Anika entre libros

Entrevista a Cristina Hernando Polo por "Isabel La Católica: Grandeza, carácter y poder"

"España fue el último reino europeo en dar la orden de expulsión de los judíos; tiempo atrás habían sido expulsados de los otros reinos y creo que España había permitido la entrada de estos desterrados"

Firma: Joseph B. Macgregor / Foto: autora / Julio 2007

 

Cristina Hernando Polo nace en Madrid el 6 de julio de 1970. Es psicóloga y actualmente trabaja en este campo profesional desde hace más de diez años, como orientadora, en un instituto público de secundaria de Madrid. Previamente, ha trabajado como responsable de las secciones de psicología y sexualidad de una revista juvenil y como profesora de psicología en una escuela de turismo. También ha preparado opositores en una academia privada para el puesto que desempeña actualmente.

Tiene escritos diversos cuentos y relatos breves y ha publicado diversos artículos de psicología escolar en manuales especializados.

Está casada y tiene dos hijos, con quienes disfruta compartiendo su tiempo libre. Le apasiona la lectura de novela histórica, así como de biografías de personajes ilustres. También disfruta con libros técnicos de psicología, especialmente de estimulación temprana.

En "Isabel La Católica: Grandeza, carácter y poder", su primera novela, nos sumerge en la apasionante vida de una de las reinas más poderosas de todos los tiempos. Nuestro colaborador ha charlado con Cristina sobre aquellos aspectos más curiosos de esta interesantísima biografía novelada de la famosa reina de Castilla.

 

 

ENTREVISTA

 

¿De que modo tu actividad como psicóloga te ha servido para escribir esta novela?

Es una pregunta difícil de contestar porque mi formación como psicóloga impregna todo cuanto hago, veo, siento… Es difícil discernir qué hay en mí que sea ajeno a la psicología.

Sin embargo, puedo concretar dos aspectos en los que claramente percibo esta influencia. Uno, la búsqueda constante de una explicación a la conducta de los demás; no sé si lo habré conseguido pero he intentado reflejar en mi novela el porqué de las acciones de sus protagonistas, sus motivos, sus razones.

Dos, la empatía hacia todos los personajes del libro (por cierto, prácticamente todos son reales), es decir, la capacidad de ponerme en su "pellejo". Esto, quizá, me ha hecho ser benevolente con todos ellos y posiblemente sea una marca de identidad de esta novela en la que no hay "buenos" y "malos" (salvo un malo malísimo, al que era imposible justificar todas sus villanías (risas).

 

Has empleado muchos años en la investigación y consecución de este libro ¿Qué fuentes te sirvieron como inspiración, o que recursos utilizaste para la creación de esta biografía novelada de Isabel la Católica?

Han sido diversos, variados y de algunos de ellos ni siquiera conservo su reseña, puesto que en las novelas históricas no se incluye la bibliografía consultada. Sin embargo, destacaré tres fuentes: la biografía de Manuel Fernández Álvarez (genial historiador y mejor escritor, con un estilo riguroso, ameno y muy respetuoso hacia los protagonistas de la Historia), la biblioteca virtual Miguel de Cervantes, y la web www.reinacatolica.org. (¡Qué gran ventaja da internet!)

La parte más difícil de documentar ha sido la relativa al reino nazarí de Granada, cosa lógica por otra parte, donde tuve que acudir algún libro en depósito de la biblioteca de Filología de la Universidad Complutense.

 

¿Por qué este personaje precisamente y no otro?

Todo surgió tras leer la biografía sobre Isabel la Católica de Manuel Fernández Álvarez. Los avatares de la vida de esta reina me maravillaron: me sorprendí de las dificultades que vivió durante su juventud, pero aún más de la tenacidad y firmeza con que las encaró; me emocioné por el carácter fiero, resolutivo, luchador, constante que se fraguó en la adversidad y que permaneció durante toda su vida; me conmoví, en fin, con la superación personal de una joven infanta de finales de la Edad Media que llegó a ser reina por derecho propio, sin ocupar el papel de reina-consorte que la costumbre establecía para ella, sin dejarse arrinconar a la sombra por un marido-rey hábil, valiente y dotado para el gobierno.

Y ahora me alegro de haber elegido a ella para mi primera novela (que dicho sea de paso no nació con vocación de ser publicada) pues creo que no conocemos suficientemente bien a la persona, de gran talla moral y humana, que late dentro de la reina Isabel de Trastámara.

