Anika entre libros

Entrevista a Cristina Morató por "Divas rebeldes"

"Quería que fueran siete mujeres que hubieran sido divas de su tiempo, pero me interesaba sobre todo que fueran de campos distintos, es decir, que hubieran destacado en el mundo de la política, del bel canto o de la época dorada de Hollywood"

Firma y fotos: Pilar Alonso Márquez / Foto de cabecera: Anika Lillo / Enero 2011

 

Periodista, fotógrafa y viajera, Cristina Morató lleva años rescatando del olvido a mujeres fascinantes y aventureras. A ellas están dedicados los libros Viajeras intrépidas y aventureras (2001), Las reinas de África (2003) y Las Damas de Oriente (2005).

En 2009 publicaba su primera biografía: Cautiva en Arabia, donde el personaje de Marga d'Andurain lograba seducir a todos sus lectores.

Ahora le toca el turno a las protagonistas del papel couché y del celuloide. Cristina Morató nos recibió para hablar de "Divas rebeldes".

 

 

ENTREVISTA

 

De mujeres aventureras a divas de la prensa del corazón. ¿Cómo nace ese cambio?

El interés es el mismo, en esencia es el interés por las vidas de mujeres poco convencionales, y en este caso creo que las siete que he elegido tienen más en común con mis viajeras de antaño de lo que se pueda imaginar. Comparten la rebeldía, el haber sido mujeres que rompieron muchos moldes en su época y alguna de ellas fue incluso una gran viajera, como Barbara Hutton.

 

¿Qué criterio de selección has seguido para elegirlas y qué requisitos debían cumplir?

Quería que fueran siete mujeres que hubieran sido divas de su tiempo, pero me interesaba sobre todo que fueran de campos distintos, es decir, que hubieran destacado en el mundo de la política, del bel canto o de la Cristinamorato1época dorada de Hollywood. No quería repetir mucho campos ni escenarios porque creo que lo bueno de estas siete es que, aunque tienen mucho en común en su pasado o su infancia, cada una me aportaba algo nuevo para describir también la situación de una época y la situación de unas mujeres del período de entreguerras que llegan a la madurez y a la cúspide en los años 40.

 

La presencia de Audrey Hepburn no parece encajar del todo con la idea de "diva rebelde" ¿por qué decidiste incluirla?

El personaje de Audrey engaña porque tras esa apariencia se esconde toda una rebelde. Justo he escogido a uno de los mayores iconos del cine, más que Marilyn, que sigue cautivándonos, nos enternece y de la que seguimos comprando sus biografías. Sin embargo Audrey continúa aún hoy marcando estilo, seguimos imitándola, y los diseñadores siguen inspirándose en ella, no sólo en cómo vestía sino también en su personalidad. Me encanta Audrey porque tras ese aspecto dócil de mujer tranquila y común, se encontraba una gran rebelde, distinta a Coco Chanel, por supuesto, la diva rebelde por excelencia.

Como ejemplo baste recordar que cuando ya era una actriz consagrada, que había logrado incluso un Óscar, siguió siendo fiel a sí misma. A pesar de que se llevaban las mujeres voluptuosas, se negó a llevar hombreras, tacones altos o a realzar el pecho, ya que era muy delgada, y eso es un acto de rebeldía que le podía haber costado caro. Supo en cambio potenciar su aspecto y no aceptó ser otra cosa que ella misma, y por eso llegó a ser una diva.

 

¿Cuáles son entonces las claves para convertirse en una diva para estas mujeres?

Yo creo que las divas en aquella época eran sobre todo mujeres con una personalidad muy fuerte, que tenían un estilo propio y unas señas de identidad, hasta el punto que eran imitadas por millones de mujeres en todo el mundo. A eso hay que sumarle más cosas: haber llegado muy lejos, tener éxito y fama, y especialmente algo que hoy creo que no tienen muchas que van de divas: ese glamour y ese misterio que rodeaba a las mujeres de los años 40, que son irrepetibles.

Eran también mujeres transgresoras: fumaban en una época en que las mujeres no lo hacían, llevaban pantalones cuando tampoco era costumbre... Y algunas son además mujeres sin las que tampoco podría entenderse el siglo XX. ¿Cómo hablar de la pasada centuria sin mencionar, por ejemplo, a Eva Perón, Coco Chanel o Jackie Kennedy?

 

¿Alguien se ha quedado fuera que te habría gustado añadir?

Por supuesto, no están todas las que son, pero no habrá segunda parte. Me interesaba incluir a estas mujeres que he seleccionado porque eran de la misma época, tenían en común una vida marcada por la tragedia, y porque todas fueron mujeres que dieron una imagen de perfección absoluta y de perfecta felicidad, con la excepción de Maria Callas.

Esas tragedias las marcaron y he procurado presentar en el libro su lado más humano. Vivieron con intensidad, tuvieron el privilegio de conocer a gente muy importante de su época, se codearon con intelectuales y políticos, llegaron a las altas esferas donde no llegaba la mujer e hicieron muchas cosas que otras no pudieron. Hicieron lo que les dio la gana y sin duda pagaron un precio, por su atrevimiento, por su pasión desenfrenada…

 

¿Y a quién habrías incluido?

Me habría gustado añadir a Marlene Dietrich, a Edith Piaf, a Greta Garbo... Hay mujeres únicas que podrían estar en este libro, incluida Grace Kelly, más moderna. Es más, creo que cuando mueran Elizabeth Taylor y Lauren Bacall acabará con ellas dos la etapa dorada de Hollywood y el glamour. Con ellas finalizará una época irrepetible.

 

Todas ellas tuvieron una infancia complicada y en su vida adulta vivieron historias de amor dolorosas y casi todas con mujeriegos reconocidos.

