No puedes escapar, o lo estás haciendo mal

No puedes escapar. Un día escuchas a los Doors y quedas maravillado, quieres saberlo todo sobre ellos. Descubres que Jim Morrison era un ratón de biblioteca y que le gustaban Nietzsche y Rimbaud. Rimbaud te conduce a Baudelaire, de Nietzsche pasas a Platón. Los Doors tienen relación con Velvet Underground, te llevan a Lou Reed y Poe. Poe, a Borges; de Borges pasas a Cortazar. Con Cortazar llega Octavio Paz, García Márquez, Girondo, Sábato y Pedro Páramo. Sigues investigando, y descubres los Beatkins. Aparecen Kerouac, Burroughs y Gingsberg. De casualidad entra Walt Wiltman. Te abocas a los poetas, Yeats, Rilke, Hölderlin... Hölderlin era un loco, y conoces a Artaud y vuelves a Nietzsche y Jim Morrison. Con los Doors pasas a Hendrix y luego a Janis Joplin, entra Bob Dylan y Dylan Thomas. Llegas a Led Zeppelín. Sigues remontando y pasa Bowie. Con Bowie echas un lazo con Lou Reed. En la nueva época llega Patti Smith, no existe una mayor enamorada mayor de Rimbaud. En una estantería te llama la atención Henry Miller, otro enamorado de Rimbaud.

Leer ahora a Proust, Capote o Rusell ya no es nada. Han ido apareciendo nuevos grupos, nuevos escritores. Has caído y te quedas prendado de Plath, Anne Sexton y de Saint John Perse. Una noche llega "El diario de Anna Frank". En el teatro te imaginas, mejor que ningún actor, las escenas de Moliere, Ibsen o Shakespeare. La tela es demasiado grande, y nunca te arrepientes y no sabes cómo empezó. Preguntas y conoces a Pizarnik y Emily Dickinson. Ves programas y Vila-Matas tiene un aura que reconoces, ni siquiera preguntas, has entrado. Hace tiempo que conoces a Valle-Inclán, Panero y José Hierro. Estás formando una familia. No conoces el invierno. Todo entra en una doble vía. Cada uno tiene su historia y ésta no tiene que ser la mía.