Causas urgentes

Opinión:

Finalista del Premio Memorial Silverio Cañada a la mejor primera novela de género negro.

Magnífica novela que se adscribe a la mejor y más añeja tradición de la literatura policial Argentina, y donde la intriga, la corrupción y la presencia de los medios y el Estado son preponderantes.

Una trama muy bien enhebrada que nos presenta el ambiente decadente y sucio de los bajos fondos Bonaerenses, una tierra cargada de miseria y corrupción. Un accidente ferroviario que remite al aún fresco y doloroso recuerdo de la "Tragedia de Once"... un prófugo de la justicia y un agente de policía Bonaerense adicto al trabajo que se pondrá al frente de una investigación que tendrá ribetes más que inesperados.

La narración se impregna de los tópicos habituales del género, para los cuales la autora muestra una gran destreza a pesar de ser una ópera prima. Paula Rodríguez, además, sabe mostrar de manera sutil pero muy patente la indefensión que sufren los ciudadanos de a pie en un lugar como el Oeste Bonaerense, donde las autoridades, los funcionarios y los medios de comunicación conforman un conglomerado asfixiante y donde el individuo importa poco y nada.

Doscientas páginas fragmentadas en tres partes, con capítulos cortos repletos de acción y suspense. La autora nos hace cuestionarnos en qué momento una tragedia colectiva puede transformarse en un aprovechamiento individual. Una novela cruda cuyo arranque es ostentoso... Pese a esto, la novela poco a poco va perdiendo fuelle a medida que nos adentramos en la lectura sobre ese hombre muerto o vivo, que en sí mismo es el corazón del libro, y que no termina de convencer. 

Lo que sí me fascinó fue la otra parte. Y es que esta obra no trata sólo de un accidente y un delincuente buscado por la policía, también se alterna sobre la mujer de Hugo, así como de la extraña familia de ella, repleta de secretos. Advertiros que el personaje de la abuela es extraordinario, personalmente lo destacaría, de lo que más me impresionó. Es por ese motivo que el eje de la cuestión de esta novela no se encuentra en conocer quién cometió el crimen, sino, en cambio, en descubrir la narrativa que acabará por prevalecer. Una narrativa en la que no faltarán secretos, deseos, herencias, sexo e incluso algo de religión. 

No es una novela de esas inolvidables, tampoco me atrevería a llamarla vulgar, y es verdad que tiene grandes momentos que brillan junto a los personajes femeninos, o el magnífico personaje del inspector Osvaldo Domínguez.

Historia que con sus palabras remueve sentimientos en el imaginario argentino, tal vez por eso no deja de ser en el fondo una novela argentina para sus ciudadanos.

Un libro que se deja leer gracias a su prosa directa, sucia... no por léxico, sino más bien por lo que describe y cómo lo hace, una tradición que se remonta a las formas periodísticas de Rodolfo Walsh y su escuela. 

Lo recomiendo.

Violeta Lila.