Entrevista a Javier Reverte por "Colinas que arden, lagos de fuego"

Javier Reverte (Madrid, 1944), estudió filosofía y periodismo. Se dedicó al periodismo activo durante más de 20 años, fue corresponsal en Londres, París y Lisboa y enviado especial en numerosos países de todo el mundo. Articulista, cronista político, entrevistador, editorialista, reportero del programa En Portada de TVE, subdirector del desaparecido diario Pueblo. Pero por encima de todo se considera a sí mismo escritor. Sus primeras obras son la novela Muerte a destiempo (1982) y el poemario Metrópoli (1982), pero el reconocimiento como escritor llega a partir de la publicación de El sueño de África (1988). Su producción literaria abarca libros de viajes, novelas, poesía, biografía, sus títulos son numerosos. Ahora presenta su última obra - "Colinas que arden, lagos de fuego" - en la que regresa al continente africano y nos seduce con sus historias.

6 de junio, un caluroso día en Barcelona; emocionada y un poco nerviosa, me dirijo al bar del hotel Petit Palace Museum donde voy a reunirme con Javier Reverte. Llego unos minutos antes y me informan de que, por problemas de agenda, tengo que compartir entrevista con Esther Serra. Desde luego, Javier Reverte es un hombre muy solicitado, pasea por el hall del hotel hablando por teléfono, ¡está realizando una entrevista telefónica! y en cuanto termine enlazará con nuestra entrevista. No me extraña que tenga que realizar entrevistas compartidas.

Charlamos un rato, me confiesa que no soporta el aburrimiento. Pide una copa de Rioja tinto y riendo comenta que es lo único que echa de menos en sus viajes. Es un hombre vital, lleno de energía, que devora la vida. Pero dejemos que sea él mismo quien hable....

ENTREVISTA

Habitualmente viaja solo, pero los dos viajes que recoge en la obra los ha realizado acompañado ¿cómo ha sido la experiencia?

La verdad es que fue muy buena y muy conveniente. Fui con mi hijo, un hermano y unos muy buenos amigos, de confianza, y lo pasé muy bien. Fuimos a sitios a los que yo no podría haber sido sólo. Por ejemplo la marcha, lo que ahora llaman trecking (ríe), por el norte de Kenia no podría haberlo hecho solo, tienes que ir con gente. Me vino muy bien, fue un viaje de 6 ó 7 días caminando 20 kilómetros diarios por unas zonas muy salvajes; incluso había un cierto peligro, había cuatreros, no es una zona controlada por el gobierno ni por la policía; en fin, son zonas en las que es mejor ir acompañado y con guías locales; ese viaje no podría haberlo hecho solo.

Tampoco pensaba escribir nada pero siempre que llegas a África pasa lo que pasa, África te empieza a contar historias, vives situaciones llenas de fuerza y vitalidad y acabé escribiendo un libro, creo que lo enfoqué bien y ha quedado bastante bien.

Con Jaci Alía, su entrevistadora

Después de esta experiencia ¿prefiere viajar solo o acompañado?

Solo. Es mejor para un escritor, va más abierto; en cambio un grupo es un círculo un poco más cerrado. Viajar solo es una sensación de libertad inmensa, haces lo que te da la gana, no tienes que dar cuentas a nadie y si te equivocas, lo que no perdonarías en la vida a otra persona, a ti te lo perdonas en cinco minutos.

Además de esa sensación de libertad, tienes que vencer tus propias resistencias a muchas cosas y te sientes un poco orgulloso de ti porque vences la fatiga, vences muchas dificultades que tienes que arreglar y encarar tú solo, con ingenio y voluntad.

Cuando vuelves te has hecho de tal manera independiente que estás hecho un salvaje, asilvestrado (risas) y al final te sometes (risas)

Con Esther comenta que se siente escritor, le gusta mucho viajar pero se considera escritor por encima de todo ya que también escribe novelas y poesía, además dice que lo que más le gusta en la vida es escribir

La literatura de viajes se considera el modelo narrativo del periodismo y en sus libros hay mucho de periodismo, ¿se podría decir que no ha llegado a dejarlo del todo?

No he dejado el periodismo, me ha enseñado mucho y le he dedicado buena parte de mi vida, durante más de 20 años me he dedicado al periodismo activo, sobre todo haciendo reportajes que es lo que más me gusta. El género madre del periodismo es el reportaje, o sea justo el que ahora no se practica.

