Félix J. Palma

Juego de palabras

201: La Odisea espacial de David Roas

201: LA ODISEA ESPACIAL DE DAVID ROAS

Félix J. Palma

 

El escritor David Roas es el juguete favorito del azar. Si no, no se entiende que recibiera el mismo número de habitación cuatro noches seguidas en cuatro hoteles distintos de cuatro ciudades diferentes. Y que esa ¿maldición? aún persista, que 201lo persiga por las ciudades de España e incluso cruce fronteras, acompañándolo a la lejana Lima. La misma habitación. Siempre. La habitación 201.

¿Qué hacer, entonces, a modo de exorcismo? Roas lo tiene claro, y junto al escritor limeño José Donayre, deciden invitar a 201 amigos escritores a visitar la habitación 201. Su misión: contar lo que les suceda en su interior en no más de 201 palabras. Tdo un desafío mental y físico.

Y sus amigos nos ponemos a ello, intentando romper la maldición que no se sabe quién ha derramado sobre Roas, convirtiéndole en el personaje de un cuento fantástico. En el primer volumen del proyecto, nos apretamos una primera avanzadilla de 99 escritores -en el segundo vendrán los 102 escritores que faltan para alcanzar la mágica cifra-, dispuestos a traspasar la puerta de la 201. Aunque no todos los escritores nos atrevemos a entrar. Yo, por ejemplo, finalizo mi historia justo antes de abrir la puerta. Pero no soy el único. Santiago Eximeno tampoco se atreve, aunque él al menos sabe qué le espera dentro, como narra en el estremecedor "Instantánea". Otros, sencillamente, no encuentran la habitación, como Eduardo Berti, que tras regresar con una botella de champán para celebrar su noche de bodas, descubre que ha desaparecido, con todas sus pertenencias dentro. Tampoco da con ella Diego Prado, que acaba vagando por un pasillo interminable lleno de habitaciones 201, mientras intenta encontrar la cerradura a la que corresponde su llave. E Isabel González ni siquiera encuentra el hotel, pues en su lugar han construido un Burger King. David _RoasOtros, en cambio, lo que no pueden es salir de la habitación, como Fernando Iwasaki en "Check out", o la heroína de Juan Carlos Townsend en "201".

Pero, ¿qué encuentran dentro quienes se atreven a entrar, incluido el propio Roas, al que Manuel Moyano convierte en el protagonista de su cuento? Pues todo lo que cabe entre la realidad y lo irreal, entre el sueño y la vigilia. Tras tenderse en la cama de la 201 de un hotel de Adrogué, Juan Jacinto Muñoz Rengel no deja de caer de habitación en habitación, recorriendo todas las ciudades del mundo en una caída interminable, mientras el escritor que ocupa la del relato de José María Merino se ve obligado a repetir una y otra vez la misma conferencia, atrapado en su particular día de la marmota. La limpiadora del cuento de Miguel Antonio Chávez, por su parte, siempre encuentra el fantasma de un suicida con un agujero de bala en la frente. Y en el cuento de Patricia Esteban Erlés, el verdadero huésped de la habitación espera a su presa entre los espejos del armario. Por desgracia Roas, el gran paladín de la literatura fantástica, solo se da de bruces con la maldita realidad, y eso que perdemos todos.

Yo que ustedes me haría con esta original antología, peñada de relatos que van del clasicismo al surrealismo, del terror a la sátira, del guiño al género al ejercicio de estilo, aunque no se me ocurriría leerla en la 201.

Para abrirles el apetito, les dejo el cuento más corto de la antología, firmado por Óscar Sipán:

"Los oigo copular a todas horas, tras la pared de la habitación 201.

Quizás debí emparedarlos por separado". 

Félix J. Palma

 

 

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