Anika entre libros

El arte sueco de ordenar antes de morir

Ficha realizada por: Jorge Riet
El arte sueco de ordenar antes de morir

Título: El arte sueco de ordenar antes de morir
Título Original: (The Gentle Art of Swedish Death Cleaning, 2017)
Autor: Margareta Magnusson
Editorial: Reservoir Books


Copyright:

© 2017, Margareta Magnusson

© 2018, Penguin Random House Grupo Editorial, S.A.U.

© 2018, Inga Pellisa, por la traducción

Traducción: Inga Pellisa
Ilustraciones: B/N
Edición: 1ª Edición: Octubre 2018
ISBN: 9788417125929
Tapa: Dura
Etiquetas: costumbrista tradiciones muerte historia de las cosas consumismo trucos e ideas para el hogar ensayo cultura sueca libros prácticos literatura sueca
Nº de páginas: 136

Argumento:

"El arte sueco de ordenar antes de morir", de Margareta Magnusson describe el Döstädning, que es la costumbre sueca de dejar todo ordenado antes de morir.

Un ensayo eminentemente práctico de cómo liberarse de lo prescindible, inútil u olvidado, con especial respeto a las personas que se harán cargo de los bienes personales una vez que se haya dejado este mundo.

 

Opinión:

 

Ahora que están tan de moda los programas televisivos especializados en ordenar, tirar, vender, reciclar, regalar, objetos almacenados y en muchos casos olvidados en los hogares, esos agujeros negros que todo lo absorben, Margareta Magnusson nos aporta la visión sueca de esta más que recomendable práctica doméstica.

Vivimos rodeados de costumbres absurdas dominadas por una provocación consumista constante, estimulada por una economía digital que dopa a la sociedad mediante procesos cada vez más sofisticados y opacos que obligan a consumir productos que ofrecen una felicidad tan vana como efímera. Los hogares se han convertido en almacenes infinitos de objetos de una utilidad dudosa, y cuya custodia se enraíza en las más inveteradas costumbres de guardar y guardar por un acaso que nunca acontece, especialmente porque su naturaleza de objeto usado hace que pierda todo su valor, en muchos casos incluso en el preciso instante de su adquisición.

Una costumbre obsesiva de guardar todo contra la que nuestros vecinos del norte continental reaccionan, especialmente cuando uno sabe que le queda poco en este mundo y hace de esa limpieza de cosas una reconsideración de los objetos que le rodean o cohabitan. Un ejercicio racional que combina la memoria y un sentido tan práctico como respetuoso con el espacio y tiempo ajeno, el de aquellos que se harán cargo de la penosa tarea de enfrentarse a una cantidad ingente de objetos que para ellos no dirán lo mismo que para su antiguo propietario.

Un relativismo forzoso resultante de la propia ley de la vida, al provocar su propiedad diferentes efectos según las causas de su proximidad. Magnusson nos habla de ella misma, como podría hablar de cualquier persona educada que no quiera molestar, proponiendo una aproximación inteligente a ese proceso de liberación de cosas materiales, sin olvidar guardar para que sobreviva lo realmente importante, aquello que deje un trazo vital que merezca ser conservado.

Los espacios, los muebles, las mascotas, los cachivaches, los viejos regalos, las fotografías personales, los recuerdos, la ropa, cartas manuscritas, libros, documentos, discos, equipos informáticos, teléfonos inteligentes, entre otras decenas de cosas que nos habitan, definen en gran medida a una persona y a su propio pasado, pero que están al mismo tiempo condenadas no sólo a cambiar de vida cuando su propietario desaparezca, sino a cambiar su significado, su percepción, su justificación.

Este libro, además de ameno y útil, es tierno, porque se ha escrito con la clara vocación de invitar y enseñar a respetar el tiempo de las personas que se harán cargo de todas esas cosas que se dejan atrás cuando uno se muere. Aceptando la verdad de la vida y la muerte con la racionalidad propia de lo inevitable, pero, como dice la propia autora, mientras algunos manifiestan su deseo de ser incinerados y arrojadas sus cenizas al mar, o se preocupan por su funeral y demás ceremonias aparejadas, otros piensan en el día después de esos duros instantes, en la vida de quienes siguen adelante una vez superado el mal trago de la despedida a un ser querido.

Margareta nos escribe de sus objetos, de sus cosas queridas, mientras nos invita a conocer qué va a hacer con ellas, precisamente en esa preparación para cuando llegue su muerte, en un ejercicio radicalmente lleno de vida porque cada elección la hace viviendo intensamente, recordando, racionalizando, previendo, olvidando. Un libro sobre el arte sueco de ordenar antes de morir, práctico, simple, vital, necesario para los tiempos tan locamente consumistas que vivimos.

 

Jorge Riet

 

 

 

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