En mis libros hay mucho del periodista que fuí, evidentemente reportajeo mucho en mis viajes, hablo con mucha gente, pregunto, me informo, hay mucha actualidad en mis libros, aunque no sea política, sí de cómo vive la gente. Mis libros tienen 400 páginas, no son periodismo estrictamente hablando. Además tienen una estructura literaria, aunque los mecanismos que utilices muchas veces sean periodísticos, la estructura es plenamente literaria. La literatura de viajes es un género literario.

A Esther le comenta que se documenta antes del viaje leyendo mucha historia pero que elige sus destinos en función de emociones literarias porque le gusta visitar los lugares donde se ha escrito un gran libro.

En su obra se declara amante de la leyenda y los dos viajes que relata siguen claramente una mitología personal....

Sí, soy un mitómano

… ¿cree que algún día el conjunto de sus libros de viajes se verán como la Odisea personal de Javier Reverte, su propio Viaje a Ítaca?

No lo sé (ríe, la luz es tenue pero juraría que se ha ruborizado), La Odisea es una de las grandes obras de la historia humana, no creo que llegue a la altura de un Homero ni mucho menos. Más modestamente, creo que he abierto un camino que en España no existía, no es que haya inventado la literatura de viajes pero sí que he abierto un camino fundamentalmente literario y eso quizás se valore más adelante porque ahora yo creo que no lo valoran tanto. Creo que en el futuro se valorará de otra manera porque ese camino lo he abierto yo, y no digo con presunción, no existía en España y eso creo que tiene su mérito, mérito literario y puede que algún día se llegue a reconocer. Yo sigo la norma de Scott Fitzgerald, el gran escritor americano autor del Gran Gatsby, que decía "un escritor debe escribir para los jóvenes de su generación, para los críticos de la generación siguiente y para los estudiosos de las siguientes" (risas)

Comenta que su intención es hacer buenos libros, si animan a viajar mejor y que la gente debería viajar más, en especial los políticos.

En relación al lago Turkana, nos habla de Rodolfo, el hijo de Sissí, y comenta que los inicios del siglo XX estuvieron marcados por una serie de estupideces (ríe porque imagina mi pregunta, su risa es contagiosa y a duras penas puedo acabar la pregunta sin echarme a reír), a falta de perspectiva histórica ¿cómo calificaría los inicios del siglo XXI?

Enmarcados por una serie de estupideces (risas). En España, pero también en Europa y creo que en el mundo en general, tenemos una clase política que está muy por debajo del momento histórico que vivimos, son políticos profesionales que se han criado en los despachos, no conocen el mundo y, sobre todo, no tienen ambición ni talento de jefes de estado, sólo les interesa ganar poder, no se guían por principios, se guían por encuestas de opinión. Los principios han desaparecido de la agenda política y eso pasa en todo el mundo, no sólo en España. No hay hombres de la talla política de un Churchill, independientemente de que fuera un hombre muy conservador según mi opinión, tenía una estatura histórica. También la generación española de la transición, Felipe González o Suárez, tenían otra actitud ante la política, conocían la vida, habían luchado por la democracia,... Los políticos de ahora, sea Rajoy o Zapatero, se han criado en los pasillos del poder y no se enfrentan a las cosas con vigor, con carácter y con coraje. La política es coraje y ni los políticos españoles ni los europeos tienen coraje.

Estoy viendo a la sociedad muy dormida, con la que está cayendo. Yo ya no estoy quizás en épocas de rebeldía pero no entiendo que solamente nos indignemos. Eso de la indignación se me queda corto, creo que estamos en un momento para la insurgencia y acabará llegando.

¿Confía en que tiene arreglo?

Yo creo que sí. La humanidad siempre se ha levantado contra la injusticia y la ha vencido

Comenta que no pensaba escribir más sobre África pero una vez allí, si eres escritor, te impone la necesidad de escribir

¿Tiene pensado ya su próximo destino? (la pregunta la hace Esther, pero como se encuentra también entre las mías, tomo prestada la respuesta, con su permiso)

Me voy a Irlanda un mes; hace unos años hice un viaje de 3 ó 4 meses, la recorrí toda, pero el libro no me salía. Ahora he pensado, en lugar de andar moviéndome, quedarme fijo en un pequeño pueblo pensando cómo enfocaría el libro porque las notas ya las tengo.

Después me voy a recorrer el Yang Tsé, el gran río de China. Asia la he trabajado poco, no me atrae demasiado pero voy a probar (risas)

Hagamos un ejercicio de ciencia ficción, imagine que se puede viajar en el tiempo (risas) ¿dónde le gustaría viajar y en qué época?

