El Prado. La cultura y el ocio (1819-1939)

Opinión:

Más que un libro sobre el contenido del Museo del Prado, ¡menudo tomo sería necesario para abarcarlo!, es un recorrido por su historia y su relación con los visitantes y las gentes que estaban alrededor por uno u otro motivo.

Hace poco pasé por delante del museo, aunque en esta ocasión no podía entrar por falta de tiempo disponible. Sí que recorrí una parte hace bastantes años de la mano de mi abuelo. Y, claro, tengo una imagen moderna del museo y del entorno cercano, nada que ver con lo que fue durante el período abarcado por este magnífico ensayo, donde he podido comprender la evolución que ha tenido durante toda su historia y recrearme también con algunas imágenes muy interesantes.

En sus páginas hay muchas historias, unas grandes y otras pequeñas. De reyes y de políticos que lo impulsaron. De quienes lo denigraron (que también los ha habido) o lo ensalzaron. También de sus visitantes, que son realmente los destinatarios de las grandes obras que contiene y para cuya muestra vale el sucinto listado con el que Eugenia Afinoguénova abre la introducción. Una pequeña y agradable sorpresa al comprobar la variedad de aquellas personas interesadas en la cultura guardada dentro de sus paredes.

Una peculiaridad de este libro, conforme a lo que menciono en el primer párrafo, es que las ilustraciones incluidas, todas en blanco y negro, reflejan aspectos de lo que representó el Museo del Prado durante el siglo XIX y principios del XX. Hay un poco de todo: alguna imagen de su exterior en un cuadro, personalidades en fotos de la época por algún acto, o viñetas críticas o humorísticas con las reacciones de sus visitantes ante una escultura o un cuadro.

Con tal magnitud de contenido, tanto cuando he seguido el orden de lectura normal, como cuando lo he abierto al azar, siempre he encontrado motivo para abstraerme con su lectura. Su ámbito estricto puede estar limitado al museo y sus alrededores, pero aun así, también muestra la evolución de la sociedad española durante 120 años, en los que ocurrieron muchas cosas, algunas de infausto recuerdo, pero que también muestra sus logros.

Y lo mejor de todo: ahora sé que, después de la estupenda lectura de "El Prado. La cultura y el ocio (1819-1939)", la próxima visita que haga al museo será mucho más interesante, porque lo veré con una mirada muy completa.

Selin