 

En próximas novelas, ¿Qué otros personajes femeninos te parecen interesantes para ser novelados? ¿Y masculinos?

¡Uf! Tantos que no quiero pronunciarme por ninguno, para no desconsiderar a los que no nombrara. Para inspirarse, no hay como echar un vistazo a la colección "Breve Historia de…" (editorial Nowtilus) en la que aparecen múltiples personajes interesantes. O también en los "Paisajes de la Historia" de Juan Antonio Cebrián con sus "Paisajes de la Historia".

Personalmente, me llaman más la atención personajes femeninos, quizá por aquello de que soy mujer, o tal vez por el hecho de que hemos estado más olvidadas. Hay una que me llama especialmente la atención, pues su vida ha sido una "montaña rusa" de ascensos y descensos en las más altas cotas de poder. Pero no diré su nombre porque creo que algún día escribiré un libro sobre ella…

 

¿Tienes pensando continuar con este estilo de novela o prefieres abordar otros géneros?

Ahora estoy centrada en cuentos, de literatura infantil.

Sin embargo, mis hijos me dejan poco tiempo libre. O sería más exacto (y justo) decir que casi todo mi tiempo libre lo quiero emplear en mis hijos. Mi necesidad de escribir está por detrás de la pasión por mis hijos, por tanto, no sé si en un futuro inmediato continuaré escribiendo novela. En cualquier caso, de hacerlo será o novela histórica o algo distinto cargado de pinceladas de psicología, aunque no puedo precisar con qué formato.

  

Has escrito diversos cuentos y relatos breves ¿De qué temática o género son?

Son cuentos infantiles y lo que pretendo en ellos es presentar a los peques un mundo real. Quiero decir, que no me gustan los cuentos infantiles fantasiosos poblados de duendes, hadas, gnomos, brujas, monstruos, ogros, fantasmas… que sólo llenan su mente de miedos, basándose en un mundo paralelo que no existe. En su momento, tuvieron su razón de ser: había que preparar a los niños para afrontar la muerte de una madre y la intromisión en el hogar de una madrastra "poco afectuosa"; en aquellos años difíciles, recurrir a seres fantásticos que a golpe de varita cambiaban tu miserable vida supongo que era acertado. Pero hoy isabellacatolicaen día me parecen trasnochados.

Yo prefiero los cuentos realistas, donde se presenten los "mundos" reales pero ignotos para ellos; la magia está en descubrir lo fantástico que es nuestro mundo. La naturaleza está llena de misterios y secretos que maravillarán sus mentes; la historia está cuajada de personajes meritorios, como para inventarnos unos héroes ficticios. Y hablo con conocimiento de causa, pues no sólo mis conocimientos de psicología infantil me respaldan, sino también la experiencia con mis hijos: la mayor, de 4 años, prefiere que le lea la vida de Marie Curie a un cuento fantástico, por poner un ejemplo.

Por otra parte, creo que los niños no sólo tienen un enorme potencial de aprendizaje sino que, lo más importante, ¡¡están deseando aprender!! Cualquier padre/madre cuyo hijo/a haya pasado la etapa de los porqués corroborará mis palabras. Y creo que entretenemos su maravilloso tiempo con simplezas, mientras que ellos se mueren por desentrañar los misterios del mundo que les rodea.

Entonces, y respondiendo ya a tu pregunta, la temática de mis cuentos es variada pero habla de las maravillas de la naturaleza: de la vida marina, del universo, de la magia de la vida animal. 

Este verano puliré su redacción (pues tampoco nacieron con vocación de ser publicados), los enviaré a las editoriales y… ¡¡Espero que haya suerte!!

 

Entrando ya de lleno en la novela en cuestión, ¿Por qué razón Isabel intenta respetar siempre a su hermano Enrique IV? Al fin y al cabo, era más bien su hermanastro…

Yo creo que los sentimientos de Isabel eran nobles, no interesados como he leído en alguna ocasión. Ella era sincera en su afecto hacia su hermanastro Enrique. Isabel es una persona profundamente creyente, católica, y trata de vivir su vida con coherencia, conforme le dictan sus principios cristianos (ojo, que no son exactamente iguales a los actuales). Esto explica el sentimiento que la une a su hermano ¡y su rey!, no lo olvidemos. Por ello, jamás reivindicará el trono mientras Enrique IV viva, a pesar de que su hermano Alfonso sí lo hizo y de que muchos nobles y poderosos querían persuadirlo para ello. Ella se mantuvo firme en su convicción, pese a las presiones.

