Enero

Opinión:

Malas Tierras es una editorial cuyas andaduras han empezado hace poquito, en abril concretamente, con un catálogo aún en estado bebé (3 publicaciones hasta el momento). La tercera, precisamente, es esta obra, "Enero", que traslada, en forma de publicación, aquello que los dos creadores de la editorial quieren trasladar: arte. 

"Enero" es una clásico perdido en el tiempo, que vio la luz en 1958. Su autora, Sara Gallargo (1931-1988), oriunda de Buenos Aires, periodista y escritora, había caído en el olvido después de su fallecimiento. Y eso que perteneció a una familia conocida, destacando figuras como su abuelo, Ángel Gallardo, científico y ministro argentino, o Bartolomé Mitre, el primer presidente del país. 

La editorial ha optado por una muy buena elección, ya que los lectores que prueben esta pieza de arte se toparán con un drama viviente y transpirador, capaz de inflar a todo aquel que se atreve a leerlo de tristeza, lágrimas y pesar. Sobre todo a aquel lector que sea empático y simpatizante.

"Enero" es una novela corta (o un relato largo, según cómo se mire), donde el silencio se convierte en ese personaje gigante y opresor como lo fue la Realidad para Émile Zola. Su protagonista, Nefer, vive en el campo argentino, dentro de una familia sórdida, maleducada, carente de comprensión por el mundo. Alrededor de ella habitan insectos, bichos, malos olores, y ella, inocente y bonachona, aguarda a un milagro que la salve de un secreto que la aprieta.

La narrativa no se adorna en extensas oraciones, ni en diálogos rebuscados. Todo es incomprensión, movimiento lento y tardío, como quien, extraviado, se cansa del laberinto del que no puede salir. Pero a través de las breves pero intensas descripciones, de las breves pero clarividentes conversaciones, los lectores se formarán (y se formarán para sí) el mundo de Nefer, terrible y dramático.

Este clásico llevaba demasiado tiempo cernido en la oscuridad. Es hora de sacarlo a la luz.  

Cristià Serrano