Viajar en el tiempo, ¡son tantos! Nunca me ha atraído mucho la ciencia ficción. No sé, el hombre de las cavernas (risas, supongo que no se le ha ocurrido nada más salvaje y desconocido)

Esther dice que ya lo tiene todo, que ha terminado. Javier Reverte dice ¿hemos acabado? ¡qué bien! Cuando yo digo que aún me quedan preguntas, me siento como si le hubiera quitado el caramelo a un niño, si hubieran visto su cara lo entenderían, pero el señor Reverte es todo un profesional y se somete amablemente a mis preguntas.

Con Anika tras su Bocado Literario (videoentrevista) en Valencia

Durante su travesía en el Liemba, comenta que el comportamiento de la gente en un barco es diferente debido a una especie de miedo atávico...

Sí, es una teoría que tengo

Pero ¿a qué teme usted personalmente?

Como todo el mundo, a un peligro inmediato. En general no le tengo miedo a la vida y he perdido el miedo a la muerte, la he tenido cerca dos veces; sobre todo una, cuando cogí la malaria, fui consciente de que me iba a morir, ese día fui muy consciente de que ese día era a vida o muerte y ese día note lo que era la muerte, lo percibí claramente, muy bien, y me dí cuenta de que era una cosa tan tremendamente natural que no importaba mucho, no era agradable irse pero tampoco desagradable, era algo inevitable y natural, parte de la vida. Esa proximidad me reconcilió con la muerte y ya no le tengo el miedo que le tenía. Y como todos, sobre todo si temo algo es que le pase algo malo a mis seres queridos.

Esther se anima a preguntar de nuevo, pero el daño ya está hecho. Desde que dijo que había terminado, la mente de Javier Reverte ya no está aquí; incluso el ambiente de la entrevista ha cambiado, ya no es cálido y distendido, pero el autor sigue contestando amablemente nuestras preguntas.

Con los viajes, la aventura, África, parece haber encontrado la fuente de la Eterna Juventud y en su obra se ve que mantiene esa mirada y esa capacidad de asombro infantil, ¿cómo lo consigue?

Sí para mí es un arma que defiendo a capa y espada, trato de mirar las cosas con los ojos de un niño. Intento mantener la mirada del niño y, sobre todo, la actitud del niño asombrándome ante las cosas, mostrando la alegría que me producen, ¿por qué vas a ocultar que algo te alegra o te apasiona? La sociedad nos enseña a constreñirnos pero yo no tengo ningún interés en hacerlo, y con voluntad se puede conseguir.

Con Anika y Eva Montesinos en la videoentrevista en Valencia.

Como pueden ver Javier Reverte es un hombre de palabra fácil, pero su lenguaje corporal, sus miradas, sus gestos, comunican incluso más que sus palabras y se percibe claramente que comienza a sentirse incómodo con mis preguntas y, aunque me quedan unas cuantas, decido hacer la última y finalizar la entrevista, no quiero molestarle más.

Esta es mi última pregunta, se lo prometo (sonríe y se relaja visiblemente). ¿Ha pensado alguna vez en sus numerosos viajes, instalarse en algún otro lugar?

Sí, muchísimas veces; pero no para instalarme de forma permanente. Mi ideal de vida sería estar recorriendo mundo y pararme donde quisiera durante el tiempo que quisiera. Mi ideal de vida sería la del nómada pero no por necesidad sino por vocación. En principio el nómada no tiene vocación de nómada, lo es por necesidad. Hubo una vez en Namibia un grupo de bosquimanos nómadas que viajaban con sus cabras buscando el agua, llegaron a un pueblo abandonado en el que había un grifo, lo abrieron y salía agua y dejaron de ser nómadas (risas). La vocación de nómada es de otra manera, yo tengo vocación de nómada literaria, vital, lo tengo en los genes, tengo patas de liebre (risas)

Comenta que son muchos los lugares que le han impresionado y que le gustaría hacer algo que aún no ha hecho, ir a un aeropuerto, mirar el panel y elegir el nombre del lugar que mejor le suena y del que no sabe nada e irse allí.

Gracias por su tiempo, ha sido un placer.

¿Hemos acabado? ¿sí? (parece no creérselo y ríe) Gracias a vosotras, encantado

Amablemente se deja hacer unas fotos y se va rápido al lugar al que ha ido su mente hace rato. Quiero dar la gracias a la editorial Plaza & Janés por haberme ofrecido la posibilidad de realizar esta entrevista y, en especial, a Bibiana que me dió todo tipo de facilidades.

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