La mayoría de los padres fueron débiles, alcohólicos o fueron padres ausentes. Ninguna de ellas tuvo un padre que fuera ejemplar y cuando buscan el amor, muchas se casan en primeras nupcias con hombres que representan a la figura paterna. No encontraron a un hombre a su altura, y vivieron una sucesión de fracasos sentimentales. Todo el libro Divas -rebeldes -portadaestá salpicado de historias de infidelidad.

Realmente los hombres no salen muy bien parados en este libro, porque los que las rodearon, salvo honrosas excepciones, fueron tipos muy mediocres, mujeriegos y vividores. Ellas son las que salen fortalecidas de esas relaciones. Excepciones: Cary Grant con Barbara Hutton.

 

Casi todas ellas se relacionaron de algún modo.

Están relacionadas porque tampoco había tantas como ellas. De hecho, casi todas se conocieron. Coco Chanel vestía a Jackie Kennedy, Kennedy tuvo un romance con Audrey Hepburn antes de casarse con Jackie, ésta contrajo matrimonio con Onassis, que fuera esposo de Maria Callas… y así podríamos seguir.

 

Una de las cosas que más llama la atención es la gran cantidad de dinero que dilapidaban. Eva Perón tenía 800 pares de zapatos, Jackie Kennedy podía comprar 200 pares en un solo día, Barbara Hutton compró 3 Rolls en el mismo mes… sin contar la enorme cantidad de joyas, cruceros, propiedades... Un desenfreno total. ¿A qué crees que era debido?

Yo creo que alguien que está bien consigo mismo no necesita realizar esos gastos. Los períodos en los que algunas de ellas compran de manera compulsiva son períodos en los están mal.

Jackie Kennedy redecora su casa gastando una cantidad enorme de dinero cuando descubre que su marido le es infiel. Además está tratando de quedarse embarazada sin éxito.

En el caso de Wallis Simpson su gran drama fue que nunca quiso ser reina, a ella le habría venido bien ser la amante de Eduardo VIII, y el hecho de que él abdicara la volvió a convertir en una marginada social, algo de lo que había huido desde su infancia. Fue una mujer muy egoísta que se dedicó a dilapidar el dinero sin freno alguno.

 

De estas siete mujeres ¿hay alguna por la que hayas llegado a sentir un cariño especial o con la que te haya resultado más agradable trabajar?

Hay algunas que me caen mejor que otras, sin duda. Wallis Simpson no me puede caer muy bien, a pesar de que ha resultado muy interesante investigarla y de que es un personaje fascinante y bastante desconocido. Aunque me parece, igual que su marido, de una increíble frivolidad, teniendo en cuenta la época que les tocó vivir, con una existencia opípara y de despilfarro en ese exilio dorado que disfrutaron hasta el final de sus días, aparte de su admiración y de su apoyo al nazismo. Creo que pudieron ser más generosos con su dinero.

En cambio, tenemos la otra cara de la moneda en Barbara Hutton, que sí lo fue de forma anónima, contribuyendo a causas humanitarias. Pero la mujer que quizás me interesa más es Audrey Hepburn en su madurez, cuando en la cúspide de su carrera, cuando es una actriz famosísima y una de las más queridas por el público, decide abandonar la gran pantalla para devolver lo que la vida le había dado a ella, y lo hizo ayudando a los más necesitados. Me quedo con ese momento de Audrey, que deja atrás todo ese glamour y lo que ella ha representado para convertirse en embajadora de buena voluntad de UNICEF, y para viajar a países donde se enfrenta a una realidad tan terrible como son el hambre y la guerra: Sudán, Somalia… Esa imagen de ella sosteniendo en brazos a un niño desnutrido y hambriento es terrible, porque ella entiende muy bien lo que le sucede. Ella y su familia pasaron mucha hambre durante la ocupación alemana de Holanda, y al finalizar la contienda estaba desnutrida y anémica. Debido a ello no pudo dedicarse a su gran pasión, que era el ballet, no sólo porque ya llegaba tarde sino porque físicamente no hubiera podido hacerlo.

 

¿Te ha resultado difícil condensar las vidas de estas mujeres en tan pocas páginas?

Tenía claro lo que me interesaba. Más que la biografía oficial me interesaba que el lector conociera la infancia y la adolescencia de estas mujeres, porque creo que en esos períodos de sus vidas está dicho todo. Y lo demás es lo que conocemos. Me interesaba de Eva Perón, por ejemplo, que la gente conociera sus orígenes, que había nacido en un mísero rancho, que su madre era una sirvienta que se enamoró del patrón (ya casado) y al que le dio cinco hijos. Aunque intentó ocultar su pasado, era hija ilegítima, y nunca quiso ser como su madre. Esa muchacha de quince años que llegó a Buenos Aires con una maleta de cartón y 100 pesos en el bolsillo llegó a ser la mujer más influyente de la historia de Argentina. Gracias a ella se consiguió el voto femenino, impulsó la construcción de escuelas y hospitales, participó activamente en política…

En realidad lo que todas ellas querían era ser distintas a sus madres y abandonar una realidad basada en la falta de afecto y en muchas carencias. Son supervivientes porque consiguieron superar las tragedias, algunas muy duras. Al acabar el libro yo creo que acabas admirándolas.

 

¿Cuál va a ser tu próximo proyecto?

Voy a dedicar un par de años a investigar a otra de estas señoras que tanto me gustan a mí, y he elegido a un personaje femenino del que no te puedo decir mucho, sólo que es histórico, de 1830, con una rebeldía importante, una gran viajera y aventurera de la que se habló mucho en su época, y que muchos piensan que es un personaje de ficción.

 

ver + Cristina Morató

 

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