Por otra parte, Enrique IV "hizo méritos" para ser querido por Isabel, pues siempre la trató como un hermano más que como un soberano, aparcando las distancias protocolarias para tratarla con afecto fraternal.

 

De igual modo, no quiere que a Juana la llamen por su apodo, la Beltraneja…

Isabel reivindicó sus derechos frente a los de Juana la Beltraneja porque estaba convencida de que ella era hija de la reina, pero no del rey, lo que anulaba sus pretensiones al cetro real. El apodo le parece denigrante (incluso aunque ella considerara más que probable esa paternidad) y no está dispuesta a que se use en su presencia. Por otra parte, creo que Isabel quería darle la dignidad que sí le correspondía, pues ciertamente era hija de la reina. Por ello, esa es la manera natural de referirse a Juana, como "la hija de la reina". Así insta a los que aluden a ella como "la Beltraneja" a rectificar ese tratamiento.

 

¿Por qué piensas que Isabel se empeñaba tanto en no casarse con Fernando hasta que el Papa Paulo II diera su consentimiento?

Por su profundo sentido de la moral cristiana, que impedía celebrar un desposorio en el que había lazos de consanguinidad hasta tener la autorización papal. Cierto que ella tenía la promesa de dispensa papal futura y cierto que otros enlaces habían tenido lugar sin esa dispensa, por lo cual no hubiera sido tan grave que se hubiera casado sin gozar de esa dispensa. Pero ella era una persona de principios, coherente con su sentido del deber cristiano. Las enormes presiones que tuvo que aguantar hubieran ablandado a cualquiera, pero no a esa voluntad inquebrantable que era Isabel (¡y con 18 añitos!).

 

Sin embargo, poco después, aceptará una pequeña manipulación de documentos para poder conseguir casarse con Fernando ¿No crees que es un poco contradictorio?

He leído a algún historiador opinando que no fue una falsificación. Pero la mayoría opinan que sí. Yo también. Y, en mi modesta opinión, lo que inclinó la balanza fueron las amenazas de don Juan Pacheco de llevarla a la fuerza al Alcázar de Madrid y quizá también las sospechas de que dicho personaje había influido en la muerte de su hermano Alfonso (se dijo que murió de peste pero el médico que le examinó no halló signo de tal enfermedad).

Además, sus partidarios empezaron a impacientarse por su prolongada negativa a dar este paso; tal vez, incluso Isabel temía que Aragón se retractara o que los nobles castellanos que la apoyaban mudasen sus afectos hacia el otro bando. ¡Quién sabe!

 

Uno de los personajes más interesantes, desde mi punto de vista, es Don Juan de Pacheco ¿Qué me puedes decir de él?

Es frecuente caer en el error de presentismo, que consiste en juzgar los hechos pasados con valores y principios actuales. La situación socio-política-económica y ético-moral es distinta, lo que debe tenerse en cuenta al emitir un juicio de valor sobre acontecimientos pretéritos.

En el caso de don Juan de Pacheco, cualquier valoración que hagas de él desde un prisma contemporáneo será, por ese motivo, negativa: es un personaje vil, despreciable, sin escrúpulos, de lealtad mudable, ambicioso… Esto se refleja en mi novela pero espero que también se advierta la pincelada de psicóloga que doy en su retrato final, cuando él sabe que se acerca su última hora y en su lecho de muerte, "alecciona" a su hijo y le insta a velar siempre por sus propios intereses, por encima de todo.

Hagamos un ejercicio de empatía y trasladémonos a ese ambiente cortesano, cargado de intrigas, de ambiciones por escalar el poder y de envidias hacia los que ocupan esos puestos. Supongamos que una persona inteligente y hábil consigue ser la mano derecha del rey; ese puesto le garantiza una vida cómoda… mientras sea capaz de mantenerse ahí, claro. Los celos, las traiciones, las trampas, las hipocresías de cuantos le rodean serán constantes, no lo dudemos. Por tanto, don Juan Pacheco, persona ambiciosa y ególatra, considera que la mejor manera de no perder patrimonio ni riqueza es aplicando eso de: "la mejor defensa, el ataque." Con esto no pretendo justificarle, ni excusarle, sino comprenderle.

