El cómic sobre la guerra civil

Opinión:

Este libro pretende, y con creces, dar a conocer toda la trayectoria del cómic, respecto una temática que abarca generaciones, que es la guerra civil en España. La obra de Matly reúne una vasta lista de autores y editoriales que nos entregaron, a lo largo de muchos años hasta la actualidad, esa mirada única del artista ante un hecho histórico significativo.

Aquí, la guerra se percibe diferente según cada persona y el lugar que ocupó en ella. Porque esta ha sido una guerra con mucho dolor y ausencias. No es fácil meterse de lleno en ella porque aparece la escarcha que habita en el bando perdedor y la "saudade" de lo que pudo haber sido la República, si no la hubiera ahogado la guerra. Pero esa, es otra historia.

Volviendo al libro en sí, tiene una estructura que facilita mucho la lectura y, sobretodo, para poder ir desgranando ideas en torno al tema: nos habla de los cómics que ya existían antes y durante la guerra civil, los que desaparecieron, aquellos que cambiaron de temática; luego toca el tema propio de la guerra: bandos, política, muerte, violencia... hace un recuento muy exhaustivo de autores y obras lo que nos lleva a seguir indagando, si así lo deseamos. Separa los capítulos según la injerencia de la guerra en la temática general de los cómics: en tiempos de la guerra, luego la dictadura, pasa por la transición y el tiempo de la democracia... cada momento tiene su propia intensidad y nos entrega la situación de cada época. Luego, avanza hacia fines del siglo y principios de éste, que es cuando la realidad deja paso a la memoria, aquí aparecen también las miradas desde otros países, desde el exilio, desde la añoranza y la necesidad de una memoria histórica.

Incluso, es relevante la mirada de las generaciones alejadas del conflicto, porque es una mirada del "otro", del que no estuvo ahí, pero donde los que sí estuvieron se lo contaron, casi como un cuento, susurrando -aún parece que nos habitan "los grises" en nuestra memoria-. Una mirada "cedazo" que criba emociones, o no, porque a veces, esa memoria se robustece en las siguientes generaciones, como una especie de balsa de náufrago -casi un huérfano de raíces-, porque quieres pertenecer sí o sí a un tiempo pasado que vivieron aquellos otros que salieron para no volver, porque el exilio fue duro para muchos, un adiós definitivo incluso por la larga estadía de la dictadura.

Además, no sólo en sí misma es una amplia fuente de documentación histórica, sino que tiene también una completa bibliografía. Otra cosa destacable es la calidad de la edición: más de cuatrocientas páginas a color, con un diseño muy sobrio, pero sobre todo, con muchísimas reproducciones de los cómics más notables, para el deleite de todo aquel que disfrute de sus páginas.

Es una obra repleta de imágenes, de memoria, de historia. Es hacer del recuerdo algo vivo y renovado, porque el cómic nunca fue propiedad exclusiva del mundo infantil, sino que abarca generaciones de edades indefinidas. Es un lujo inesperado este libro, porque nos lleva al pasado y al presente, pincelando el futuro de un tema que suele ser áspero de tratar.

Y sí, se ha hablado mucho de la guerra civil, desde todos los puntos de vista habidos y por haber... por eso esta obra tiene la relevancia que tiene, por ser un archivo viviente: el cómic nunca muere, aunque se deje de publicar. Se queda en la retina del que leyó ávidamente sus páginas y se sumerge en el recuerdo de aquellos días. El lector cierra los ojos y rememora aquello que leyó, vivió o le tocó dejar. Ese es el gran regalo de este interesante libro: revisitar la memoria que vive dentro de cada uno.

Carol Inabé Barba