Antonio Gómez Rufo

Eroticalia

Archivo para la etiqueta: erotismo

Otoño de lectura

 

OTOÑO DE LECTURA

 

"En las parejas de larga duración y con cierta curiosidad erótica, la perspectiva de un trío aparece antes o después, debido al hecho de que el número dos, que generalmente se aburre solo, tiende siempre a expandirse". Lo dice Rita Abundancia y yo estoy totalmente de acuerdo con ella.

 

Aunque hay tríos de muchas clases. Y uno de ellos, el que más me apetece este otoño desmedido es compartir la pareja con un libro, y así seríamos tres los cómplices de una historia que alguien ha inventado para nosotros.

 

Leer es menos cansado que agitarse en un ejercicio gimnástico a tres, con sus idas y venidas, sus vueltas y revueltas. Qué pereza, por favor. Otra cosa es que dos amigas, tan estupendas ellas, me invitaran a pasar un rato de expansión con ellas, por ver qué sale. Entonces ni libro ni nada. Un chapuzón entre sábanas es un regalo para las siestas indolentes y las noches frías de octubre.

 

Un estupendo regalo.

 

BLOG 21-2

 

Gracias por tomar nota.

 

Texto y foto: Antonio Gómez Rufo

 

 

Estilos

ESTILOS

 

Cada cual tiene sus gustos, y todos son muy legítimos.

 

Ahora, por ejemplo, en los últimos desfiles de moda con propuestas para la próxima temporada, los diseñadores están desterrando la prenda íntima del sujetador. Es una tendencia que, en meses, aseguran, se expandirá.

 

Lo que habrá que saber es cuál va a ser la reacción de las empresas fabricantes de lencería, que a buen seguro se defenderán con eslóganes y razones para no perder el jugoso beneficio que obtienen en la venta de sostenes, sujetadores, tops o como los quieran llamar.

 

Estoy bastante de acuerdo con la nuevas propuestas de la moda porque, por lo que a mí respecta, tengo una idea muy particular de cómo me resultan realmente fascinantes las mujeres. Para mí, están seductoras, bellísimas, atractivas e irresistibles sencillamente vestidas con un pantalón vaquero y una camisa de seda blanca, sin sujetador, para que sientan cómo el suave tejido acaricia con sus roces, al moverse, el terciopelo de los pezones.

 

Estilo -gomezrufo

 

La moda es cambiante; el canon de belleza, también. Pero, desde siempre, yo he permanecido impasible a los cambios. Vaquero, camisa de seda y nada más.

 

Es el estilo que me gusta. Hay otros, cada cual tendrá el suyo, pero al igual que cada persona prefiere un género literario a la hora de entregarse a la lectura, yo soy partidario de ese sencillo modo de vestir en el momento de entregarme a la fantasía.

 

Y no me importa ser el único.

 

Texto y fotos: Antonio Gómez Rufo

 

   

Novelas eróticas

NOVELAS ERÓTICAS

 

Estaba repasando mi biblioteca erótica porque los primeros soles de la primavera me han puesto con las hormonas mirando a Burgos y me he dado cuenta de que ya no se escriben novelas como antes. O ya no se publican, claro. Porque, pensándolo bien, en estos tiempos los editores le hubieran dicho a Cervantes que abreviara, por favor, que se estaba sobrando con don Quijote, y a Dostoievsky que hiciera el favor de un poco más de crimen y menos castigo, que a los lectores les gusta el género desde que leyeron la trilogía de Stieg Larsson.

 

Echando una ojeada por las páginas de Apollinaire, Henry Miller, Lawrence y el divino marqués de Sade, he vuelto a creer que debería dejarme de historias y volver a mis tiempos de "El último goliardo" (Tusquets, 1984), que, además de Gomezrufo -foto4divertirme, servía para abrir espacios de diálogo desinhibido. Y lo que no eran diálogos. Pero está visto que los aficionados hoy satisfacen sus necesidades en Internet y la lectura no acaba de permitirles visualizar nítidamente Burgos.

 

Mi madre me regaña (de mentirijilla) cuando escribo novelas eróticas, aunque se las lee y no se escandaliza. Es la modernidad de las madres, más libres cuanto más mayores. Porque las madres de cuarenta y cinco leen a escondidas a Grey, pero les prohíben a sus hijas de veinte pasear por Burgos, mientras la mía, de noventa y dos, lo comprende todo tan bien que, no sé si será por el hambre que pasaron en la guerra o porque ya le sale todo por una friolera, pero el caso es que le divierte también el erotismo, aunque no lo diga porque esas cosas no están bien (sic).

 

Hoy he releído "Las tres hijas de su madre", de Pierre Louÿs, y me ha parecido más hermoso que nunca el paseo del Espolón y la catedral burgalesa. Será la primavera, o las hormonas, o vaya usted a saber, pero el caso es que me gustaría que volvieran a escribirse novelas como antes.

 

Porque, de lo contrario, tendré que hacerlo yo.           