  

Me parece muy interesante la utilización de sueños para expresar angustias o temores de algunos personajes, como por ejemplo, el protagonizado por Enrique IV y Blanca de Navarra. ¿Tiene que ver en esto tu formación como psicóloga? ¿Qué intentas expresar con la inclusión de estos sueños?

Quería reflejar de algún modo la angustia y presión que sentía Enrique IV en la noche de bodas: sus miedos, su impotencia. Lo que me interesa resaltar era la profunda ansiedad que creo que Enrique IV vivió en esos momentos de intimidad con su primera mujer.

Servirme de un sueño para expresar una angustia personal no era un recurso psicológico, sino literario. Creo que las pesadillas son un mecanismo de evasión del cerebro, por decirlo de alguna forma, que permite que aflore la tensión acumulada durante el día, pero no voy más allá, buscando un sentido oculto a lo que se sueña; no creo en la simbología onírica.

 

¿Cuáles eran las razones, en tu opinión, de la presunta impotencia del monarca?

En su momento, cuando se esgrimió la impotencia del rey para disolver el matrimonio con Blanca de Navarra, se explicó que esa imposibilidad se acotaba sólo al lecho conyugal (¿cierto o excusa para no mancillar la honra del rey, ya bastante denigrada?)

Los historiadores hablan hoy de homosexualidad y eso es lo que yo también opino. Sin embargo, no he querido dar esta explicación en el libro porque me parece que la vida íntima de una persona debe ser eso: íntima. Prefiero analizar su actuación política, presentar su gestión como monarca y no inmiscuirme en aquellos otros aspectos que no tienen una relación directa con el papel que la Historia le otorgó, tales como sus orientaciones o prácticas sexuales. Por eso mismo, aunque aparecen mencionadas tampoco detallo las infidelidades de Fernando el Católico. Sería como valorar el papel político de Clinton, según cierto suceso acontecido en un despacho oval… (risas)

 

A veces me da la impresión que la biografiada sale demasiado bien parada… como si sólo tuviera cualidades y casi ningún defecto ¿Cuáles crees que fueron los grandes errores de Isabel la Católica? Y con respecto a su personalidad ¿Cuáles piensas que eran sus principales defectos?

¿Defectos, errores? ¡Ah! Pero ¿los tuvo…? (risas) Yo creo que ella actuó conforme le dictaba su conciencia: su sentido de estado y su profundo sentimiento religioso. Era una persona íntegra, coherente y eso a mis ojos la hace noble, aunque se equivocara.

Se le atribuyen los errores de expulsar a moros y judíos de España y de crear la Inquisición. Cierto, pero añadamos unos matices. España fue el último reino europeo en dar la orden de expulsión de los judíos; tiempo atrás habían sido expulsados de los otros reinos y creo que España había permitido la entrada de estos desterrados. En cualquier caso, la convivencia de cristianos con judíos o moros creaba un grave problema, por los altercados fruto de costumbres y creencias distintas y por la relajación-asimilación de costumbres herejes. No era una cuestión baladí en aquella época. No pretendo justificarlo, sino explicarlo. Sobre el tribunal de la Inquisición, decir que sus orígenes se sitúan en el siglo XIII, en Francia, para la persecución de los cátaros.

De nuevo, pues, España no es quien inicia esta medida. Aunque, eso sí, la implacabilidad de nuestro Tribunal fue mayor que en otros países, pues los propios reyes tenían un profundo fervor religioso y concedieron amplios poderes al Santo Oficio. Además, su permanencia en el tiempo fue larga, extendiéndose bastante más allá del reinado de estos monarcas.

 

De igual modo, en la novela te ocupas de describir más bien acontecimientos externos a los personajes, es decir, no te metes demasiado en contar intimidades o en destacar aspectos sórdidos, que en el caso de Enrique IV, los tenía y mucho ¿Por qué has elegido esta opción?

Enrique IV no es el protagonista, sino Isabel. Y su vida es suficientemente intensa como para una novela de 490 páginas; si me recreo en otros protagonistas, no sé qué hubiera pasado…

Ahora en serio. Ya lo he explicado más arriba: no me interesan los aspectos morbosos de sus vidas íntimas. Los lectores interesados en eso tienen mucha prensa rosa en la que saciar su curiosidad (risas)

Mi pretensión al hacer esta novela era acercar la historia, retratar lo más fielmente posible aquellos acontecimientos y sus protagonistas, de una manera amena y sencilla y, ante todo, desde un profundo respeto.

