el beso de la mujer araña

Opinión:

Novela teatral que emplea el diálogo entre los personajes para mostrarnos su transformación. La única acción que tiene lugar se describe a través de informes policiales o de la narración de las películas ("La mujer pantera", "Me casé con un zombi",etc), que en mi opinión es la parte más incómoda de leer (si uno no conoce de antemano el argumento) ya que la imposible memoria de Molina para ciertos detalles de los filmes resta verosimilitud a la historia, ralentizando así la lectura de la novela. A modo de notas del autor se acompañan una serie de referencias al psicoanálisis de varios profesores clásicos que intentan explicar (sin éxito) la verdadera naturaleza científica de la homosexualidad. Aunque son muy instructivas estas notas y, por otra parte, permiten abrir un debate más allá de la novela, me parecen fuera de lugar en un libro como este, salvo que su autor tenga la necesidad de justificar con ello su propia opción sexual, que personalmente ignoro. Creo que el personaje de Molina es uno de lo más seductores y amables que he leído en mucho tiempo (más incluso que los lúcidos personajes de Oscar Wilde, excesivamente cínicos y cultos, empecinados en sodomizar a la indolente sociedad victoriana). La visión que Molina tiene del amor, a través de sus películas, es en cierto modo simétrica a la que tiene Valentín a través de la justicia social. Así, ambos polos opuestos terminan encontrándose en ese espacio de libertad en común, que no es otro que el filtro de la ficción, ya sea esta considerada política, cinematográfica, sexual o literariamente. Sólo las referencias bibliográficas a la obra de Freud (ese genial mitómano adúltero vienés) nos recuerdan que la realidad es algo más que el sueño de dos aburridos argentinos entretenidos en liberar su incontinencia sexual. Ambos personajes son libres en el interior de esa celda y, concientes de ello, transmiten al lector esa misma íntima y claustrofóbica comunicación sin pudor ni repugnancia. Esa mutua capacidad para evadirse a través de la imaginación terminará por unirlos, identificándose el uno con el otro en virtud de la ya clásica fórmula del amor romántico. De hecho, al final de la novela, como si de una quijotización de Valentín o una sanchificación de Molina se tratara, ambos acabarán sustituyendo al otro en lo que debería ser una muerte heroica o un delirio catártico. En definitiva, una buena novela con ciertos errores que arroja un rayito de luz sobre los viejos temas universales de la soledad, la identidad, la comprensión y la dignidad humana (en este caso, dentro del sórdido mundo de los mal llamados "invertidos"). Muy recomendable para quienes sigan creyendo que la mujer araña es Sonia Braga vestida de muaré negro con un antifaz en la cara moviendo el culo en una playa: "- Es muy triste ser mujer pantera, nadie la puede besar. Ni nada. - Vos sos la mujer araña, que atrapa a los hombres en su tela. - ¡Qué lindo! Eso sí me gusta." Tal vez fatalidad de su beso no sea más que hacernos compartir la soledad de la mujer araña.