 

Texto y foto: Antonio Gómez Rufo

 

 

Red de redes

 

RED DE REDES

 

La otra noche mantuve una larga conversación con unas amigas que insistían en que debería volver a publicarse la colección La Sonrisa Vertical que, como se sabe, publicaba novelas de género erótico o pornográficos (una distinción poco clara, si se atiende a la definición de que el erotismo es la pornografía vestida por Christian Dior).

 

La discusión, desde muy pronto, me recordó a aquel otro debate que mantuve hace unos años con Berlanga, convencido él Gomezrufo -perritode que la sociedad se estaba volviendo muy conservadora porque el erotismo estaba desapareciendo, en las películas y en los libros. Para zanjar la cuestión, tuve que sentar a Luis ante un ordenador y mostrarle los miles de páginas web dedicadas explícitamente al sexo, suave y duro, erótico y pornográfico. Entonces se convenció de que había más erotismo que nunca, si bien el canal era otro.

 

Con mis amigas tuve que recurrir a un sistema parecido. Una vez dejado claro que las simplezas de Grey y similares eran otra cosa, les mostré la infinidad de textos de contenido erótico de la red, una auténtica red de redes, convenciéndolas por tanto de que publicar libros de ese género en estos momentos, con el descenso aterrador de la venta de libros, era un mal negocio, porque de lo contrario las editoriales no se lo pensarían ni un momento.

 

Así las cosas, acabamos coincidiendo en que era cierto que el erotismo (o pornografía, según se quiera calificar) estaba más presente que nunca y lo que hacía falta, y lo más sano para todos, era dejarse de hipocresías, no mirar tanto internet y pasar decididamente a la acción.

La noche, claro está, fue luego intensa y larga…

 

Texto y foto: Antonio Gómez Rufo

 

 

 

Sexo y cañas

SEXO Y CAÑAS

Las crisis económicas tienden a respetar al sexo y a la gastronomía (hay situaciones en que sólo los separa una línea difusa) y por eso falta ánimo para todo menos para gozar con uno y otra. Los negocios del sexo no se muestran afectados porque internet los convierte en virtuales y gratuitos; y las empresas de hostelería, aunque ven reducida la clientela en un porcentaje, es tan pequeño que a la mayoría le permite sobrevivir.

La pregunta es por qué sólo el sexo y los placeres de la comida y la bebida suelen permanecer a flote en el epicentro de las crisis dramáticas, como es la española. La respuesta sólo se encuentra en que la naturaleza es sabia, en que somos animales sociales y en que a la condición humana, como aseguraba Darwin y luego Malraux, le basta encontrar un resquicio para adaptarse. Es el gran poder de adaptación de nuestra especie.

Cierto: lo último que se pierde no es la esperanza, es la ilusión.

 

Pechos -gomezrufoblog

 

Un cuerpo desnudo deseable o una ingesta alimenticia apetecible alivian las necesidades y reducen los duelos. Y si ese cuerpo o esa caña se muestran predispuestos y accesibles, hasta el miedo se olvida. Es el mecanismo mágico con que estamos dotados. No se alimenta necesariamente de amor o sed: el deseo es a veces más fuerte que aquellos.

¿Por qué nos mostramos reacios, a veces, a disfrutar de lo que la naturaleza nos ha regalado tan generosamente? Ah, la moral… Esa mezcla de principios religiosos, pautas culturales y pudores humanos. ¡Desterrémoslos!

Año nuevo, nuevo espíritu. Y empecemos por intentar ser felices. Total…

 

Antonio Gómez Rufo

 

Foto © Antonio Gómez Rufo 

 

 

El erotismo y la hipocresía

La gran paradoja es que vivimos una época en que se simultanea una hipócrita ola de conservadurismo con una desmedida fiebre por lo sexual. Mientras hoy "La rodilla de Claire" no hubiera podido hacerse, o no se habría publicado "Lolita", ni Fellini hubiera podido hacer bastantes de sus películas, a la vez triunfan los libros y películas en las que el sexo explícito es su atractivo principal.

 

Da igual que se vistan de simple erotismo o de cuestión social: el caso es que "La vie d'Adele", o "Ninfomanía", si hablamos de cine, o los libros más buscados, las novelas tipo Grey, son un atractivo reclamo para espectadores y lectores.

 

A la vez, y eso es lo paradójico, las autoridades y colectivos más concienciados imponen normas y sanciones de todo tipo si se abordan o defienden aspectos que no son "políticamente correctos" de la vida cotidiana, sea en relación con los La -vida -de -adele2menores, la mujer, las razas o las religiones. De tal modo que hay que tener mucho cuidado con convertir en literatura o en imágenes ciertos placeres, algunas situaciones y determinados comportamientos.

 

Hay que buscar fórmulas para romper con la hipocresía impuesta. Basta ya de rasgarse las vestiduras por la "perversidad" de la pornografía, la "enfermedad" de la homosexualidad, el "delito" de alabar la belleza adolescente o el "crimen" de las conductas diferentes, porque ni la naturaleza ni el mundo de los deseos son materias a prohibir, entre otras cosas porque se puede poner un semáforo en un cruce, pero no impedir la libertad de pensar.

 

Y menos mal que nos queda la literatura; menos mal que ya no se queman los libros.              

 

Antonio Gómez Rufo