Me atrae el hecho histórico y la persona que hay tras el personaje; de sus intimidades sólo extraigo aquello que contribuye a caracterizar a la persona, no a cargarle de estereotipos o de anécdotas sórdidas o morbosas. Me duele la ligereza y la frivolidad con la que, en algunas novelas históricas, se trata a los personajes pasados, pues son reales y se merecen nuestro respeto. No pretendo ridiculizarles, banalizarles o emitir una sátira sobre ellos. Se les puede criticar, por supuesto; su carácter público les expone a ello pero, en mi opinión, desde el respeto y juzgando sólo su papel político, no su vida íntima.

 

¿Por qué piensas que Isabel apoyó tanto en el proyecto de Colón?

Creo que se maravilló de la constancia, tesón y empeño del propio Colón. Creo, como pongo en boca de Fernando el Católico en el libro, que algo de ese carácter le recordaba a ella misma. Cristóbal Colón insistió, insistió y volvió a insistir; le costaba darse por vencido.

Sin duda, también la intervención mediadora de Cisneros o de fray Hernando de Talavera fue decisiva. Ella era una persona muy católica, como ya apunté antes, y sus confesores resaltaron los beneficios de esta empresa para Dios. Quizá quería rendirle un tributo a Él.

 

En los últimos capítulos de la novela, la narración se torna un poco más sombría. Parece que el tema de los matrimonios de sus hijos la llevaron al desánimo. ¿Podríamos hablar de depresión?

Supongo que te refieres a las muertes, no a los matrimonios, pues los enlaces no podían ser más provechosos para los reyes… Yo me pongo en su lugar y me sentiría hundida si al final de mis días, sólo queda mi yerno (Felipe el Hermoso) para heredar mi legado, la obra que con tanto esfuerzo se había gestado año tras año y esfuerzo tras esfuerzo. Se requería un gobernante hábil, firme e íntegro para mantener el reino estable y Felipe estaba más preocupado por las fiestas y por los intereses galos que por las cuestiones del gobierno de un reino, además, que no era el suyo.

Me vas a permitir que no me pronuncie sobre si entró en una depresión. Son reticencias de psicóloga el no querer utilizar una "etiqueta mental" sin tener un conocimiento exhaustivo de los síntomas, algo imposible de obtener ya en este caso.

Lo que yo sí percibo (y esto es una apreciación personal, no sé si los historiadores están de acuerdo) es que sus esperanzas debían estar anegadas. Y por ello volcó sus últimas fuerzas en entregarse a la oración, a la meditación, a la vida humilde y silenciosa. Para reconciliarse con Dios, mejor dicho, para que Dios se reconciliara con ella...

 

Una cosa que no me queda del todo clara es si realmente Fernando e Isabel se querían o no, si estuvieron en algún momento enamorados.

Yo creo que sí. En primer lugar, eran muy apuestos los dos, de edades similares y de estatus equivalente. Además, ambos tenían motivos para admirar al otro; uno y otra demostraron arrojo, determinación y valentía en sus respectivas actuaciones.

Por otra parte, la dificultad de discernir cuáles de las decisiones fueron de Isabel y cuáles de Fernando habla de la sinergia que había entre ambos, de lo compenetrados que estaban, de lo compatibles que eran sus pensamientos y caracteres.

Yo diría que ella siempre estuvo enamorada de Fernando y que él comprobó, tras la muerte de Isabel, lo mucho que ella había significado en su vida, mucho más de lo que él mismo creía.

 

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Como he señalado más arriba, tratar de publicar cuentos infantiles que tengo escritos y a los que hace falta un buen pulido. Después, quién sabe… En cualquier caso, disfruto leyendo casi tanto como escribiendo, por lo que si mi afición a la escritura se ve detenida será porque hay muchos buenos libros que han acaparado mi tiempo libre. Y eso también es una gran alegría, ¿no?

 

Muchas gracias, Cristina. Has sido muy amable conmigo.

Ahora me toca a mí. ¿Te has leído el libro? No pregunto por vanidad personal, sino porque tus preguntas son realmente certeras. Quiero decir que no son las típicas, sino que "hilan fino". Ha sido un placer responderte. Me ha gustado mucho, en serio; y no es una frase hecha. También he disfrutado viendo la página de Anika. Hasta siempre.

 

Lo has conseguido. Me has puesto colorado…

 

ver + Cristina Hernando Polo

 

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