos con bus: C. Izquierdo / Enero 2012

 

Cuando Javier Sierra escribe un libro la expectación es internacional, de ahí que sus tours sean impresionantes, algo que él mismo nos contará. Apasionado de los misterios y enigmas históricos, Sierra incluye en su última novela, "El ángel perdido", un buen cocktail que, agitado, finaliza en un thriller de misterio más lleno de historia de lo que en un principio pueda parecer: el Arca de Noé, Gilgamesh, John Dee, Noia... Y como el título indica, habrá ángeles, quizá no como los que imaginamos en un primer momento aunque... como las meigas, haberlos haylos.

En este extensa y amena entrevista hablaremos de muchas cosas, todas relacionadas con la novela. Un fabuloso autobús llevó al autor por varias ciudades. ¿Viajas con nosotros? Te invitamos. Esperamos que os guste este viaje por el libro.

 

ENTREVISTA

 

El bus del tour de Javier Sierra

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"El ángel perdido" suena a largo proceso de creación ¿de cuándo parte la idea?

La idea original para este libro es incluso anterior a la redacción de "La cena secreta", porque responde a una inquietud que acaricio desde mi infancia: ¿cómo es que el hombre antiguo tenía más facilidad para comunicarse con los dioses que nosotros? En "La dama azul" (1998) ya deslizo esa preocupación al referirme a los trabajos de Julian Jaynes, un psicólogo de la Universidad de Princeton, que creía haber encontrado en un rasgo del cerebro de nuestros antepasados la explicación a "escuchar voces" de los dioses. Pero a mí su explicación materialista nunca terminó de convencerme y seguí estudiando el tema. Al final, como me sucede con todas las grandes preocupaciones, decidí escribir una novela con ese tema de fondo.

 

Quienes te conocemos sabemos que te apasionan los misterios históricos y ésta una novela que usa estos misterios ¿buscas respuestas?

Siempre lo hago. De hecho, todas mis novelas han orbitado alrededor de preguntas esenciales como quiénes somos o de dónde venimos, que son, por otra parte, esa clase de enigmas consustanciales al ser humano y sobre los que todos, antes o después, nos preguntamos.

 

¿Las busca o trata de darlas la novela, aunque sea de forma muy personal?

La solución a esas cuestiones termina siendo algo personal, el cénit de un proceso de búsqueda íntimo e intransferible. Por eso la literatura ayuda tanto a esta clase de procesos, porque leer y comprender es un acto íntimo. Profundo. Las respuestas que yo sugiero en mis novelas son, en el fondo, puntos de partida para que los lectores sigan buscando respuestas en -llámemoslo así- "niveles superiores".

 

Los que como tú nos interesamos en estos misterios reconocemos muchísimas cosas, hechos y personas históricas en el libro, pero al final has querido ofrecer un "Ultílogo", (por cierto... curiosa palabra :)) ¿Por qué lo has hecho?

Tengo lectores que nunca se han interesado por los misterios y que, por lo tanto, precisan de cierta ayuda para distinguir lo que hay de verdad y de ficción en mis novelas. Ese ultílogo va dirigido a ellos. Si logro estimular en ellos la curiosidad, la necesidad de saber más, y de implicarse en la búsqueda (personal, insisto) de respuestas, entonces mi novela habrá cumplido su misión.

 

Javier Sierra en Nueva York

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Esta debería ser pregunta obligatoria ¿crees en los ángeles?

Quiero creer en ellos. Aparecieron sin querer en las páginas de "La dama azul", y allí contraje una deuda con ellos. En esa novela no profundicé en su naturaleza; en "El ángel perdido" sí. Ahora ese débito está saldado.

 

¿Y en el misterio de la raza creada entre ángeles y humanos?

