El Centauro de Las Marismas

Opinión:

Este es un libro extraño, porque entrevera la ficción escrita por el famoso rejoneador Ángel Peralta con antiguas fotografías de su vida y de algunos sucesos o situaciones similares a los que narra, que podrían inducir a sospechar o incluso intuir la veracidad de la historia que relata.

Un relato de pasiones imposibles, de sueños de una vida mejor poniendo en riesgo la vida, del radical cambio que provoca en las personas el dinero y la fama, del poder de la belleza que puede trágicamente terminar con vidas trazadas sobre los cimientos de la pobreza, el trabajo en el campo, la ausencia de estudios que empujan a jugar con la muerte frente a un toro como peligrosa escapatoria vital, o el amor por una realidad que se toca con las manos, esa que acaricia la crin de un caballo, o que se mira en la distancia con esos toros preparados desde su nacimiento para la lidia.

Este libro huele a antiguo, a situaciones y personajes de un pasado en blanco y negro, que se deja leer por el digno estilo literario de un autor que domina las suertes que sirven de singular decorado a esta historia. Un libro trufado de palabras y giros, que requieren del glosario que aparece al final del libro, como testimonio de un arte hoy ya cuestionado.

Las marismas del Guadalquivir, México, la noche, casas malditas abandonadas, un lujoso cortijo, las austeras viviendas de los peones, ambientes que se conjuran en una historia que nos invita a vivir las tribulaciones de una pasión tan desenfrenada como imposible. Una historia con los caballos de inevitables coprotagonistas, para ofrecernos las vicisitudes de esos centauros que recorren lánguidos y húmedos paisajes, los cosos de las plazas de toros, la noche para transgredir la ley o para camuflar pasiones prohibidas.

Un libro perfecto para ese personaje volcánico de Ava Gardner, que, aunque no llegó a filmarse nunca, es perfectamente creíble no sólo por su perfil de mujer enormemente atractiva entregada a grandes pasiones, sino también por su afición a España y a nuestras tradicionales costumbres. Y también para el propio Ángel Peralta, como un trasunto inevitable de ese centauro que recorre el singular paisaje de las marismas para apurar la vida en cada instante.

Un libro breve, de un ritmo tan intenso como las imágenes que evoca, especialmente apto para quienes gusten del arte de la tauromaquia y especialmente del rejoneo, en el contexto de una época en el que los toreros y rejoneadores se enseñoreaban como ostentosos amantes de las más afamadas estrellas de Hollywood, a pesar de sus humildes y a menudo olvidados orígenes.

Jorge Riet