Anika entre libros

Una polémica interesada

Jaume Cordelier, noviembre 2004


Asisto entre estupefacto y desolado a la absurda diatriba que mantienen desde hace tiempo algunos personajes de la política valenciana con la cuestión del valenciano y del catalán. Polémica que, no por vieja, deja de ser para sonrojarse para muchos de los aquí habitamos, hartos ya de tanta demagogia.

Veo con perplejidad como de nuevo los intereses particularistas se tratan de imponer con los más peregrinos de los argumentos para tratar de demostrar, con argumentos pretendidamente sólidos lo indemostrable. ¿Cuándo se convencerá le cerril derecha valenciana de que defender la identidad de la Comunidad, o de la Región, o de las tres provincias del antiguo reino no supone tener que rechazar que uno de los dos idiomas que en ellas se hablan es una versión de otra lengua que se llama catalán?

El valenciano no es un dialecto del catalán como pretenden algunos, sino que es el catalán que se habla en buena parte de la Comunidad Valenciana, con sus giros específicos y sus modalidades lingüísticas que, supongo, lo que hacen es enriquecerlo de alguna forma. Pues nada, no hay forma de que los Zaplanas de antes y ahora los Camps de turno se enteren de esa realidad.

Yo no sé si el presidente Francisco Camps, que mejor haría en arreglar su casa, habrá salido mucho de viaje, que es una buena forma de quitarse los complejos de encima o el también llamado pelaje de la dehesa, pero uno que sí ha recorrido mundo, se pregunta que ocurriría si de repente los austriacos empezaran a decir que ellos tienen derecho a que su idioma estuviera representado en la UE. Es decir, un supuesto idioma austriaco que, como todo el mundo sabe no existe, pues en Austria, que sí es un país independiente, se habla alemán.

Es cierto que tiene algunas diferencias con el que se habla en Berlín o en Heidelberg, es más parecido al alemán de Baviera, pero no por eso deja de ser alemán. Y ello no obsta en nada para que los ciudadanos austriacos tengan su propio país, su estado, sus instituciones, su gobierno y todo lo que les haga falta. Lo mismo que en los cantones germano parlantes de Suiza. O, ¿es que en Zurích se habla el suizo?

La derecha valenciana tiene tanta fobia a todo lo que provenga de Cataluña que llega al esperpento, a ponerse en evidencia y sostener que el valenciano es un idioma por sí mismo.

Claro que, dicho esto, no es menos cierto que desde Cataluña muchas veces se ha tenido tan poco tacto en esta cuestión que desde la Comunidad Valenciana se ha percibido su actitud como de verdadero colonialismo político y cultural.

Y es que en el fondo, la utilización de cualquier valor cultural con intereses meramente políticos, acaba por ser un peligro de tal envergadura que se consiguen efectos perversos y peligrosos. De momento ya tenemos de nuevo abierta una polémica innecesaria y a nuestra Comunidad dividida sobre un tema en el que a poco que se reflexionara no habría discusión. Pero claro hay que ganar votos, aunque sea a costar de corromper la propia cultura.

J. Cordelier (Peñíscola)


Nota de Anika: Puesto que jamás censuro lo que publican mis colaboradores aunque a veces esté en desacuerdo, la parte que está en negrita es cosa mía. ¿Por qué? Porque así es precisamente como lo siento como valenciana, y algunos de mis mejores amigos son catalanes y no tengo nada en contra de su cultura, si no de sus políticos. Hago constar que la frase en negrita no tiene que ver con el texto original de Cordelier.

 

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