La cita que encabeza "El ángel perdido" está tomada del capítulo 6 del Génesis, donde se menciona que los ángeles mantuvieron relaciones con humanas y engendraron una raza corrupta que Dios quiso exterminar con el Diluvio. Lo que no cuenta el Génesis, pero sí otros textos antiquísimos como "El libro de Enoch", es que Noé formó parte de esa estirpe maldita y, por lo tanto, nosotros también. Y esa visión de nuestra naturaleza siempre me ha resultado fascinante. De algún modo nos está diciendo que tú, los lectores de esta entrevista y yo somos hijos del cielo, descendientes de un mestizaje cósmico. Y eso, como te digo, quiero creerlo porque explicaría muchas cosas. Sin ir más lejos, el misterio de la aparición de la inteligencia en el ser humano…

 

A ti te emociona hablar de una época de la que apenas se sabe nada, sin embargo pareces muy informado acerca del Diluvio Universal, los sumerios... En esta parte ¿has introducido mucha ficción o todo es real?

Todo lo que hablo de Gilgamesh, de los mitos del Diluvio en otras culturas, y todas las referencias literarias de "El ángel perdido" están documentadas. Son como "Avisos a navegantes", pistas para lectores que quieran abundar más en esos temas, que me parecen importantes.

 

Hablas de unas piedras mágicas, pero no sé hasta qué punto son invención o parte de realidad porque según tú aparecen en antiguas epopeyas y otros misterios históricos...

Obviamente a las "adamantas" de mi novela las he dotado de una dimensión, de un volumen, que no tienen en los escritos de John Dee. Pero para darles ese carácter me he inspirado en otras piedras sagradas, que curiosamente siempre sirvieron para invocar a Dios o los dioses del pasado, y que me hicieron pensar en que todas ellas debían de estar hermanadas de algún modo. Pero el único nexo cierto que existe entre ellas es que se trata de betilos, fragmentos de meteoro caídos del espacio. Eso son la Kaaba de la Meca y las adamantas de John Dee.

 

Me gusta que hayas metido a John Dee en la novela. Cuéntales a los lectores quién es fue tipo y por qué es tan interesante.

John Dee fue un personaje clave para entender la historia de Inglaterra en el siglo XVI. Sirvió para varios monarcas, pero su trabajo deslumbró en época de Isabel I. Para ella elaboró informes astronómicos, cartas naúticas y también hechizos e informes astrológicos. Vivió a mitad de camino entre la ciencia y la superstición, y en varias ocasiones admitió que su sabiduría procedía de "fuentes superiores". Al parecer, logró contactar con ángeles que le transmitieron toda clase de conocimientos con los que poder ejercer un control prudente de la Naturaleza. Y esa comunicación, según él, se canalizó a través de unas misteriosas piedras, importantes en mi novela, a las que llamó "adamantas" o "piedras de Adán". Una biografía así es novelesca al cien por cien.

 

Javier Sierra en Soria

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Insistes en un momento dado en la importancia de que Martin Faber sea climatólogo, que no meteorólogo. Cuéntanos...

Bueno… Es curioso que preguntes eso. Ese trabajo es, de algún modo, un guiño al propio John Dee. ¿Sabes? Aquel mago vivió obsesionado con el control de la Naturaleza y los climatólogos son expertos en observarla y estudiarla en periodos de tiempo muy longevos. Un meteorólogo se fija sólo en el aquí y ahora. Un climatólogo tiene miras más ambiciosas.

 

Siempre creí que la epopeya de Gilgamesh era un mito, también lo referente al Arca de Noé o el libro de Enoc... fantasías religiosas. Pero hablas de pruebas cuando estamos más acostumbrados a oír hablar de fraudes...

En el tiempo que dediqué al estudio de Gilgamesh y de los mitos del diluvio me tropecé con elementos muy curiosos que, por desgracia, no incorporé finalmente a la trama. Uno de los más llamativos fue un trocito de madera petrificada que hoy se conserva en un museo de Madrid y que se obtuvo en 1954 en el monte Ararat. Se dató en 5.000 años de antigüedad, se fijó que era madera de roble y se concluyó que podría haber formado parte del casco del arca de Noé. Esa reliquia tan analizada me chocó, y me llevó a plantear un arca real, no sólo mitológica, en mi novela. De hecho, ese fragmento ¡sigue en Madrid!

 

En tu novela dos puntos geográficos son muy importantes, uno se encuentra en Galicia y el otro está situado en el monte Ararat. Sé que no es casualidad ¿por qué estos dos y no otros?

Buscaba dos puntos que significaran "principio" y "fin" en la novela, que es, como sabes, el lema de Noia, el pueblo gallego cuya leyenda fundacional nace del mito de Noé. Y "principio" absoluto es el Monte Ararat, donde la Biblia asegura que Noé descendió con su familia al final del diluvio y repobló el mundo. "Fin" indiscutible es Santiago de Compostela, durante siglos la catedral más occidental de la cristiandad, la última antes del "finis terrae" o fin del mundo conocido. En el fondo, mi novela juega continuamente con esa simbología.

  

¿Y qué hay sobre las expediciones como la Romanov en 1917?

No hay mucho sobre ese particular. De hecho, ahora que están publicándose tantos documentos de los archivos del KGB sobre el periodo de la revolución bolchevique, podría haber saltado algún documento sobre la expedición que el Zar envió al Ararat en busca del arca en el verano de 1917… Pero de momento no se ha encontrado nada.

 

Javier Sierra en Teruel

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¿Por qué te ha parecido adecuado incluir a los indios hopi en la trama de la novela?

Es un guiño a quienes leyeron "La dama azul", donde también aparecen. La mitología de los hopi es tan rica que puede relacionarse con casi todo.

 

Me ha llamado mucho la atención que un momento de la novela incluyas un OOPART (Objetos fuera de su tiempo) aunque no me ha parecido entender una subtrama aquí. ¿Era sólo para dejar caer otro de los misterios históricos que tanto nos gustan o me he perdido algo? ¿Quizá sólo era "objeto fuera de lugar" siendo más fiel a la traducción y, por ende, más infiel a como conocemos esos objetos?

Ya sabes lo que me gustan ese tipo de cosas. Los "out of place artifacts" siempre me han llamado la atención (desde Sputniks en cuadros de 1600 a huellas de zapato en un estrato geológico de 30 millones de años); por eso me pareció interesante incluir una breve discusión sobre ellos en la novela.

 

Javier, lo más sorprendente de todo no es la novela, es tu expedición al monte Ararat, en serio... ¿Qué no darías por tener las repuestas a todas tus preguntas teniendo en cuenta que hasta pusiste tu vida en peligro?

¡Todo! Mientras escribía la novela surgió la necesidad de hacer ese viaje y coronar el Ararat. Si no lo hubiera hecho, me sentiría un cobarde. La literatura, para mí, es un medio para encontrar respuestas a las grandes preguntas. Un medio. No un fin.

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En la novela salen unas letras (glifos) que no puedo transcribir con mi ordenador, que son el nombre de Dios y del cual desconocemos su sonido ¿puramente inventados o están visiblemente en alguna parte?

¡No están inventados! ¡Son glifos de la lengua enochiana que John Dee recibió de "sus" ángeles!

 

No quisiera que me asustaras pero ¿creyendo en todo esto también eres de los que cree que nos espera un final asolado por el fuego que destruirá el planeta?

No. Soy un hombre optimista y creo que nuestra especie está llamada a polinizar el Universo con su ADN antes de que el fuego devore (que lo hará cuando el Sol se convierta en una enana roja en 5.000 millones de años) este mundo.

 

Javier, llevas ya una temporada larga de tour con "El ángel perdido" ¿alguna anécdota divertida con la que cerrar esta entrevista y terminar con una sonrisa?

Más que anécdota, datos de escalofrío: entre febrero y diciembre de 2011 he presentado el libro en 55 ciudades de 7 países, recorriendo 101.711 kilómetros. Creo que este "booktour" se recordará durante mucho tiempo…

 

Ya lo creo que sí :) Muchas gracias por la entrevista y un abrazo muy fuerte.

Otro para ti, Anika. Haces un trabajo encomiable.

 

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